Vendetta

Muertes extrañas

Me había despertado cerca de medio día para desayunar, mi nana me tenía listo unos deliciosos chilaquiles y un café de olla bien cargado, me había informado que mi padre llegó a eso de las 9 muy animado hablando de la reunión, me alegraba que estuviera así de animado tras todo este tiempo.

- Dicen que Don Jorge ‒dice mi nana, sonrío porque sabía lo mucho que se le dificultaba el nombre de Gorka así que usaba su variante– tenía a todos cautivados con sus relatos, por eso estuvieron despiertos hasta bien entrada la mañana –asiento, seguro conocía muchos lugares e historias.

- Señorita Amelia, la buscan –dice uno de los choferes entrando en la cocina, por suerte esta vez estaba vestida de manera decente.

- Dile que se pase –el hombre asiente, como, porque si era algo urgente, no podría terminar de desayunar.

- Amelia, que bueno que te encuentro, necesito tu ayuda, mi abuela se ha puesto mala de repente y tengo miedo –dejo el tenedor y salgo junto a Lionel, era un joven tranquilo, habíamos ido juntos a la secundaria.

Al llegar a su casa me apresuro a revisarla, sólo para darme cuenta que ya no contaba con signos vitales y aunque trate de revivirla, no funcionó.

- Lo lamento mucho –digo bajo, comienza a llorar mientras llamo al forense, estando aquí les comunicaría lo que pasó. Quizás le había dado un infarto o había sido algo cardiorrespiratorio, pero la autopsia revelaría esto mejor.

Tras dejar la casa de Lionel había ido a la mía para cambiarme de ropa e ir al hospital, le había prometido al chico que haría la autopsia.

Lo que había encontrado me dejó perpleja, otra vez el cuerpo no tenía ni gota de sangre, ¿era acaso un nuevo virus?, ¿alguna bacteria? No podía entender como en menos de una semana, 2 pacientes habían fallecido de un paro cardíaco, o eso parecía, las marcas en el cuello eran similares, quizás había algún insecto o animal que lograba que la sangre, ¿se evaporara, desintegrara? Aquello le sonaba por demás absurdo, ¿podría ser hemofilia? Quizás una mala coagulación, se frota el rostro, se sentía tan confundida con el resultado.

Sale de la sala de autopsias, debía buscar padecimientos de la sangre, no los conocimos, más bien raros, quizás podría encontrar una respuesta en enfermedades raras.

Había revisado todos los autores conocidos, pero no había encontrado nada de nada, y eso la tenía desconcertada, había optado por enviarle un correo a un antiguo profesor que sabía del tema, sólo debía esperar.

Esperaba el correo de su profesor cuando la tercera muerte se suscitó, quizás debía notificar a la Secretaria de Salud Publica de una posible, ¿qué?, ¿virus, bacteria? No sabía que pasaba pero estas muertes extrañas la estaban superando.




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