¿vas a volver?

Capítulo 24: Entre libros, besos y multitudes.

Habían pasado ya dos semanas desde aquella cena en casa de la abuela de Naim. TikTok, como todo en internet, empezó a olvidar. La viralidad de Catriel se fue apagando poco a poco. Algunos ya estaban aburridos de sus lágrimas ensayadas, sus indirectas teatrales y sus videos con música triste. Al fin.

Volver a clases estaba a solo una semana, y aunque mi papá seguía molesto, al menos había aceptado —a regañadientes— que Naim me visitara. Eso sí, bajo su techo y bajo su vigilancia estricta, como le encantaba repetir.

Aun así, Naim encontraba formas de sorprenderme. Con cartas escondidas, frases que me dejaban sin aire o simplemente con esa mirada que parecía borrar el mundo. Me enamoraba más cada día. Si es que eso era posible.

Me distraje, recordando uno de los momentos más especiales...

Era una tarde cualquiera. O eso pensé. Estábamos en el jardín de su casa, comiendo helado y hablando de libros y canciones cursis. De pronto, sacó una cajita amarilla, delicada. La abrió. Dentro había un anillo sencillo, con una perlita amarilla en el centro.

Sofi... chica del maíz que me hizo sentir mil cosas, que convirtió una tarde cualquiera en mi lugar favorito... ¿tienes el honor de hacerme parte de tu vida? ¿Quieres ser mi novia?

Me quedé mirándolo con el corazón al borde de explotar.

Sí. ¡Sí quiero! —respondí, con los ojos llenos de luz.

Ese recuerdo... lo guardaría para siempre.

Un empujón en el brazo me sacó del trance.

—¡Ibas a quedar como hoja aplastada, soñadora! —rió Magalis, mientras caminábamos rumbo al centro comercial a comprar libros escolares (regalo de su papá por su cumple).

—Oye, tú y Lucas...

—¿Qué de nosotros?

—No me digas que son solo amigos.

—¡Sí lo somos!

—Ajá, claro... Magalis Victoria...

—¡Ay ya! ¡Eres insoportable cuando usas mi segundo nombre! —bufó—. Me dijo que me tiene una sorpresa hoy. Estoy nerviosa.

—¿Dónde?

—Solo me dijo que lo viera aquí a las 7. Por eso vinimos temprano.

Vi a quién señalaba.

Naim y Lucas estaban en la entrada de la librería, riéndose de algo.

—Tu papá no puede vigilarnos aquí mientras hacemos sufrir a estos pobres chicos comprando libros —dijo Magalis, divertida.

—Eres la mejor del mundo mundial —le dije, riendo.

—Lo sé. Soy la cool.

Corrí hacia Naim como si fuera Navidad. Literalmente me lancé a sus brazos. Gracias a Dios hace ejercicio, si no, ¡lo tumbaba!

—Hola, mi chica del maíz —susurró él, abrazándome fuerte.

—Hola... —dije, más roja que un tomate.

Nos besamos suavemente.

—Ajá, ya, Romeo y Julieta —dijo Lucas, fingiendo incomodidad.

—Magalis, ¿puedes ayudarme a que este no sea tan cruel? Prometo que Lucas se baña.

Lucas le dio un empujón mientras reíamos todos.

Entramos a la librería. Naim me tomó de la mano, y entre bromas y libros, nos perdimos entre estantes hasta que...

—¿Tú eres Naim, cierto?

Una chica se acercó. Naim asintió.

—Destruiste a Catriel. Eres un cerdo.

Naim suspiró. Otra chica se metió.

—¿Y? Él está con Sofía porque la quiere. Catriel fue un idiota.

Pensamos que ahí terminaba. Pero no.

Otra chica se unió. Y otra. Luego una más. Pronto, había un grupo completo a nuestro alrededor. Algunas grababan. Otras susurraban. Las más crueles, hablaban en voz alta como si yo no estuviera ahí.

—"¿Esa es Sofía? Parece una niña. Bajita como un gnomo."

—"¿Ese es su cabello real? Ay, no, eso es de bote."

—"Yo con esa cara ni salgo a la calle, mucho menos me grabo."

—"Se ve toda plana, literal. ¿Es por eso que se tapa con esos suéteres enormes?"

—"No entiendo qué le ve Naim... hay chicas mucho más bonitas."

—"Yo con ese físico no me atrevo ni a pararme al lado de alguien como Naim."

—"¡Grábala llorando, seguro llora después!"

Me apreté contra Naim. Él me sostuvo con más fuerza, protegiéndome con su cuerpo.

Sofía, no te sueltes.

Intentamos avanzar, pero la gente no dejaba. Todo era ruido. Opiniones. Flashazos. Bullicio. Una voz gritó:

¡Déjenlos pasar!

Nada.

¡Déjennos salir! —gritó Naim. Nadie escuchó.

Hasta que dos guardias del centro comercial llegaron. Como un milagro.

¡Atrás! ¡Abran paso o desalojamos la planta!

La multitud empezó a moverse. Aprovechamos. Lucas tomó a Magalis, Naim a mí. Corrimos al estacionamiento. El aire libre me supo a libertad.

Subimos al carro. Silencio. Hasta que... vibraciones. Una, dos, cinco, diez. Decenas.

Notificaciones. Videos. Comentarios. Etiquetas.

Abrí TikTok. Y ahí estaba.

Una nueva grabación. De nosotras. De mí.

Audio claro. Voces hirientes.

—"¿Esa enana es Sofía?"

—"Con esa cara ni pido un vaso de agua."

—"¿Naim se pelea por ESO? Por favor."

—"Yo con ese cuerpo ni subo una selfie."

—"Ni linda ni carismática. ¿Qué tiene?"

—"Debe ser fácil. Seguro por eso."

Me encogí. Sentí como si me tragara la tierra. Cerré los ojos. No podía leer más.

¿Qué pasó? —preguntó Magalis.

Naim leía desde su teléfono. El ceño fruncido. Silencio. Hasta que habló:

Otra vez. Están atacándola. A ella. No a mí.

Lucas soltó un golpe en el asiento.

¡Basta! Qué asco de sociedad.

Yo solo pude decir:

¿Qué hice? ¿Por qué tanto odio?

Naim me tomó la mano.

Porque te atrevés a ser feliz. Porque me querés y yo te quiero. Eso les molesta.

Magalis me abrazó.

Sofi, estás brillando. Y la gente odia la luz cuando vive en la sombra.

Lucas dijo:

El problema nunca fue Naim. El problema es que eres real. Y ellos no soportan lo real.



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En el texto hay: romance, romance y desamor, amor dolor

Editado: 15.07.2025

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