"Velaria: El Velo de las Estrellas"

El Enfrentamiento Final - Luz contra Oscuridad

El cielo sobre Velaria se había fracturado.

Desde la fortaleza de la Sombra Eterna, Nyxmar se alzaba como una deidad oscura, su presencia devorando la luz misma. Cada aliento que daba extinguía estrellas, cada movimiento de su mano hacía temblar la tierra.

El campo de batalla era un caos de fuego, sombras y magia. Las fuerzas combinadas de Astrae y Luntharys luchaban valientemente contra el ejército de sombras de Nyxmar, pero la verdadera batalla se libraba en el centro del conflicto, donde Kael y Selene se enfrentaban al Devorador de Almas en persona.

De un lado, la sombra viva de Nyxmar se expandía, oscureciendo el horizonte con un torbellino de energía corrupta.

Del otro, Kael y Selene, iluminados por el fuego estelar y la magia lunar, flotaban en el aire con el poder del equilibrio corriendo por sus venas.

Esta no era una batalla por el reino.

Era una batalla por la existencia misma.

Nyxmar avanzó primero.

Sus alas de oscuridad rasgaron el cielo y de sus manos surgieron lanzas de sombra que surcaron el aire a velocidad mortal.

Kael giró su espada, cortando la primera ráfaga con fuego estelar.

Selene elevó las manos y una barrera de luz lunar bloqueó el siguiente ataque.

Pero Nyxmar no había alcanzado todo su poder.

Nyxmar alzó su mano, y un torbellino de sombras arrasó el suelo, desintegrando todo a su paso.

Kael y Selene se separaron en el aire, moviéndose como destellos de luz en la oscuridad.

—¡Kael!

Selene levantó sus manos, canalizando la magia lunar en una ráfaga plateada. La luz atravesó la tormenta de sombras, partiéndola en dos.

Kael aprovechó la apertura.

Con un rugido, atravesó el aire como un cometa, su espada envuelta en fuego estelar.

Nyxmar desvió el golpe con facilidad.

—Patético.

Con un simple gesto, Kael fue lanzado contra el suelo con una fuerza descomunal.

El impacto resonó en el campo de batalla, formando un cráter humeante.

Selene gritó su nombre.

Pero Kael no estaba acabado.

Desde las profundidades del cráter, su fuego resurgió con más fuerza.

—No… me vas a detener.

El fuego estelar se intensificó, respondiendo a la magia lunar que fluía a su alrededor.

Kael se elevó nuevamente.

Y esta vez, atacó junto a Selene.

Kael cerró los ojos.

Sintió su fuego resonar con la magia de Selene.

El poder que habían despertado en el Santuario del Eclipse aún latía dentro de ellos… pero aún no lo habían desatado completamente.

Nyxmar alzó una mano, y el cielo se oscureció por completo.

Kael tomó la mano de Selene.

La magia lunar envolvió su fuego estelar, convirtiéndolo en una luz tan pura que las sombras comenzaron a retorcerse.

Nyxmar gruñó, dando un paso atrás.

—Eso… no es posible.

Pero era real.

Kael y Selene se convirtieron en un solo punto de luz.

Y luego, atacaron.

Nyxmar retrocedió un paso.

Por primera vez… dudó.

Los dos guerreros se movían como uno solo, sus ataques entrelazados en una danza de fuego y luz.

Cada tajo de la espada de Kael era guiado por la magia de Selene, cada destello lunar fortalecía su fuego, convirtiéndolo en algo aún más poderoso.

La oscuridad de Nyxmar ya no los alcanzaba.

Se estaba desmoronando.

Y entonces, llegó el momento final.

Selene y Kael alzaron sus manos al unísono.

La luna y el fuego se fusionaron en un solo ataque.

Un ciclo perfecto de energía, ni completamente luz, ni completamente fuego.

Pero lo suficientemente poderoso para destruir a Nyxmar.

—¡Ahora, Kael!

Con todo su poder, Kael atravesó el corazón de la sombra.

Nyxmar aulló.

Por primera vez en milenios… sentía miedo.

Su cuerpo se agrietó, la oscuridad escapando de él como humo entre los dedos.

—Esto… no es posible.

Selene lo selló con el último fragmento de su magia.

—Es el fin, Nyxmar.

Y con un último estallido de luz…

El Devorador de Almas fue erradicado.

Cuando la luz se disipó, Kael cayó de rodillas.

Su espada, ahora partida en dos, yacía en el suelo.

Selene, de pie junto a él, sintió su magia desvanecerse.

El ritual los había consumido.

Sus cuerpos temblaban por la cantidad de energía que habían canalizado.

Y entonces, Kael sintió algo cálido resbalando por su labio.

Tocó su boca… y vio sangre dorada en sus dedos.

Selene se giró hacia él con pánico.

—No… no, Kael…

Kael sonrió débilmente.

—Lo logramos.

Su visión comenzó a nublarse.

Habían sellado a Nyxmar, pero el fuego estelar en su interior estaba agotado.

Selene lo sostuvo antes de que cayera por completo.

—No me hagas esto —susurró—. No después de todo.

Kael la miró una última vez.

—Siempre confié en ti…

Y entonces, se desmayó en sus brazos.

Las nubes desaparecieron.

El sol, que había estado oculto por tanto tiempo, finalmente brilló sobre Velaria.

Los soldados de Astrae y Luntharys vieron la batalla terminar y alzaron sus armas en victoria.

Pero en la cima de la montaña…

Selene sostenía a Kael entre lágrimas.

—Kael… —susurró—. Regresa a mí.

El mundo había sido salvado.

Pero el destino de Kael aún era incierto.

El campo de batalla quedó en completo silencio.

Nyxmar había sido sellado.

Pero Velaria había pagado un precio que aún no comprendían.

Y la historia… aún no había terminado.




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