-¿Volver a Frentas?
-Cuando huía de los hombres que me perseguían me caí al suelo y me paso algo raro, sentí una sensación que me obligo a excavar con mis propias manos el suelo, las luces y el ruido del coche de los secuestradores me despertó y salí corriendo; pero tengo señalada la zona y apuntadas en el móvil las coordenadas.
-¿Quieres que te acompañe?
-Si quisieras venir te lo agradecería. No tengo miedo, pero me sentiría más segura.
-¿A qué hora salimos?
-En unos días. Quiero preparar un poco mejor la expedición, la otra vez fui a la aventura, y sufrí más de lo que debería, esta vez quiero ir más preparada.
-En estos años he ganado bastante dinero y la liquidación de la empresa estuvo bien, así que tengo todo el dinero que necesitas para empezar.
-Yo también tengo dinero, eso de momento no es el problema. Lo que no quiero es que se nos vuelva a adelantar Frank, o cualquier otra empresa y volver a quedar fuera.
-Pues no hablemos con nadie y pongamos manos a la obra.
Nuevamente se encuentran en Frentas y se va a la empresa de alquiler de coches a buscar un todoterreno para irse al desierto.
-Buenas días, quería que me alquilasen un todoterreno.
-Lo siento, en estos momentos los que tenemos están todos alquilados. Ha venido una cadena de televisión y los ha alquilado todos.
-¿Cadena de televisión?
-Sí, han venido a hacer un reportaje de las ruinas encontradas en el desierto.
-Ah, es cierto, han venido antes de lo esperado.
¿Pero ese de ahí no es un todoterreno?
-Sí, pero ése es mi coche particular.
¿También van al desierto? ¿Son de la cadena de televisión?
-No. Bueno, no somos de la cadena de televisión, somos integrantes del grupo de arqueólogos.
-Y claro, deben estar allí para la entrevista.
-Sí, hemos tenido que volver para hacer un reporte de lo encontrado y como nuestro vehículo se estropeó veníamos a alquilar uno. Bueno, si no se puede hacer nada habrá que conformarse. Es una pena no poder llevar un coche como ése que salga en la televisión y se vea la publicidad.
La pareja está saliendo del concesionario cuando el propietario vuelve a llamarlos.
-Perdone, perdone.
-Sí, dígame.
-¿Podríamos llegar a un trato?
-No sé que podemos ofrecerle nosotros.
-Les dejo mi todoterreno, pero ustedes a su vez intentan que se vea la publicidad que lleva cuando les hagan la entrevista.
-No puedo comprometerme a éso, yo no soy de la cadena de televisión.
Pero si puedo apoyar unas piezas que hemos encontrado en él y tendría que salir.
-Sí, si eso sería una buena publicidad para mí negocio, se vería en todo el estado.
-Sí, la verdad es que si, pero como le digo, yo no puedo influir en que planos quiere sacar la televisión.
-Mire, si consiguen que salga mi coche y la publicidad no le cobro nada, y si no pueden hacerlo les cobro el alquiler como si fuera un vehículo de los que tengo de alquiler.
-Me parece muy justo.
Lo único que vamos a estar por lo menos una semana en el desierto.
-No se preocupen yo puedo estar ese tiempo sin el coche.
-No sabe lo que ha hecho, nos ha salvado la vida, porque al final nuestros jefes quieren vernos en el trabajo y si no nos ven son tan cabrones que igual nos despiden.
-Pues no se hable más, déjeme que saque algunas cosas del coche y ya todo suyo.
Daniel sale del concesionario conduciendo el todoterreno.
-Eres increíble.
-A veces hay que echarle morro al asunto.
Una vez cargado el todo terreno con todo lo necesario se van al desierto a buscar ese punto donde ella estuvo excavando.
-Dani, quizás no sea nada.
-Bueno, pero así no quedarás con la duda, y si quieres de paso vamos a ver a tu ex jefe.
-No me apetece verlo, sería capaz de saltarle a la yugular.
-Sabes que no toda la culpa es de él.
-Tienes razón, pero supongo que es como se sienten los arqueólogos cuando le quitan el caramelo de la boca.
-Seguro que encontramos el premio gordo, y lo dejaremos con dos palmos de narices.
María queda asombrada con la forma de conducir que tiene su chico, han recorrido en diez horas lo que ella recorrió en dos días, claro que en esos dos días tuvo que usar más la pala que kilómetros había recorrido. Con Dani no habían quedado encallados ninguna vez, es como si viera el terreno que se ocultaba bajo la arena.
-¿Quieres conducir tú un poco?
-¿Estás cansado?
-La verdad es que no, voy muy a gusto. Pero era por si querías hacerlo tú.
-No, que seguro que terminaríamos dentro de una duna. Lo que si podemos hacer, si te parece, es parar aquí a dormir, se está haciendo de noche y también necesitas descansar.
-Como veas, yo no tengo ningún problema en seguir conduciendo de noche.
-No, mejor descansamos, ya tenemos recorrido más de la mitad del trayecto por lo que puedo ver en ésta pantalla.
La verdad es que este equipo es una maravilla, no como el programa que yo llevaba en el móvil que iba bailando de un lugar a otro de la pantalla.
-Este equipo es muy bueno, es el que teníamos para andar por estas tierras y poder dar la posición exacta de por dónde tenía que ir la carretera, si no sería todo un desastre.
-¿Dormimos en el coche?
-No, traje la tienda de campaña.
-Sí, lo sé pero los aullidos en la noche me dan miedo.
-No te preocupes, están muy lejos de aquí, y el fuego que tenemos los alejaría. Los animales por instinto huyen de los seres humanos, otra cosa es que si tienen mucha hambre se arriesguen a cualquier cosa. Bueno igual que haríamos nosotros.
-Sí, sí. Pero ten el arma cerca.
La otra vez me metí en el coche, cada sonido en la noche me hizo estar pendiente hasta de mi propia respiración.
-¿Pero no tenías un arma?
-La primera vez tenía el arma en el coche, pero las balas en el exterior por lo que estuve cagada de miedo toda la noche.
-Ja, ja, ja, ja.
- No te rías que lo pase fatal.
Editado: 27.02.2021