Ven a mi

Capítulo 15: Señales de vida

 


 

Salí rumbo al hospital a paso rápido para no encontrarme con nadie que me desviase de mi objetivo de ese día. Le había dejado una nota a mi abuela sobre mi cama. Era corta, y decía – Voy con papá. Lo siento.

 

Dani estaba ahí tirado, con un tubo plástico que entraba por su garganta y se escucha el respirador artificial como llenaba sus pulmones de oxígeno y luego lo botaba como Darth Vader. Me paré al lado de él, tomé su mano, estaba empuñado su puño con fuerza. Le abrí la mano con dificultad, luego esta se cerró inmediatamente. ¿No recordaba que la vez anterior su puño estuviese cerrado, será normal? Volví abrirle la mano con más fuerza y este hacia más fuerza aun para cerrarla hasta que intente soltarme, pero no podía, Dani me estaba agarrando la mano con mucha fuerza tanto que no podía soltarme, comencé a hacer fuerza con mis piernas y con la otra mano me apoye en las barandas de la cama para poder soltarme, pero no podía, sus uñas estaban maltratando el interior de mis dedos, comencé a gritar, ayúdenme, ayúdenme pero solo estábamos ahí él y yo. Hasta que me soltó y caí al piso hacia atrás, estaba agitado por la lucha. La mano de Dani volvió a su estado normal. Sorprendido le hablé;

 

–Dani me puedes escuchar? Por favor responde con tu mano. Su dedo índice se levantó un poco. Eso significa que Dani puede escucharme, está tratando de comunicarse conmigo.

 

–Te voy a hacer varias preguntas. Si, es levantar tu dedo una vez, No, es levantar dos veces tu dedo.

 

–Soy amigo tuyo, no mejor esa no, es muy tonta esa pregunta. Es obvio. 

 

–¿Soy tu novio? Y el dedo se levantó de inmediato dos veces.

 

–Jsjajajaj Maldito hijo de puta, me puedes escuchar, jajajajajaj. Estaba lleno de felicidad. Otra pregunta.

 

–¿Eres virgen? Y el dedo se levantó dos veces. Si era mi amigo Dani.

 

–¿Te gusta Susan la de la preparatoria? Y el dedo se levantó una vez. 

 

Susan estaba enamorada de Dani, pero a Dani nunca le gustó, decía que no le gustaban las chicas rubias. Y Susan era extremadamente Rubia, era casi albina.

 

¿Conoces a una chica llamada Steffi? Y el dedo no se levantó más.

 

–Dani quieres dormir? Dani estas ahí? Dani? No hubo más respuesta. 

 

Al parecer Dani se había quedado dormido. O no quiso hablar de Steffi, no sé, me entraron muchas dudas en ese momento. ¿Porque Dani justo cuando le hable de Steffi dejo de responderme? De nuevo recordé las mentiras de Steffi. Estaba decidido a ir a enfrentarla. 

 

Tome el metro y me baje en la estación cercana al restaurante, camine lentamente hacia él, y repetía en mi mente lo que quería decirle a Steffi. Llegue y la puerta estaba cerrada, toque varias veces el timbre y no hubo respuesta, toque la puerta fuertemente y grite varias veces su nombre. Hasta que salió con su uniforme negro y unas crocs negras, y se notaba que tenía los calcetines de distinto color, la vi de abajo hacia arriba. Ahí estaba su carita de porcelana, sus ojos achinados y su pelo morado recogido. Tenía el delantal puesto. La miré fijamente a los ojos por mientras ella entre cerraba la gran puerta de madera.

 

¿Leíste mi diario cierto? Lo tomaste de mi casillero. Se me entre corto la voz y me salieron lágrimas.

 

No, yo no he tomado tu diario, ¿de dónde? Dime.

 

Lo tomaste de mi casillero, mientras yo estaba ocupado en la barra y leíste todas mis intimidades, las cosas que solo yo y Dani sabíamos, y tuviste el descaro de mentirme. De decirme que veías esas imágenes y no, no tienes ese don Steffi eres una estafadora, me estafaste, me mentiste.

 

No, yo no leí tu diario, no se quién pudo hacerlo, pero yo no fui. Su cara tenía aspecto de burla, pero a la vez se sentía su voz algo nerviosa.

 

Me cerró la puerta en la cara, yo golpeé varias veces y grité. ¡Eres una estafadora, eres una farsante! Me las pagaras Steffi, me las vas a pagar.

 

Sali corriendo al metro, quería tirarme y morir enseguida. La vida ya no tenía ningún sentido, bajé las escaleras rápidamente, atravesé el torniquete y luego mientras iba bajando al andén, sonó mi celular. Era la mamá de Dani. 

 

Arthur, hoy vamos a desconectar a Dani y realizaremos una despedida, te llamaba para que vinieras a despedirte.

 

Mi cara en esos momentos era de asombro, había bajado la velocidad de mi andar para no bajar al subterráneo, me había quedado quieto. Dani se había comunicado conmigo hoy después de estar mucho tiempo en coma y a mí se me había olvidado informarle a la mamá y a los doctores. Como es posible que lo fuesen a desconectar. Dani tuvo la suficiente fuerza para agarrar mi mano y lo van a dejar morir. No puede ser posible, rápidamente le dije a la mamá. 

 

–No lo desconecte, Dani está vivo, él quiere vivir, no lo… y se colgó. 

 

Le marque a la mama de Dani y me salió el buzón. Paso un tren rápidamente, me asusto la fuerza con que iba, me había pasado la línea amarilla y no me había dado cuenta, se había pasado el metro al cual me iba a lanzar para que me matase, sin dolor alguno. Pero ya no estaba pensando en matarme sino en que a Dani no lo fuesen a desconectar. Tome el siguiente tren y salí corriendo rumbo a la habitación del hospital, cuando llegue al cuarto estaba llena de doctores y enfermeras y la mamá de Dani sentada frente a él. Me vió y sonrió. Me dijo;

 

–Qué bueno que viniste, en unos minutos más lo desconectaran.

 

–No puede hacerlo Señora, su hijo esta vivo y quiere vivir. Hoy estuve temprano aquí y él puede comunicarse con su dedo índice. Pregúntele si quiere ser desconectado, por favor pregúntele antes de desconectarlo.

 

–Arthur, Dani lleva un año en estado vegetal, no puede comunicarse de ninguna manera, ya los doctores lo intentaron todo, no puede pensar, no puede razonar. Esto no es vida. No es justo para él, ni para nosotros. Seguro fueron sus reflejos. Es tu amigo y lo comprendo.




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