Capítulo 11: La verdad sobre Steffi

No hubo respuesta, esperé 5 horas y volví a enviarle un mensaje.

Estuve esperándola en la esquina por una hora, luego volví a escribirle que estaba afuera, y luego le dije que iba a entrar, que estaría ahí sentado hasta que saliera. Así que entré al restaurante y me senté en el gran sofá que estaba en el pasillo.

La vi salir de la cocina y caminar por el pasillo hacia donde estaba sentado, subió sus ojos al verme y doblo sus labios hacia un lado, con una expresión desprecio. Luego se sentó en ese sofá al lado mío y me volteó la cara y me dijo;

–Ya estoy aquí, ¿qué quieres? Con voz de enojo.

–Steffi, porque tardas tanto en responder mis mensajes? Mañana me voy de viaje y quería verte antes de partir. No me siento bien, me causa mucha angustia que no contestes mis mensajes. ¿Ya no me quieres?

–Bueno, ya me viste, vete luego, que mi mamá y mis hermanas están a punto de llegar. Todavía seguía con la cabeza mirando hacia al lado contrario.

–Salgamos al parque y caminemos un rato. Le dije

–No puedo, estoy sola acá y no puedo dejar el restaurante sin nadie que se encargue.

–Vamos al baño de los discapacitados o a algun salón. Nos paramos al mismo tiempo y caminamos hacia la salida.

Mientras caminábamos por el pasillo, vimos entrar a las hermanas y luego la mamá de Steffi. Su hermana Sarah abrió los ojos sorprendida al verme, traía un gatito en sus brazos. Y se lo mostro y le dijo;

–Mira Steffi lo que nos encontramos. Era un gatito gris con ojos amarillos. De no más de 2 meses.

–¿Qué lindo, se lo encontraron en la calle? Le preguntó Steffi.

–Si, estaba de abajo de un auto y lo rescatamos. Le respondió su hermana.

–Luego se acercó la mamá y me vio, Steffi se puso detrás de ella. Alzo la cabaza y me dijo.

–¿Qué quieres?

–Nada, vine a visitar a Steffi, hace rato que no la veía

–Ah bueno, ya puedes irte, porque ella está ocupada. Me dijo mirándome fijamente a los ojos y con una posición protectora.

Y las vi a las dos alejarse hacia la cocina, la mamá le reclamaba a Steffi, luego escuché como la mamá alzaba el tono de voz y le decía, – pero porque mientes, eran las palabras que se repetían, – porque me mientes Steffi. – Bueno ya preguntémosle, aquí esta.

–Arthur, Arthur ven acá. Me gritó

Me acerque muy nervioso a las dos. Steffi tenía una cara de horror y me decía con la cabeza y con su boca, pero en silencio que no dijera nada. La mamá de Steffi me preguntó.

–¿Qué es lo que tienen ustedes dos? Porque Steffi no ha podido decirme bien, que es lo que tienen. ¿Ustedes tienen una relación? Dime la verdad por favor.

Steffi lloraba y me decía en silencio que no dijera nada.

–¿Tienen algo? ¿Dime la verdad Arthur, Tienen algo? Alzaba más la voz la mamá de Steffi.

–Uno no elige de quien se enamora, así es el amor, llega de repente. Le conteste

–Ah, entonces ustedes si tienen algo, porque me mientes Steffi. Eres como tu papá, saliste igual de mentirosa que él.

–No tenemos nada, repetía Steffi

Steffi me miró con cara de enojada y se entró a la cocina, se había ido llorando. Yo me quede ahí en silencio, la mamá me decía algo que no alcanzaba a comprender. Steffi me había negado, había negado nuestro amor y quería que yo mintiese al igual que ella.

Sali del restaurante rumbo al departamento, me sentía muy vacío, me dolía el pecho, tuve que parar varias veces para poder respirar. La presión en el pecho era muy fuerte. Entre a la cama y me acosté, lloré toda la noche, me levanté a las 3 de la madrugada a tomar agua y revisé mi celular, tenía varios mensajes de Steffi.