El aire en Luntharys era denso, cargado con la energía de un mundo al borde del colapso. El Velo Estelar, aunque debilitado, aún mantenía a raya la mayor parte de la oscuridad, pero todos sabían que era solo cuestión de tiempo antes de que Nyxmar rompiera por completo la barrera que separaba los reinos. Kael y Selene, ahora unidos por un juramento bajo la luna, sabían que tenían que actuar rápido. Pero para derrotar a Nyxmar, primero tenían que entenderlo.
El viento soplaba con un frío que no pertenecía a la noche.
En lo más profundo del Templo del Velo, Kael y Selene descendían por una escalera de piedra antigua, guiados por la Gran Sacerdotisa y un anciano de túnica azul oscuro. El Guardián del Conocimiento, el último sabio que aún recordaba la historia que había sido borrada por el tiempo.
—Nyxmar no siempre fue la criatura que conocemos hoy —dijo el anciano con voz rasposa mientras avanzaban—. Antes de ser una sombra devoradora de almas, fue un hombre.
Eldrin, el Guardián del Conocimiento, llevaba siglos cuidando los secretos del reino. Sus ojos blancos, ciegos por el tiempo, brillaban con la luz de quien ve más allá de lo tangible.
Kael y Selene intercambiaron una mirada.
—¿Un hombre? —preguntó Selene.
El anciano asintió lentamente.
—No cualquier hombre. Fue un Elegido del Fuego Estelar.
El corazón de Kael se detuvo un instante.
Su fuego… ¿Tenía la misma fuente que Nyxmar?
El fuego crepitaba suavemente en la sala ceremonial de Luntharys.
Kael y Selene se sentaron en silencio, con la mirada fija en el anciano que tenían enfrente.
Eldrin tocó la mesa de piedra y, con un leve susurro de magia, imágenes comenzaron a formarse en el aire.
Sombras del pasado.
Apareció la silueta de un guerrero de fuego, con llamas doradas envolviendo su cuerpo.
—Hace siglos —continuó el Guardián—, existió un hombre llamado Azerian, el Portador del Fuego Estelar. Fue el primero en despertar el poder que ahora arde en tus venas, Kael.
Kael observó la figura con el ceño fruncido.
—¿Qué le pasó?
El anciano exhaló con pesar.
—El Fuego Estelar es un regalo… pero también una maldición. Si no se equilibra con la magia lunar, su portador es consumido por su propio poder.
La imagen cambió.
Azerian apareció cubierto de grietas ardientes en la piel, su fuego tornándose oscuro, inestable.
—Se volvió demasiado poderoso. Su alma comenzó a desmoronarse… y en un intento desesperado por aferrarse a la vida, se convirtió en Nyxmar.
Selene contuvo el aliento.
—Él… ¿Se transformó en la sombra?
—No solo en la sombra. Se convirtió en el vacío mismo.
La imagen final mostró la transformación: el fuego estelar apagándose dentro de Azerian, su cuerpo desgarrándose hasta convertirse en la forma oscura y devoradora de Nyxmar.
—Sin la magia lunar para equilibrarlo, su fuego se extinguió —susurró el anciano—. Y en su lugar, nació el hambre infinita por consumir otras almas.
El silencio llenó la cámara como una sentencia.
Kael sintió un peso sofocante en su pecho.
—Entonces… ¿Mi destino es el mismo?
El anciano dijo con gravedad.
—No.
Levantó la mano y la imagen cambió.
Apareció una luna y una estrella fusionándose en el cielo.
—Hubo una segunda profecía. Una que fue oculta por miedo.
La voz del Guardián retumbó con solemnidad.
—"Cuando el Fuego Estelar y la Magia Lunar se unan, la sombra será contenida… o liberada."
Kael se tensó.
Selene susurró la frase al mismo tiempo.
Ambos la habían escuchado antes.
Fue lo que Selene vio en su visión del Velo.
Las imágenes se desvanecieron y el anciano los observó fijamente.
—Kael, tu fuego es fuerte… pero por sí solo, te consumirá como a Azerian.
Kael apretó los puños.
—La luna es lo único que puede contenerlo.
Selene se irguió.
—Entonces… ¿Qué hago?
El Guardián señaló en dirección a Selene.
—Solo juntos pueden derrotarlo.
Kael giró la cabeza hacia Selene y ella sintió un escalofrío recorrer su piel.
Era cierto.
Desde el principio, sus destinos habían estado entrelazados.
El fuego necesitaba la luna.
Y la luna necesitaba la luz del fuego para brillar.
Kael desvió la mirada.
—¿Y si fallamos?
El anciano cerró los ojos.
—Si fallan… Nyxmar no los devorará solo a ustedes.
Abrió los ojos y susurró la última advertencia.
—Consumirá Velaria entera.
El peso de esas palabras cayó sobre ellos como una sentencia.
Kael y Selene se miraron.
No había más dudas.
Juntos, o el mundo caería en sombras.
En lo más profundo de la sombra, Nyxmar sintió la profecía resonar en el tejido de la realidad.
Sus ojos dorados brillaron con furia.
Y con un rugido, la guerra se aceleró.
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Editado: 12.04.2025