La noticia de la alianza por matrimonio entre el príncipe Kael y la princesa Selene había sido anunciada oficialmente en ambos reinos, pero lo que parecía ser una solución pragmática para unir a humanos y seres mágicos contra Nyxmar, pronto se convirtió en una fuente de conflicto interno para los dos jóvenes. Aunque ambos sabían que la alianza era necesaria, no podían ignorar el hecho de que su matrimonio estaba siendo forzado por las circunstancias, y no por un verdadero deseo de unirse.
Esa noche, Kael tuvo otra pesadilla. Esta vez, era más vívida que nunca. Soñó que estaba en un bosque oscuro, rodeado de sombras que lo perseguían. De repente, una figura emergió de la oscuridad: una criatura con múltiples ojos brillantes y alas de niebla oscura. Era Nyxmar, el Devorador de Almas.
—Eres mío, príncipe—susurró la criatura, con una voz que resonaba en la mente de Kael—. Tu poder me pertenece.
Kael intentó huir, pero sus piernas no respondían. De repente, sintió un calor intenso en su pecho, como si algo en su interior estuviera despertando. Cuando miró hacia abajo, vio que sus manos brillaban con una luz dorada, y una llama estelar comenzó a brotar de ellas.
—¿Qué soy?—preguntó Kael, en voz alta, antes de despertar abruptamente.
Al despertar, Kael estaba sudando y respirando con dificultad. La habitación estaba en silencio, pero algo en el aire parecía diferente. Se levantó de la cama y se acercó al espejo, mirando su reflejo con ojos llenos de confusión.
De repente, algo cambió. Sus ojos, normalmente dorados, brillaron con un intenso resplandor azul, y un aura mágica sutil lo rodeó. Kael se llevó una mano al pecho, sintiendo un latido extraño, como si algo en su interior estuviera tratando de salir a la superficie.
—¿Qué me está pasando?—murmuró, sintiendo una mezcla de miedo y asombro.
En ese momento, recordó las palabras del Nyxmar: "Tu poder me pertenece". Sabía que había algo en él que no entendía, algo que estaba conectado con su verdadera naturaleza.
Kael sabía que no podía seguir ignorando lo que estaba sucediendo dentro de él. Necesitaba respuestas, y sabía que esa chica en el bosque era la única persona en la que podía confiar.
Kael se vistió apresuradamente y salió con dirección al bosque prohibido.
Kael observó el cielo estrellado mientras avanzaba por el sendero boscoso, sus pensamientos una maraña de dudas y miedos. Su respiración aún estaba agitada por la pesadilla, y la sensación de ardor en su pecho no desaparecía. Sentía como si su propia piel le quedara demasiado ajustada, como si algo dentro de él estuviera tratando de abrirse paso.
El bosque prohibido de Luntharys se alzaba ante él, un santuario de sombras y susurros. El aire olía a tierra húmeda y magia antigua, la brisa nocturna cargada con un leve resplandor plateado. Kael sabía que encontraría a Selene allí. Ella siempre iba al claro en las noches de luna llena.
Y efectivamente, allí estaba.
La princesa de Luntharys se encontraba sentada en una gran roca junto al lago, con la mirada perdida en el reflejo del agua. Su largo cabello plateado caía como un velo sobre sus hombros, y la luz de la luna resaltaba el resplandor tenue de su piel. Había algo en ella esa noche que la hacía ver más frágil de lo que jamás la había visto.
Kael se acercó con cautela, sin saber bien qué decir. Su relación era complicada, una mezcla de extraños, aliados y resentimientos.
Selene lo miró, sintiendo una oleada de tristeza.
—¿Te encuentras bien?
—No realmente, pero no quiero hablar de eso —contestó Selene, con un tono más frío de lo que pretendía.
Kael asintió en silencio, sin apartar la vista de la chica.
El silencio entre ellos era denso, incómodo, pero ninguno hizo el intento de romperlo. Hasta que finalmente, Kael suspiró y dijo con voz baja:
—Muy bien entonces no preguntaré.—Kael decidió guardarse sus dudas para otra ocasión.
Selene entrelazó los dedos sobre su regazo, sus ojos finalmente encontraron los de Kael, un dorado profundo y resplandeciente, como el reflejo del fuego en una fogata. Lo miró con intensidad, como si estuviera buscando una verdad oculta en su rostro. Finalmente, suspiró y bajó la mirada.
—Nyxmar ya está despertando. Lo siento en el aire, en la magia que se debilita. El Velo Estelar no resistirá por mucho tiempo.
Kael sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—Yo…
Selene se levantó lentamente, su mirada fija en la profundidad del bosque.
Kael sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que lo que estaba pasando también afectaba a su reino, pero no podía hacer nada en ese momento.
Y en este punto Kael se dio cuenta de algo más, se había enamorado de esa chica extraña del bosque y eso era algo que cambiaría todo para siempre.
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Editado: 12.04.2025