Ven Conmigo

Capítulo 28

"Yo también tuve ese nudo en la garganta, cuando me enteré de algo que no quería saber y tuve que fingir que no me importaba"

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Matias Henderson 

Después de un mes el día de hoy por fin me mudo, estoy terminando de guardar algunas cosas. 

Unos días después de terminar con Roxana ella me busco para pedirme perdón, la perdoné, pero no volví con ella. Ha Federico no lo he visto desde ese día y no tengo ganas de verlo y Emma, ha Emma de nuevo la he estado evitando y parece ya no importarle. 

— ¿Te vas hoy? — pregunto desde la puerta de mi habitación, solo asentí como respuesta— No me habías dicho. 

— Si, te dije la semana pasada—respondo y ella intenta recordar— No importa si lo olvidaste, no es nada importante.

— Te ayudo a empacar. 

— No, yo puedo solo, gracias. 

— No fue pregunta, Matias.

Comienza a guardar algunas cosas, no la detengo porque sé que sería imposible. 

Durante una hora guardamos las cosas que quedaban, todo estaba en un silencio muy tranquilo, pero por alguna razón en un momento terminamos cara a cara, estamos extremadamente cerca, nuestras miradas se conectaron y a ninguno se le dio la gana moverse, pero en el momento en que reaccione me aleje rápidamente. 

— ¿Qué te pasa?

— Nada— intento actuar normal.

— Es que has estado raro todo el mes— al parecer si lo noto— ¿Por qué?

— Perdón, bonita— comienzo— Seguramente fue con el tema de la mudanza y todo— ella no responde y me doy cuenta que está sonriendo— ¿Por qué sonríes? 

— Es que tiene mucho tiempo que no me dices bonita. 

— Ahora te diré bonita muy seguido. 

— Las cosas— cambia de tema como siempre— ¿Las llevaras tu solo?

— No, alguien vendrá a ayudarme— respondo y noto que ella me está mirando demasiado— ¿Porque me miras tanto? 

— No puedo creer que estuvimos viviendo juntos durante 4 meses.

— Si, yo tampoco puedo creerlo. 

— ¿Nunca has vivido con tu novia? — le pregunta me sorprende un poco. 

— No tengo novia— y veo como mi respuesta la sorprende a ella— Termine con ella hace un mes.

— ¿Por qué?

— Cosas que ya no tienen importancia. 

No dice nada y me ayuda a bajar todas mis cosas. Al terminar con todo me dijo que debía hacer tarea así que se fue mientras que yo me quede esperando a Dante. 

— Hasta que llegas— le digo cuando aparece. 

— No me tarde tanto. 

— No, solo media hora.  

— Pues lo siento, olvide que tenía que venir— normal en el— ¿Con que te ayudo? 

— Tenemos que meter las cajas a la camioneta—no dice nada y tan solo lo hace. 

— Hola— aparece una chica demasiada energética en la puerta.

— Hola— le responde Dante.

— ¿Les ayudo?

— ¿Si te digo que no me vas a hacer caso? 

— No.

— Entonces si nos puedes ayudar— accedo y sonríe al instante. 

Los tres subimos las cajas a la camioneta, Dante me estaba platicando de algo, pero para ser sincero no le puse mucha atención porque no podía dejar de ver a Emma, es que ella es tan perfecta, tal vez a los ojos de muchos no lo es, pero para mí sí, no entiendo como nadie la pudo ver antes. Seguía viéndola hasta que note que Dante dejo de hablar, cuando volteo a verlo noto que me mira a mí y después a Emma. 

— ¿Me estas escuchando? 

— Si.

— ¿Qué estaba diciendo? 

— Bueno tal vez me distraje y dejé de ponerte atención. 

— ¿En qué te distrajiste? 

— Tan solo pensaba en algunas cosas.

— ¿En cosas o en personas? 

— En cosas— sé a dónde quiere llegar. 

— Bien— dice de forma extraña. 

— ¿Qué?

— Nada. 

— Habla.

— Solo opino que tu no pensabas en cosas, más bien estabas pensando en una persona— y ahí va. 

— Estas equivocado. 

— ¡Oye Emma! — llama gritando y no se ni en qué momento se fue— ¡¿Puedes venir?!

— ¿Qué estás haciendo? 

— Le voy a preguntar si ella piensa en ti. 

— Que ni se te ocurra.

— ¿Por qué? ¿Estabas pensando en ella?

— No.

— Entonces le preguntare a ella— insiste. 

— Okey, si estaba pensando en ella.

— ¿Qué pasa? — pregunta Emma. 

— ¿Tu vives aquí? — pregunta Dante y siento un alivio.

— Si. 

— ¿Matias vivía aquí? 

— Si.

— ¿Estaban viviendo juntos?

— Si Dante— respondo desesperado— ¿Alguna otra pregunta? 

— ¿Ya son todas tus cosas? 

— Si.

— Entonces vámonos.

— ¿Los puedo acompañar? — pregunta Emma.

— Si bonita— accedo una vez más y sonríe.

Los tres nos subimos a la camioneta y después de darle instrucciones al conductor de cómo llegar al departamento nos dirigimos hacia él. 

— Oye— me llama Emma— ¿Qué departamento escogiste?

— El que está cerca de aquí, por el tema de la escuela y eso.

— Ah vale.

— Vas a vivir solo— dice Dante— ¿Vas a hacer fiestas? — y Dante es el más fiestero de todos dentro del grupo. 

— Si, pero no ten seguido. 

— ¿Harás una cena? 

— ¿Para que una cena?

— Algunas personas hacen cenas e invitan a su familia y amigos para presentar su nueva casa— explica Emma.

— Ah vale, pues lo voy a pensar. 

 Durante el camino seguimos hablando los tres hasta que mi celular sonó y el momento en que vi el nombre mi humor cambio por completo. 

Llamada entrante de mamá

Rechazar.

— ¿Todo bien? — pregunta Emma. 

— Si, ya llegamos— les aviso. 

Y una vez más bajamos mis cosas y las llevamos al departamento, ahora me doy cuenta que si son varias cajas, pero después de un rato logramos llevar todo al departamento. 

— Matias— me llama Dante— Te seguiría ayudando, pero me tengo que ir. 

— Esta bien, ya me ayudaste mucho, gracias.

— No vemos luego— se despide— Adios Emma.




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