"Cuiden mucho, no se vuelve a tener lo mismo dos veces"
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Emma White.
— Llegamos, ya puedes bajar— me dice Matias cuando el carro se detiene.
Hago lo que el dice y espero a que venga a donde estoy, cuando se para a mi lado lo miro directamente a los ojos.
— Tu secreto es me trajiste al bosque— le digo.
—Si.
— ¿Tan impaciencia para que me trajeras la bosque?
—Si, ya deja de quejarte y vamos— me dice para comenzar a caminar.
Lo comienzo a seguir, para ser sincera estoy algo nerviosa; son las dos de la madrugada, estoy en medio de un bosque y nadie sabe que estoy aquí; pero me siento bastante tranquila porque estoy con Matias y por alguna razón se que el jamás me haría daño.
— ¿En que piensas?— me pregunta Matias.
— Pienso que es muy raro que estemos solos en un bosque a las dos de la madrugada.
— ¿Eso es lo que te preocupa?
— Me preocupa estar aquí sola— le respondo— Siempre me han enseñado que nunca debo estar sola con alguien sin importar quien sea, no vestir con faldas o vestidos muy cortos, siempre debo decir en donde estoy y con quien y a que hora regresar.
— Es una mierda— me responde.
— ¿Una mierda?.
— Si, es una mierda que las personas no se puedan vestir como quieren o salir a donde quieran y a la hora que quieran— me dice— Pero no se puede hacer nada con eso porque hay personas tan mierda que se aprovechan de alguien que salió a divertirse con sus amigos, se aprovechan de alguien que esta regresando de la escuela— me dice con un tono muy serio de enojo— Así que la mitad del mundo es una completa mierda— concluye.
— Si.
— Pero yo jamás haría nada que tu no quisieras— me dice— ¿lo sabes?
— Lo se— le respondo segura.
— Pero ahora mismo te tengo que tapar los ojos.
— Bien— le respondo, el saca de la bolsa de su pantalón un pañuelo de tela para cubrirme los ojos, durante unos pocos minutos el me va guiando para no caer hasta que se detiene.
— ¿Lista? —me pregunta.
— Si.
— ¿Segura?
— Si.
El me quita el pañuelo de los ojos y después de que mi vista se acostumbro lo que vi fue un tipo campamento, un campamento demasiado hermoso.
— Se que no es la gran cosa, pero intente hacer algo bonito— me dice Matias.
— Esto es la gran cosa—le respondo— Es muy hermoso.
— Ya se que soy hermoso, pero estamos hablando de la sorpresa— me contesta a lo que yo río.
— Esto también es hermoso— le digo refiriéndome a la sorpresa.
— ¿Estás diciendo que soy hermoso?
— Si, eso dije.
— Gracias— me contesta— per tu no eres hermosa— me dice con una sonrisa.
— ¿No?
— No, porque tú eres más que hermosa; tu eres perfecta.
— Tampoco exageres.
— No exageró— me contesta con una sonrisa— bueno vamos a disfrutar esto.
— Si.
— Pues esto originalmente era una cena— me dice— ¿Quieres cenar?
—¿A las dos de la mañana?— le pregunto.
— Es la hora perfecta para cenar.
— Bien.
— Entonces espera aquí— me dice— Iré a la cabaña por la comida.
— Espera— lo detengo— ¿Me vas a dejar sola en medio del bosque?
— Por eso decía que mejor vayamos los dos— me contesta riendo.
Comenzamos a caminar hacía la cabaña, durante el trayecto ninguno de los dos habla, por unos minutos me quedo apreciando el silencio de este lugar, tal vez sea raro pero soy gran fan del silencio; me da mucha tranquilidad.
— Voy a buscar la comida— me dice Matías al entrar a la cabaña.
Me siento en el sillón apreciando una vez más lo bonito que es este lugar.
— Y si mejor comemos aquí— me dice el sentándose a mi lado— Creo que aquí adentro sería mucho más cómodo.
— Me parece perfecto.
— ¿Quieres ver una película?— me pregunta a lo que yo solo asiento— ahí está el control voy por la comida.
Después de unos minutos escojo la película y el regresa. No se cómo este chico es tan bueno cocinando, sobre la película es muy buena pero larga, en un punto ambos nos acurrucamos en el sofá; dejo de prestarle atención a la película y comienzo a ver a Matias, dios este chico me encanta, me encanta su personalidad, su forma de pensar, lo sencillo que el puede llegar a ser, su amabilidad, su cara; todo el me encanta. Comienzo a notar que Matias tampoco le está prestando atención a la película porque me mira de la misma forma que yo lo hago, ¿Pensara lo mismo que yo?
Durante casi una hora no decimos nada, tan solo nos miramos intentando descifrar lo que piensa y siente el otro.
— ¿Qué pasa?— me pregunta rompiendo el silencio.
— Nada tan solo pienso.
— ¿En qué?
— En qué me gustaría que esté momento sea eterno.
— ¿Por qué?
— Porque me encantas— le digo y al instante me arrepiento— Me refiero a que me encanta el momento, me encanta tu compañía— digo corrigiéndome.
— Estoy seguro de que a eso te referías— me dice con una sonrisa.
— Ya es muy tarde— le digo sentándome bien— deberíamos irnos.
— No— me dice abrazándome para regresar a la posición en la que estaba— Hay que quedarnos.
— No, hicimos muchos trabajos como para que no los entregué.
— Manda a alguien por ellos— me dice.
— Mi mamá me va a regañar.
— No lo hará— me contesta— Yo hable con ella antes de salir de la casa.
— ¿En serio?
— Si
— Deja hablo con Mabel para que pase por mis trabajos.
— Vale.
Busco mi teléfono entre mi mochila y hablo con Mabel, al final acordamos que pasara a mi casa por mis trabajos ya que hay una llave escondida.
— Listo— le digo a Matias.
— Okey.
— ¿Ahora que?
— ¿Dormimos?— me pregunta— Tengo mucho sueño.
— Si yo igual.
De algún modo logramos acomodarnos los dos en el sillón, un rato después siento como me abraza por la cintura y se acerca mas a mi.