"Velaria: El Velo de las Estrellas"

El Último Ritual - La Unión del Fuego y la Luna

El viento soplaba con una energía distinta. El destino de Velaria estaba a punto de decidirse.

Nyxmar había desatado su ejército final, y la guerra consumía cada rincón del continente. Luntharys y Astrae luchaban desesperadamente, pero ambos reinos sabían que sus fuerzas no serían suficientes.

Solo quedaba una última esperanza.

Bajo la luz de la luna, Selene recorrió la biblioteca sagrada de Luntharys.

Pasó sus dedos por los antiguos pergaminos, buscando desesperadamente la respuesta.

Y entonces, la encontró.

Un texto escrito en un idioma olvidado.

"Cuando la estrella y la luna se unan, el equilibrio renacerá."

Selene sintió un escalofrío

Kael y Selene… debían ser uno solo.

El tiempo se agotaba. Nyxmar, el Devorador de Almas, había recuperado su fuerza y avanzaba hacia Astrae y Luntharys con un ejército de sombras que amenazaba con devorar todo a su paso. Kael y Selene sabían que no podían enfrentarlo por separado. Necesitaban un poder mayor, una unión que combinara el Fuego Estelar de Kael y la magia lunar de Selene. Solo así tendrían una oportunidad de derrotar a Nyxmar.

En lo alto de la montaña sagrada de Luntharys, el Santuario del Eclipse los esperaba.

Era un templo olvidado, construido cuando el mundo aún recordaba la verdadera magia.

Kael observó las antiguas inscripciones en las piedras.

El lugar sagrado estaba escondido en el Corazón del Velo, el punto donde la magia de Luntharys aún resistía la corrupción de Nyxmar.

La Gran Sacerdotisa los guio hasta el altar, una formación de piedra flotante rodeada de aguas luminosas. Sobre la losa central, dos símbolos estaban inscritos en el cristal estelar: una luna creciente y una estrella ardiente.

Selene tocó el altar con la punta de los dedos y un escalofrío recorrió su espalda.

—Este ritual… ¿Es seguro?

La sacerdotisa no respondió de inmediato.

—Es necesario.

Kael cruzó los brazos.

—Eso no responde la pregunta.

La mujer lo miró con solemnidad.

—Nunca ha sido realizado con éxito.

El silencio se hizo denso.

Kael y Selene intercambiaron miradas.

Sabían lo que eso significaba.

Pero no había otra opción.

Nyxmar era imparable en su estado actual. La única manera de enfrentarlo era fusionando su poder en uno solo.

Selene respiró hondo y extendió la mano.

—Lo haremos.

Kael no dudó.

Tomó su mano con firmeza.

—Juntos.

La Gran Sacerdotisa asintió y se retiró a la periferia del altar.

El ritual comenzó.

La energía crepitaba en el aire. Era peligroso. Antinatural.

Los dioses nunca quisieron que estos poderes se fusionaran de nuevo.

Pero Kael y Selene no eran dioses.

Eran el último intento de la humanidad para sobrevivir.

Las runas del altar brillaron, y una fuerza antigua se elevó en el aire.

Las aguas sagradas empezaron a girar en espiral, reflejando la luna y las estrellas en su superficie.

Kael y Selene se miraron por última vez antes de cerrar los ojos.

El fuego respondió primero.

Una llamarada dorada brotó del pecho de Kael, envolviendo su cuerpo con su calidez abrasadora. Era poder puro, pero inestable, oscilando entre la creación y la destrucción.

Luego, la luna respondió.

Una neblina plateada emergió de Selene, ascendiendo como una corriente serena, calmando el frenesí del fuego y envolviéndolo en un resplandor suave.

Dos fuerzas opuestas.

Pero en lugar de rechazar una a la otra… se fundieron.

Kael sintió el calor de su fuego suavizarse, volviéndose más fluido, más controlado. Selene sintió su luz intensificarse, adquiriendo una energía que jamás había experimentado.

Sus manos se unieron con más fuerza.

Y entonces, el ritual alcanzó su punto máximo.

La energía explotó en el altar, elevándolos en el aire.

El Fuego Estelar y la Magia Lunar se fusionaron en un solo poder.

Una luz azul y dorada atravesó el cielo.

Los Guardianes del Velo cayeron de rodillas al sentir la presencia del nuevo poder.

Cuando la luz se disipó, ambos cayeron de rodillas, jadeando.

Kael miró sus manos. Las llamas ardían con un resplandor plateado.

Selene sintió la luna vibrar en su interior. Su magia ahora tenía el poder del sol.

Se miraron.

Habían cambiado.

Pero Nyxmar seguía ahí afuera.

Y la batalla final… estaba a punto de comenzar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.