"Querido destino: sino es para mi, ¿por que esta en mi camino?
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Matias Henderson
Cuando aun estábamos en el cuarto de mi padre escuchamos el ruido de la puerta principal abriéndose, vamos a mi cuarto y meto la libreta en una mochila junto con otras cosas mías para después ir a la parte de abajo.
— Mati— dice Fabiola al verme.
— Fede hola— dice Dante.
— ¿Qué hacen aquí?— nos pregunta Kali.
— Vine por unas cosas y Fede me acompaño.
— Chicos— dice mi padre al vernos— ¿Se quedaran a cenar?
— No lo se— le respondo— Es que en casa ya hicieron la cena y quería ir a cenar con ella.
— ¿Ella?— pregunta Dante—
— Es mejor que ya nos retiremos si es que quieres ir a cenar— interviene Fede.
— Espera Matias— me dice mi padre antes de salir.
— ¿Qué pasa?
— ¿Podemos hablar?
— Si— le respondo y noto como me mira Federico— Pero en privado.
— Matias— me llama Federico en un tono de advertencia.
— Ahora vuelvo— le digo y voy detrás de mi padre hasta llegar a su estudio.
— ¿En serio tienes un lugar en donde quedarte?— me pregunta.
— Si.
— Porque si no tienes puedes regresar aquí— insiste.
— Me estoy quedando con una amiga.
— ¿En una casa solo con ella?
— Y con su mamá— le respondo— Son buenas conmigo, no creo que entiendas muy bien eso.
— Bien.
— Oye una pregunta.
— ¿Cual?
— Perdí una libreta negra— le digo— ¿no estará por aquí? o ¿la has visto?
— No la he visto— me responde— Pero de seguro debe de estar por aquí.
— ¿Seguro que no la has visto?
— Si, ¿por que?
— Porque la encontré en el gran mueble de tu habitación.
— ¿Cómo lo abriste sin la llave?— me pregunta confundido.
— Fede conoce algún trucos— le respondo— ¿Por que tenias mi libreta?
— En un principio no sabia que era tuya.
— ¿La leíste?
— Si— responde— Así que decidí guardarla porque supuse que no querías que alguien mas la leyera.
— Bien, pero no la vuelvas a leer— le digo y salgo de su oficina.
— ¿Te quedaras a cenar?— me pregunta Dante.
— No.
— Es que tiene que ir con su chica misteriosa— dice Fabiola con una sonrisa.
— No es misteriosa.
— ¿La conocemos?
— Si.
— ¿Nos vamos?— pregunta Fede evitando el interrogatorio de Fabiola.
— Si, nos vemos luego chicos— les digo y salimos de la casa.
— ¿Qué te dijo tu papá?.
— Nada importante.
Caminamos en silencio por varios minutos, hay veces en la que los temas de conversación entre nosotros se terminan porque normalmente nos la pasamos hablando demasiado y en algún punto ya no hay nada de que hablar.
— Lo siento— dice Fede de la nada.
— ¿Por que?— le pregunto confundido.
— Por lo de Roxana.
— No pasa nada.
— ¿Cómo que no pasa nada?— me pregunta confundido— Me acosté con tu novia.
— Lo se.
— ¿Por que no estas enojado?
— Porque creo que ya no me importa como antes.
— ¿Que?
— Estoy muy cansado y lo tuyo con Roxana es lo que menos me importa.
— Pero es tu novia.
— Lo se, pero no pasa nada Fede— le digo sinceramente— Te perdono por acostarte con mi novia— le digo sabiendo que es lo que quería escuchar.
— Gracias.
— Nos vemos mañana.
Cada uno se va por su camino, cuando entro a la casa me invade un olor a comida, un maravilloso olor.
— Hola— saludo a Emma.
— Llegaste— me dice con una sonrisa— Justo a tiempo porque ya voy a cenar.
— ¿Y tu madre?
— Le dieron turnos extra.
— ¿Ibas a cenar sola?
— Si, no seria ni la primera ni la ultima vez— me responde mientras termina de acomodar todo en la mesa— Anda, ven a cenar.
Me siento enfrente de ella y admiro lo bien que se ve la comida.
— ¿Estas bien?
— Si, ¿por?
— Te ves un poco raro.
— Tan solo estoy cansado.
— ¿No prefieres irte a acostar?
— No— le respondo y ella no vuelve a decir algo.
Durante la cena hablábamos sobre nuestros días los cuales fueron un poco aburridos, al terminar de cenar decidimos ver una película y nos quedamos hablando sobre algunas cosas sin importancia.
— Ya es muy tarde— me dice.
— Si lo es.
— Deberíamos ir a dormir.
— Si, deberíamos.
— Pero seguimos aquí sentados— dice riendo.
— Si— le respondo— Me caes muy bien— le digo de pronto.
— ¿Si?— pregunta dudosa—
— Si, eres muy bonita, simpática, amable, bonita, inteligente y me gusta.
— ¿Qué cosa?
— Me gusta tu personalidad, lo bonita que eres y me encantan— hago una pausa antes de continuar— Me encantan tus ojos.
— ¿Mis ojos?
— Si, es que son muy hermosos.
— Los tuyos también son hermosos.
— No tanto como los tuyos.
Nos quedamos viendo durante unos minutos, sentí como si el tiempo no pasara como si en el mundo solo estuviéramos ella y yo. En ese momento ya no me importo nada, no me importo mi padre, ni Roxana, ni Federico; lo único que me importaba era ella, ella era lo único que veía, lo único que pasaba por mi mente, la única cosa por la que estoy aquí.
No se como se sentía ella pero para en ese momento ella era mi todo, pero ¿por que? ¿por que me siento así con ella? ¿por que ella es diferente? no se el porque pero me encanta.
Nos comenzamos a acercar al punto en el que estoy seguro de que podía sentir su respiración y entonces paso; la bese, la bese como su nunca hubiera besado a nadie, como si ella fuera la ultima persona a la que voy a besar, es beso fue tan increíble que no me di cuenta de nos habíamos ido a mi cuarto y de que estábamos en mi cama.
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"Las palabras duelen, lo sabes"