Vendetta pactada

CAPITULO 6

Miramos las posibles rutas de entrada, pero la entrada principal estaba totalmente despejada a pesar de haber varios árboles, la lluvia hacía difícil planear y el viento estaba demasiado frío, Sebastián me ayuda a ponerme algo para evitar que me siga mojando, pero con la mano que tenía libre tomo la espada para tirar un árbol, este me sigue la idea y me ayuda a empujar para que caiga, la lluvia no era tan fuerte como para pensar en que había tirado un árbol, pero era una buena excusa.

—Sofía, es mejor que nos refugiemos en la iglesia — Me dice jalándome.

—En la iglesia nos van a encontrar, tenemos que buscar algo más — Las gotas caían con gran velocidad, el clima del sur era caracterizado por ser tan helado, que no había quien conociera la leyenda del hombre que se congeló por estar afuera.

Caminamos de regreso, pero ahora paranoicos porque escuchábamos pasos, pensábamos que alguien nos estaba siguiendo, temía porque sabía que me querían a mí por el poder de una santa, pero a Sebastián lo ejecutarían, corremos al escuchar caballos, sin duda eran del pueblo enemigo, caigo dentro de una fosa, el olor a carne putrefacta hace que sienta demasiado asco, Sebastián se tira sin pensarlo mucho, mientras nos obligamos a no respirar, a subirnos cadáveres encima para no ser vistos, el espacio de por sí era reducido, líquido cae sobre mi cuerpo, eran cadáveres sin brazos manos, con mordidas, y uno en particular tenía los ojos abiertos, eran unos ojos con una capa gris. La pupila lejana…

Rodeada de la muerte, siento la mano de Sebastián sostenerme, dándome fuerza, mientras el caballo se escucha, con unos murmullos.

“He mirado alguien aquí” Dice con un acento arrastrado, me volteo para ver a Sebastián quien me mira fijamente, allí abajo nos miramos sin decir nada, había perdido el olfato por completo, y solo lo miraba a él. Mi mano no dejaba de temblar ni incluso en este momento.

<<Cierra tus ojos>> Me gesticula, mientras lo cierro, este se acerca más a mí, poniendo un cadáver encima de ambos, se acerca a mí, poniéndome en su pecho para que lo escuche respirar, su corazón latía demasiado rápido, el tiempo se me hizo eterno, la lluvia que entraba aquí, hacía que se mezclara con todos los líquidos y comenzara a subir.

Sebastián se pone de pie, mientras que se apoya sobre todo para ayudarme a salir, cubiertos del líquido, caminamos con mucho sigilo a una cueva donde posiblemente habitaban otras cosas, me dejo caer mientras con mis manos trato de quitarme la sangre y el olor, pero era demasiado imposible.

—Tu mano sigue temblando — Me dice quitándose la camisa para ponerla a secar —. Ya paso.

—No tiemblo por miedo, mi mano quedo así desde la emperatriz sangrienta — Le enseño y es cuando mira mi dedo —. Querían el anillo del ducado.

Este se compadece de mí, con una sonrisa caída, saca otra blusa para dármela, había quedado demasiado seca. Me volteo para ponérmela.

—¿Por qué no viniste con Ethan, o Alexander? — Me pregunta sentándose enfrente de mí.

—Ethan no puede venir, su cabeza tiene un precio y necesita quedarse a lado de su esposa, él será papá otra vez — Él se agarra el cabello riéndose incrédulo —. ¿Y Victoria?

—Se quedó con el niño, tuve un varón, responde al nombre Javid André — Me rio viendo su cara de felicidad —. Así que eres la santa de la iglesia.

—Irónico ¿Cierto? Y también antes de que aparecieras era la futura emperatriz — Sus hombros que estaban derecho se hacen un poco al frente sintiendo el peso —. Será difícil reconstruir la monarquía con base en un pueblo que no confía en nosotros… Les hemos fallado tantas veces…

—No confiarán en nosotros, pero sin la verdad de dios, en tu verdad — Me rio involuntariamente, siempre pensé que el término de “Santa” era demasiado exagerado para mí —. Pensé que eras creyente.

—Con base en que recuperarían la confianza que depositaron en nosotros, mira nuestra situación… Hemos perdido a nuestros, padres, a nuestros amigos, a nuestras parejas ¿Por qué creer en un dios que literalmente nos dejó a nuestra suerte? ¿Qué permitió que me hicieran todo esto?

Realmente pensaba que tenía una razón válida para alejarme de esto, lo cual era bastante irónico porque ahora yo era una santa, pensaba realmente que era una pérdida de tiempo el hecho de hacer algo por el estilo.

—Por la esperanza supongo.

—Misma que nos llevó aquí — Extrañaba esto de nosotros las peleas estresantes sin fin de las mismas cosas —. Se sabe que Ethan no puede subir al trono y aparte no quiere.

—¿Por qué? — Me pregunta notando el aire molesto en su expresión.

—Es el hijo del padre que consideró que era buena idea que la razón por la que su madre vivía acabara con su vida. ¿Tú? Sabemos bien por qué no eres apto.

—¿Entonces tú eres digna? — Me pregunta bastante molesto.

—No, soy la menos indicada. De nosotros 3 ninguno debería de subir al trono.

—Hablas como si fuéramos villanos — El coraje le dura muy poco, supongo que era porque estábamos agradecidos por vernos, que las peleas no eran tan solo palabras normales.

—¿Y qué tal si lo somos? — Mis más oscuros pensamientos salían, las acciones del enemigo, de mi madre, más que nada trataba de justificarlo. Él me mira fijamente —. Lo dijiste una vez no porque nuestros pensamientos sean diferentes significa que ellos estén mal ¿Qué nos garantiza que no somos iguales a ellos?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.