Capítulo 4: La Terapia

–La licuadora por favor la necesito, la misma voz de mujer madura me gritó por detrás de la cocina.

 Siempre me pedían la licuadora cuando estaba utilizándola, pero no me importaba porque sabía que podría ver más cerca de Steffi y su carita de porcelana y sus ojos casi orientales y sus labios tiernos. La lavé y se la dejé en la barra de la cocina y ahí estaba Steffi que me miro y se sonrió y agacho la mirada. Pasó la hora del almuerzo, había estado muy pesado el día, mucha gente y clientes reclamaron porque la atención era lenta. Lavé y limpié todo a la perfección como a Clement le gustaba, para luego ponerme a deshojar la mata de rúcula, que no sé porque me había puesto a desojarla si en el bar no la utilizábamos para ningún trago. Vi pasar a Steffi con una señora rubia, las dos estaban agarradas de la mano, la señora me miro y me pidió una botella de agua gasificada, mientras se la pasaba alcance a ver el brazo de Steffi ella se escondía en una esquina para que no la viera. Luego se fueron las dos y se metieron a una puerta. Alexa me había contado que Steffi y sus hermanas y mamá vivían en el piso de arriba. Así que supuse que iban a descansar. Igual le mande otro mensaje.

Así que Steffi asistía a terapias espirituales, y para que lo hará me preguntaba eso, mientras caminaba hacia el departamento. Me surgían más y más preguntas, ¿sufrirá de algo?, querrá aliviar algo con esa terapia? Cuando llegó la noche volví a escribirle.

Alexa se paró en frente de la barra a mirar como deshojaba la rúcula, y me dijo. 

–Ese trabajo no te corresponde a ti, ese trabajo les corresponde a los trabajadores de la cocina.

–No me molesta hacerlo, no tengo nada que hacer ahora, está vacío el restaurante y ya limpié y lavé todo.

–Ah bueno, pero igual la próxima vez dile a Clement que no te corresponde.

Le confirmé con la cabeza que si lo haría. 

–Clement me cae muy bien, pero cae en las mismas dinámicas de la mamá, que no me gustan. El almuerzo que nos dan es muy miserable y si pedimos algo más nos pone mala cara. Es muy pesada esa señora. Sabías que Clement quería algo conmigo el año pasado, pero yo la rechacé. Me dijo Alexa con ganas de chismosear.

–¿Y eso porqué la rechazaste? Le pregunté sorprendido.

–Porqué es muy inmadura y yo en ese momento estaba saliendo de una relación con mi primer novio que me dejo muy deprimida, pero creo igual que si me hubiese encontrado de otro animo la hubiese aceptado. Pero están pesada la mamá que mejor que no paso a mayores. No me imagino tenerla de suegra a la Señora Jessica, ¿no has visto como las trata? Son prácticamente sus esclavas, pasan todo el día trabajando en el restaurante día y noche, no tienen vida. 

–¿Oye y Clement tiene novia o novio? Le pregunté a Alexa

–Tiene una novia ahora, Belén. He visto que viene a verla después que sale de la Universidad.

–¿Y las demás hermanas de Clement tienen novio o novia? Le pregunté de forma interesada. Interesada en una sola obvio.

–Michelle tiene un novio hace un año, que trabaja en una de las empresas que quedan cerca de acá, la Steffi no le he conocido nunca a nadie, ella prácticamente no tiene vida social, yo creo es virgen aun, se la pasa metida aquí y Sara es muy chica para tener algo.

–Así que Steffi nunca había tenido una relación, y en ese momento pasaban millones de pensamientos por mi cerebro. Llegué a el departamento, mi abuela estaba resfriada, así que le hice la cena y comimos juntos en el sofá viendo una serie de los años 80.