"Todos ven como huyen sin saber porque"
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Matias Henderson
— Hasta que sales— me dice Federico cuando me acerque a ellos.
— Tampoco me tarde tanto.
— Ya no importa— dice Lucia— ¿A donde vamos?
— Tengo hambre— dice Federico— Vamos a comer.
— Vamos a mi casa, los invito a comer.
Caminamos por un rato hasta llegar a la casa de Lucia, como siempre su madre esta ahí; que suerte tiene Lucia de tener una madre como la suya.
— Hola chicos— nos saluda la señora Alma— ¿Dónde han estado? hace mucho que no los veo.
— Entre la escuela y el trabajo nos tienen muy ocupado— le contesta Federico.
— No se han estado metiendo en problemas, ¿verdad?
— ¿Que?— pregunta Fede con falsa confusión.
— ¿Usted cree que nosotros nos metemos en problemas?
— Si.
— Eso es un gran insulto.
— Esta equivocada, nosotros somos unos angelitos— le digo.
— Si y yo soy la reina de Inglaterra— dice Lucia.
— ¿En serio?— pregunta Fede— Somos amigos de una reina.
Después de una conversación diciendo que Federico y yo somo un pan de dios, el y yo nos vamos al cuarto de Lucia, hay veces en las que no nos deja entrar por la puerta porque ella dice que parece que nos cae mucho mejor su madre que ella.
Aunque no tiene mucho tiempo que me mude a Federico y Lucia los conozco desde hace muchos años prácticamente desde niños, a Lucia la conocí por internet para después venir de visita y ella me presento a Federico y así nos hicimos mejores amigos.
— He llegado— dice Lucia entrando al cuarto con tres platos de comida— Tomen— dice entregándonoslo.
— ¿Qué haremos después?— pregunta Federico comenzando a comer.
— Necesito hablar con tu padre— le digo y el deja de comer al instante.
— ¿Para que quieres hablar con su padre?— pregunta Lucia.
— Porque necesito un aumento de sueldo.
— ¿Para que lo necesitas?
— Porque necesito mudarme de la casa de Emma— respondo y Federico solo me ve y ninguno de los tres vuelve a tocar el tema.
Al terminar de comer los tres nos vamos a la oficina del padre de Federico y esperamos sentados a que me atienda.
— Ya puedes pasar, Matias— me dice su secretaria.
— Gracias— respondo— Ahora vuelvo.
— Suerte— me dice Federico antes de entrar.
— Ahora vuelve— me dice su secretaria cuando veo la oficina vacía— ¿Quieres algo de tomar?
— No gracias— le digo y ella sale para que unos minutos después entre mi jefe.
— Hola, Matias.
— Hola, señor.
— Te he dicho que no me digas señor, me haces sentir demasiado viejo— dice riendo, no es que Aram tenga problemas con su edad, sino que el realmente es joven— Hoy no trabajas, ¿Qué haces aquí?
— Ya no vivo con mi padre— le suelto.
— Si, mi hijo me lo comento— realmente pienso la suerte que tienen Federico y Lucia al tener a padres tan increíbles, aunque solo uno de nosotros tuvo una infancia normal— También dijo que te quedabas con una amiga, pero ¿Qué necesitas?
— Necesito un sueldo mas alto para poder mudarme.
— ¿No te alcanza con tu sueldo?
— No, porque tengo que pagar gastos en la casa en donde me quedo y con lo que me sobra no es suficiente.
— Matias me caes bien, me encanta tu forma de trabajar, tu madurez, tu responsabilidad, tu trabajo y no cabe duda que eres una increíble persona— dice— Te daré el aumento que necesitas.
Después de discutir sobre cuanto seria el aumento, ya que no podía ser demasiado porque se vería como preferencia hacia con los demás trabajadores porque mi trabajo realmente no es muy importante aquí, llegamos a una cifra aceptable para ambos.
— Muchas gracias, señor.
— Me vuelves a decir señor y te despido— me dice y se perfectamente que no es enserio.
— Adios, señor— le digo y salgo de la oficina.
— ¿Qué te dijo?— me pregunta Federico al salir del lugar.
— Acepto.
— ¿Entonces por que tu cara?
— Porque sigo sin tener suficiente.
— Toma tiempo juntar tanto dinero.
— Lo se, pero necesito irme de esa casa en dos meses.
— Tienes una ultima opción— me dice Lucia— Habla con tu padre.
— Si, el te dará el dinero y te puedes salir en dos meses.
— No— les digo.
— O hablas con el— dice Lucia
— O tardaras mas de dos meses en mudarte— termina de decir Federico
— Mierda los odios.
— Mentira nos amas.
No vuelvo a decir nada y caminamos hasta la que era mi casa, me quedo parada afuera de esta por varios minutos pensando en que hacer.
— Mala idea— les digo— Mejor vámonos.
— No, tu vas a entrar y vas a hablar con el— me dice Federico.
— No lo hare.
— Demasiado tarde ya toque— dice Lucia.
— ¿Qué mierda?
— Hola chicos— nos saluda Kali.
— Hola— decimos al unisonido
— ¿Qué hacen aquí?
— Estamos acompañando a Matias— responde Federico— Viene a hablar con su padre, ¿el esta?
— Si, pasen— dice y entramos detrás de ella hasta llegar a la sala— Esta en su oficina.
— Si, gracias— le digo y ella se va a la cocina.
— Pues ve— me dice Lucia.
— Los odios— repito.
— No es verdad— dice Federico— Ya mueve tu trasero y ve a su oficina.
— Si— digo y comienzo a caminar hacia esta.
— Matias— me llama Lucia.
— Mande.
— Debes estar todo el tiempo relajado— dice Federico y yo solo asiento y sigo caminando hasta llegar a la oficina y entrar a esta.
— Matias hola— dice al verme.
— Hola— le respondo sentándome enfrente del escritorio.
— ¿Qué haces aquí?
— Vine a pedirte un favor.
— ¿Qué necesitas?
— Dinero.
— ¿Ya no trabajas?
— Si, pero necesito mas porque me voy a mudar y necesito dinero para el departamento y la mudanza.