5 meses después…
Nos había llevado tanto tiempo someter a las rebeldes provincias que se resistían a aliarse con nosotros. Sebastián intentaba abordar la situación diplomáticamente, pero en la mayoría de los casos no funcionaba. Alexander y yo éramos más inclinados hacia la violencia, y ya no sorprendía a nadie en el marquesado, vernos cubiertos de sangre. A veces, incluso con sangre en nuestras manos, nos sentábamos junto al establo, tratando de crear nuestro propio lenguaje para que nadie pudiera entendernos. Estar solo con Alexander era extraño y solitario. A veces olvidábamos que solo éramos nosotros y esperábamos que Hiro respondiera, pero su recuerdo permanecía entre nosotros.
—Sofía, debes de entrar — Me habla la marquesa con una cara bastante seria. Siempre caía la noche, recorría el marquesado para traerme de vuelta,
—Ahí viene la vieja malhumorada — Murmuro Alexander mientras mordisqueaba un poco de heno para caballos.
—Barón de Priego, escucho que él está bastante sucio — Dijo la marquesa mientras se marchaba molesta, fulminándolo con la mirada.
—No se preocupe, ahora me pongo a ello — Respondió Alexander, pero en realidad no tenía intención de hacerlo. Seguramente designaría a alguien más para esa tarea. Era su forma de demostrar que tenía el control. Entré por la cocina en dirección a mi habitación, pasando por el cuarto de Sebastián, donde lo encontré afeitándose mientras mi hermano estaba cubierto de espuma de afeitar.
—Mi hermana sigue molesta conmigo, ¿verdad? — Pregunta Asher un poco molesto, aunque me lo había traído, no podía darle el tiempo que necesitaba y estaba considerando seriamente en mandarlo con Ethan de nuevo, pues no podía cuidarlo adecuadamente.
—Tu hermana ha pasado por cosas muy difíciles, no está molesta, simplemente carga con muchas cosas y no sabe cómo liberar esas emociones — Le contesta, había estado escuchando varias veces como hablaban en secreto de mí —. Tu hermana no siempre fue así, cuando estábamos más jóvenes, ella era demasiado imprudente y cometía errores.
—Mi tío Ethan dice que los errores nos hace humanos.
—Sí, pero tu hermana está destinada a ser una emperatriz y una emperatriz no debe de permitirse cometer errores — Eso más que una plática entre mi hermano y él es como si se hubiera dado cuenta de que yo estaba escuchando la conversación a escondidas, cruzo hacia el otro lado para ir directamente al estudio, el marqués Edisto estaba allí.
Contemplaba el violín que traje de Caleb.
—¿Toca el violín? — Le pregunto mientras él niega con la cabeza mirándome con tristeza.
—Mi mujer lo tocaba, ¿Usted lo toca?
—También mi esposo lo hacía. No sé por qué lo traje sinceramente — Me acerco mirándolo, las grietas que este tenía hacen que me dé una nostalgia —. ¿Cómo van las cosas con su hija?
—Se está ganando la confianza de su marido, ella dice que en unas semanas nos tendrá información de primera mano — Él piensa un momento antes de volver a hablar, estaba nervioso —. Su madre la pidió como su acompañante.
—Que acepte, entre más adentro este del círculo es mejor — Me sirvo un poco de alcohol, para darme cuenta en el reflejo de la ventana de que él había estirado la mano, volteo a verlo —. Se que es difícil para usted, pues estamos arriesgando demasiado, pero espero que me comprenda.
—No es eso. Por un momento miré en usted a su padre — Lo escuchaba tan a menudo que para mí más que un cumplido era una maldición.
—¿Por qué era la rivalidad que tenían? — Pregunto y este sonríe.
—Todos cometemos errores alteza, y mi peor error fue ser enemigo de quien debí de ser aliado — No me iba a responder, pero era mejor que lo que esperaba. Escucho música, lo que hace que con el trago en la mano abra la ventana para que la música entre, se escuchaban como cantos. El marqués Edisto se acerca para escuchar conmigo, escapo unas lágrimas. Sebastián toca antes de entrar para mirarnos a ambos en silencio escuchar la música que provenía de un festival.
—Marqués, ¿Cuándo partiremos al norte? — Sabía que eso era lo que en verdad quería decirme.
—Mañana le confirmo, permiso sus altezas imperiales — Se inclina haciendo una reverencia, Sebastián toma su lugar sentándose a contemplar a las personas, extrañaba mi hogar o bien si tenía uno al cual llegar.
—Una vez que lleguemos al norte no más errores — Reitera Sebastián, esta toma mi mano para ponerme un anillo, era diferente al que me había dado la primera vez e incluso al de Caleb, el anillo era un círculo redondo, golpeado de varios lados, con una piedra negra y una blanca entrelazadas en el centro en diagonal —. Por la paz del pueblo, te desposo Sofía Anahí de Clue, la futura emperatriz de imperio del norte. Que tu vida sea larga y valerosa.
No era para nada como esperaba que fuera casarme con alguien a quien una vez ame, que estaba completamente enamorada y rechace los principios para subirme a ese caballo con él, los sentimientos se quedan atorados allí, a medias…
—Por el imperio, te acepto a ti emperador Sebastián Alessandro del norte, prometo llevar al imperio a la gloria — Le digo tomando el anillo que correspondía para ponerlo en su dedo, sentía como me condenaba, no amaba a Sebastián, pero el hecho de casarme con él no era tan horrible, quería sentirme mal, pero no podía.
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Editado: 13.08.2023