Vecinos con historia

Mates y charlas

Martu

Sol tenía ese ritual suyo en la isla:
mate a media mañana, piernas estiradas al sol, y la mirada fija en el agua como si el río le contara chismes.

Yo me senté a su lado con mi taza.

—¿Dormiste bien? —preguntó sin mirarme, pero con esa sonrisita que delataba la maldad acumulada.

—Sol… —suspiré.

—¿Sí? —dijo haciéndose la inocente.

—Ayer te pasaste.

—¿Yo? ¿Qué hice? —dijo, teatral—. Ay, por favor. Si apenas les abrí la puerta y encontré un cuadro para colgar en un museo erótico.

Casi me atraganto con el mate.

—No fue tan así…

—Martu, querida —me apoyó la mano en la rodilla—. Había una pierna tuya arriba de su cintura y una sonrisa de “me arreglaron la columna”.

Le tiré un almohadón que tenía cerca.
Se rió tanto que casi cae de la reposera.

Después de un rato de silencio cómodo, Sol me miró diferente. Con esa mirada amiga de toda la vida.

—Hablando en serio… —dijo suavizando la voz—. ¿Qué onda con ustedes dos?

Respiré hondo.
Ahí estaba… la pregunta que venía esquivando desde que llegamos.

—No sé cómo explicarlo —empecé—. Siento que… Hernán me conoce como nadie. Que no tengo que fingir nada. No tengo que ser “la jefa”, ni la fuerte, ni la que todo puede. Con él puedo ser yo. Y no me da miedo.

Sol asintió despacio, sin interrumpir.

—¿Y te asusta lo rápido que va todo? —preguntó después.

—Un poco, sí. —Sonreí, apretando la cadena del infinito que llevaba puesta—. Pero la verdad… más me asusta no dejarme llevar.

Sol dejó el mate a un costado, se acomodó y me miró de frente.

—Escuchame bien —dijo, con voz de hermana mayor aunque tiene mi misma edad—. Ustedes dos se conocen desde que tenían mocos colgando y se tiraban con baldes de agua en la vereda. Pasaron de todo. Se perdieron, se encontraron, se hicieron mierda y se curaron. ¿Vos sabés lo difícil que es eso?

Bajé la mirada, emocionada.

—Sí, pero igual…

—No, no hay “pero igual” —me interrumpió—. Cuando un tipo se te planta en la arena del delta y te dice que quiere hijos, nietos y futuro con vos, no estamos hablando de impulso. Estamos hablando de amor del bueno.

Me mordí el labio, sintiendo el pecho hinchárseme de algo cálido.

—Sol… —dije apenas audible—. Lo amo. De verdad.

Sol sonrió de oreja a oreja.

—Ya lo sabía —contestó—. Se te nota en los ojos desde que bajaste de la lancha, boba.

Nos reímos juntas, como dos adolescentes contando secretos.

—¿Y él? ¿Cómo lo ves? —preguntó.

—Distinto —respondí—. Más… maduro. Más seguro. Más… nuestro.

Sol sonrió con ternura.

—Hermoso. —Suspiró—. Bueno, igual te aviso: como se manden alguna cagada, yo me meto. Soy la madrina de esta pareja aunque no me hayan nombrado.

—Vos te autodesignás en todos lados —le dije riéndome.

—Obvio. No voy a perderme de ser testigo del próximo capítulo de “Los novios del delta”.
—¿Próximo capítulo? —pregunté.

Sol me miró con la ceja levantada.

—Martu… con la carita que tenía Hernán cuando me pidió la cabaña más alejada para ustedes dos, ¿qué te pensás?
—¡Sol, no!
—Ay sí, querida —se rió—. Ese hombre está perdidamente enamorado de vos.

Guardó silencio un momento.
Después, con la voz más suave, agregó:

—Y vos… estás exactamente donde tenés que estar.

Me quedé mirando el río, sintiendo que sí… que tenía razón.
Que por primera vez en mucho tiempo, el futuro no me daba miedo.

Me daba ganas.

---

—¿Las interrumpo? —dijo la voz grave de Hernán detrás nuestro.
Me giré. Ahí estaba, con el pelo desordenado, una remera blanca y esa sonrisa que me arruinaba la vida.

—Siempre —respondió Sol—. Sos un rompe escenas profesional.

Él se rió, se acercó, me dio un beso suave en la cabeza y me rodeó la cintura.

Sol nos miró como quien mira el sol después de un invierno eterno.

—Ay, chicos… —dijo poniéndose de pie—. Me voy, porque si me quedo voy a vomitar arcoiris.

Y se alejó, haciendo un corazón con las manos.

Hernán me apretó contra él.

—¿Estuviste charlando con Sol? —preguntó.

—Sí.

—¿Mucho bardo?

—Un poco —sonreí.

—Bueno… —dijo él—. Después me contás. Ahora vení, quiero llevarte a un lugar.

—¿A dónde?

Hernán sonrió misterioso.

—Vas a ver.

Y ahí supe…
Que la isla todavía tenía mucho más para mostrarnos.



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En el texto hay: romace y comedia, curvy, #enemistolovers

Editado: 28.11.2025

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