"A lo que se le quiere nunca se le hace daño"
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Matias Henderson.
Son las tres de la madrugada y no puedo dormir, aun no encuentro la libreta y mi ultima esperanza es que Federico la tenga. Soy un grandísimo estúpido, estoy enojado conmigo mismo por hablarle de esa forma a Emma; ella no tiene la culpa de nada y no se merece que le hablara de esa forma.
Salgo de mi cuarto y voy hacia el de ella, abro un poco la puerta para ver si esta despierta y efectivamente aun esta despierta.
— ¿Puedo pasar?
— Si, ¿Qué pasa?
— Perdón por hablarte de esa forma hace un rato — le digo mientras me siento en la orilla de su cama
—Esta bien — me dice — ósea no esta bien que me hablaras así, te perdono.
— ¿Tienes una cita mañana? — sin poder evitarlo le pregunto
—Si.
— ¿Puedo preguntar con quien?
— Si puedes — me contesta — pero no te voy a contestar.
—Bueno solo viene a disculparme — le digo y me dirijo a la puerta — que descanses.
No se porque pero tenia la esperanza de que hoy habláramos de nuestro día, después de regresar a mi cuarto por fin logro dormir.
Al día siguiente me desperté a las 10:00 am, soy el único en la casa porque Emma ya se fue a la escuela y Sofia a trabajar, hago algún par de cosas las cuales me llevan mucho tiempo, al terminar me voy a la escuela y espero por un buena rato a que Fede llegue.
— Amigo — me dice al verme.
—Hola.
— ¿Te fue bien ayer? — me pregunta mientras se sienta en su lugar.
— ¿Tu que crees?
—¿Tan mal estuvo?
— Terrible —le contesto.
— ¿Por que sales con ella?
— Tu ya sabes porque.
—No — me responde — sinceramente no tengo ni la menor idea de porque sigue saliendo con ella.
—Pues porque la quiero
— La quiere — repite — ¿de que forma?
— Pues de la forma que siempre a sido.
— ¿La quieres o la amas?
— La segunda.
— ¿En serio? — me pregunta con una sonrisa — haber repite conmigo; yo la amo.
— Claro que la amas — le digo con una sonrisa por lo que el me suelta un zape
— Calla imbécil — me dice riendo — Yo Matias amo a Roxana.
— Yo Matias amo a — comienzo a repetir las mismas palabras.
— ¿a quien?
— a-amo a — le digo sin poder terminar la frase.
— ¿ves? ni siquiera lo puedes decir.
— Cállate idiota.
Yo la amo, yo amo a.. puta madre ni en mis pensamientos puedo decirlo.
— ¿Qué vas a hacer hoy? — le pregunto cambiando de tema.
— Tenia una cita.
— ¿Tenias?
— Si, tuvimos que cancelarla porque ella tiene muchas cosas de la escuela.
— ah ya —le respondo — ¿Quién era tu cita?
— No te voy a decir.
—Vamos — le insisto.
— No — me responde — ¿Tu que harás hoy?
— No lo se
— ¿Saldrás con Emma?
— Tiene una cita hoy — le respondo — ¿Todos tendrán citas hoy?
— ¿Celos de que ella salga con alguien mas?
— No, ni un poco de celos.
— Si lo que tu digas.
Le iba a volver a contestar pero me hizo una señal para que claramente ya me callara.
— Hola amor — me dice Roxana y se porque quería que me callara.
— Hola.
— Me encanto la cita.
— Que bien.
— ¿Saldremos hoy? — me pregunta con una sonrisa en el rostro.
— No — le respondo — Fede y yo ya tenemos planes.
— Tendrá que ser otro día —dice con la voz un poco apagada — buenos, en un momento nos vemos — dice y se va a donde están sus amigas.
— ¿Tenemos planes? — me pregunta Fede algo confundido.
— No.
Al empezar las clases intentaba ponerles atención pero en lo único en lo que podía pensar era Emma, ¿les he dicho como huele? no, nunca lo he hecho; pues ella siempre huele increíbles, no se si es su perfume o su aroma natural pero me encanta su aroma, pienso en su voz, en los hermosos ojos que tiene y no se porque pero pienso completamente en ella.
<Hola, bonita>
<Hola>
<Que haces?>
<limpio un poco, tengo que seguir asi que adios>
Y eso fue una clara muestra de que aun esta molesta conmigo y yo pensando que ya lo habíamos arreglado.
— ¿Con quien hablas? — me pregunta Fede.
— No te importa.
— Si me importa y eso por eso que te pregunto.
—Con Emma.
— ¿Ya le dijiste que te gusta?
— Y dale con eso.
— No, ya se; le dijiste que la amabas — me dice y comienza a reír
— Federico.
— ¿Si?
— Cierra la boca.
— ¿por que?
—Porque estas diciendo puras tontearías — le respondo.
— Los dos sabemos que en el fondo ella te gusta.
— Que no.
—Lo que digas — me dice aun con su sonrisa — solo esperare a ganar.
— No ganaras — le aseguro — pero cambiando de tema, perdí algo.
— ¿Tu virginidad? — me pregunta y comienza a reír — ah no, esa la perdiste desde hace mucho.
— Idiota.
—Ya — me dice y deja de reír — ¿Qué perdiste?
— La libreta.
— ¿Qué libreta?
— La libreta maldito idiota.
— ¿eh? — dice confundido — oh ya, ¿Cómo que perdiste la estúpida libreta?
— Pues así, no la encuentro, creí que tu la tenias.
— Yo no la tengo — me asegura.
— ¿Qué voy a hacer?
— De seguro esta en donde te quedas — me dice mirando al techo.
— No, ya la busque ahí.
— ¿No la tiene Emma?
— Espero que no — le respondo he inmediatamente pone su mirada en mi.
— ¿No le has preguntado?
— No.
— ¿por que?
—Porque tal vez empiece a preguntar que contiene la libreta y tan solo nosotros nosotros dos y Lucia pueden leerla.
— Si te pregunta que trae pues miente.
— No le puedo mentir porque hay una posibilidad de que ella la tenga.
— Tal vez esta en casa de tu padre.