¿vas a volver?

Capítulo 20: Con el corazón en la garganta

No sabía la hora exacta. Solo que era madrugada.

El cuarto estaba oscuro, iluminado apenas por la pantalla de mi celular. Caminar de un lado a otro era mi única forma de no enloquecer. Había llamado a Naim más de veinte veces. Le había mandado mensajes, audios, incluso uno que solo decía “por favor contesta”.

Nada.
Ninguna respuesta.
Ni una señal de que estuviera bien.

Golpe suave en la puerta.

—Sofi... voy a entrar —la voz de mamá sonó cansada, pero firme.

Entró y me encontró justo en medio del cuarto, aún con el celular en la mano, los ojos hinchados, y el corazón a punto de explotar.

Me miró en silencio unos segundos.

—¿Qué está pasando, Sofía?

—Mamá...

—Ya no me digas que es “nada” —cortó con voz seria, cerrando la puerta detrás de ella—. Te la pasas encerrada. Llorando. ¿Crees que no te escucho? ¡Sofía Valentina, quiero saber qué está pasando ya!

Tragué saliva. Me costaba respirar. Pero era mi mamá. Si no le decía a ella, ¿a quién?

—Mami... no es nada grave. De verdad. Pero necesito que me ayudes con algo. Y te prometo que te contaré todo.

Me miró con desconfianza, cruzándose de brazos.

—¿Con qué necesitas ayuda?

—¿Podrías llevarme a la comisaría?

—¿Qué? ¿¡Estás bien!? ¿Te pasó algo?

—No, no. Tranquila. Es por Naim...

—¿Naim? ¿Qué pasó con él?

—¿Podemos ir? Te juro que te cuento todo en el carro.

Se me quedó viendo unos segundos más. Luego suspiró.

—Está bien. ¿A cuál comisaría?

—A la del centro.

—Ok... pero quiero saberlo TODO, Sofía Valentina Rivas. Y no quiero que me escondas ni un suspiro.

Asentí, tragándome las lágrimas.

—Te lo prometo.

El camino fue silencioso al principio. Mamá conducía seria, con el ceño fruncido. Yo tenía las manos entrelazadas, temblando. Cuando por fin respiré hondo, empecé.

—Ayer... Naim y Catriel se pelearon. En la calle. Afuera de una heladería. Alguien los grabó. Lo subieron a TikTok. Se volvió viral.

—¿Se golpearon?

—Sí. Bueno, no sé cómo empezó exactamente. Pero la gente dice que Naim lo atacó. Y ahora Catriel está diciendo cosas en redes... que Naim es violento. Que lo agredió. Que yo estaba con él mientras todavía éramos novios.

Mamá apretó el volante. Su expresión cambió. Ya no era solo sorpresa. Era preocupación.

—¿Y tú?

—Mamá, juro que no hice nada malo. Nunca estuve con Catriel. Nunca fuimos novios, aunque muchos lo pensaban... hasta tú a veces lo insinuabas. Pero yo jamás lo vi de esa forma. Era solo el hijo de tu amiga. Él fue quien insistía. Quien no entendía que yo no sentía lo mismo.

—¿Y Naim?

—Naim... es distinto. Cuando lo conocí, fue como si todo encajara. Él no me presiona, no actúa como si tuviera derecho sobre mí, no invade mi espacio. Me escucha, me respeta... y me hace sentir segura. Él nunca me ha hecho daño. Solo... me enamoré, mami. Sin querer, pero real.

Hice una pausa, limpiándome las lágrimas.

—Hoy no responde. Su celular está apagado. Y me da miedo que lo hayan detenido o que esté solo, sin nadie. Yo sé que no es perfecto. Pero no es lo que están diciendo. Y si puedo estar allí, aunque sea para preguntar si está bien... quiero hacerlo.

Mamá no dijo nada. Solo respiró profundo y me miró de reojo.

—¿Estás segura de que ese chico no te ha hecho daño?

—Sí —dije sin dudarlo.

—¿Y lo quieres?

Me quedé en silencio. Luego asentí, bajito.

—Sí. Mucho.

Ella volvió la mirada al frente. Y con voz más suave, dijo:

—Está bien. Vamos a ver qué podemos averiguar.

La comisaría olía a papeles viejos, café recalentado y silencio incómodo.

El lugar estaba medio vacío. Solo un par de oficiales, algunos escritorios con computadoras que chirriaban al prenderse, y una señora mayor —de cabello gris recogido en un moño apretado y un abrigo tejido encima de un vestido floreado— parada frente al mostrador.

—Por favor, agente... —suplicaba con voz temblorosa—. Mi nieto. Se llama Naim Gonzá... mire, es este, este de la foto. Está aquí, ¿cierto?

Le mostraba al guardia una foto impresa, arrugada de tanto doblarla.

—Señora, ya le dije, no puedo darle esa información así como así —respondió él, sin mirarla siquiera.

—Solo dígame si está bien, por favor... —insistía la viejita, apretando la foto con ambas manos—. No tiene familia más que yo, y no contesta el teléfono desde anoche.

Yo apreté la mano de mi mamá. Sabía, lo sentía, que hablaba de Naim.

Mamá avanzó sin pensarlo dos veces. Su voz fue firme, directa, con ese tono que usaba solo cuando estaba en modo protectora total.

—Disculpe —dijo, plantándose frente al mostrador—. Estamos buscando información sobre este joven. —Y señaló la misma foto que tenía la señora.

El guardia bufó, entre molesto y sarcástico.

—¿Qué pasa ahora? ¿Otra fan histérica?

Mi mamá alzó una ceja. Yo me congelé.

—Disculpe —repitió mi mamá, esta vez con ese filo cortante que daba miedo—. ¿Le parece gracioso? Mire, no sé cómo lo educaron, pero ese joven que usted tiene encerrado tiene derechos. Y esa señora lleva un buen rato rogándole por algo tan básico como saber si su nieto está bien. Además... —se giró hacia mí, y me tomó del hombro—. Mi hija no es una fan de nadie. Es la novia de ese joven. Así que no diga bobadas, y hágase el favor de ayudar en vez de burlarse.

El guardia abrió los ojos, sorprendido. Miró la foto. Luego nos miró a nosotras. Y entonces murmuró:

—Sí... ese joven está aquí. Está en una celda. No puede salir hasta que venga un abogado.

La señora soltó un suspiro tan hondo que casi se derrumbó. Mamá la sostuvo con delicadeza.

—Gracias a Dios... —dijo la señora, llevándose la mano al pecho.

—Voy a llamar a Rubén —anunció mi mamá, sacando su teléfono—. Es abogado penalista, un amigo de la familia. Ayudará a Naim. Haré lo que sea necesario.

Yo seguía en shock. Quería abrazar a esa viejita. Quería abrazar a mi mamá. Quería ver a Naim.



#5678 en Novela romántica
#2328 en Otros
#561 en Humor

En el texto hay: romance, romance y desamor, amor dolor

Editado: 15.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.