Vendetta pactada

CAPITULO 25

No había tenido tiempo de explicar las cosas, pero parece que aprendió a leer mi cara de miedo porque entre los 2 desvestimos a Asher para ponerle otro tipo de ropa para dormir, este estaba aturdido. La ropa manchada de sangre la pongo en la chimenea, pero entre las cosas no estaba su espada.

—Asher ¿Dónde está tu espada? — Le pregunto, pero este responde con la cabeza que “No” —. ¿Mírame la dejaste allá?

Asiente con la cabeza, abrazándolo, lo peor de todo esto es que él no podía llorar, no estaba llorando.

—¿Alguien me va a contar que paso? — Dice Sebastián trayendo mi ropa.

—Maté a mamá… ¿Soy una mala persona? Sofía, ¿Soy mala persona? — Él estaba aterrado. Lo sacudo para captar su atención.

—Escúchame. Hacer lo necesario para sobrevivir no te hace mala persona, te hace inteligente. No vuelvas a pensarlo — Le digo mientras el temblor de mi mano comienza a volver.

Lo tomo en brazos sintiendo el tirón en mi espalda de dolor, lo recuesto, para escuchar unos pasos. Sebastián se apresuró a apagar las cosas, para acostarse a mi lado, me pega hacia él, para abrazarme, pues aun debajo de las cobijas se miraba como temblaba, estaba asustada ¿Qué tal si nos descubren? ¿Qué tal si supieron que era Asher?

Mi cabeza se llena de pensamientos, la puerta se abre sin escuchar como giran la perilla. Solo los pasos, mantengo los ojos cerrados, los pasos se acercan a mi espalda y se detiene a la altura de mi cara, Sebastián reacciona rápidamente, para atraerme más a él.

—Dios… Qué susto… No escuche la perilla. ¿Está todo bien? — Este le pregunta mientras yo me muevo —. Vuelve a dormir cariño.

—Sí, solo vine a comprobar a la señora.

—¿Pero todo está bien? — Le vuelve a preguntar mientras los pasos se alejan.

—No me tiene permitido decirlo, manténgase en esta habitación hasta que se les permita irse, un caballero vendrá a hacerles guardaría — Este se marcha sin más. Sebastián se levanta para poner una silla en la perilla para que esta no se abra. El se voltea a mí, no se miró para nada molesto, me hace señas de hablar en el baño, mientras verifico que mi hermano se había quedado dormido.

En el baño, mis piernas pierden fuerza.

—Sofía — Me habla Sebastián mientras lo abrazo llorando —. Ey…

—Hasta el último momento ella fue implacable conmigo, pensé que se arrepentiría que sería capaz de unirnos, pero ella no quería unirse, nos quería acabar conmigo, para quedarse con él — Me limpio la nariz para seguirle contando —. Cuando por fin pensé que iba a hacer con ellas las paces, me tiró contra la mesa, quería matarme y Asher llegó, todo pasó tan rápido, que cuando la empujo ella quedó empalada contra algo.

—Dios…

—El conde Sutton miro todo, y nos ayudó a salir. El se quedó allí.

—Por allí había comenzado — Me dice molesto —. ¿La capucha es de él?

Asiento con la cabeza, mientras él va por ella al cuarto para traerla con nosotros, comenzamos a revisar todos los bolsillos, pero no había nada, solo una nota con “12345”. Estábamos decepcionados, la puerta se tocaba demasiadas veces rápidamente, mientras que se escuchaba un Alexander alterado.

“ELLA DEBE DE SABERLO” Comienza a gritar, tomó una bata para caminar hacia afuera, Alexander estaba peleando con sus manos manchadas de tierra. Es el único que al verme hace una reverencia.

—¿Qué está pasando? Desde hace rato escuchó ruidos, y mis niños están dormidos. Tengan prudencia, señores — Los regaño, pero Alexander se miró afligido, es como si algo lo carcomiera —. Déjenlo pasar.

Alexander entra para decirme lo que ya sabía, que mi madre había muerto. El hecho de que hubiera una muerte en la iglesia corrió por todas las iglesias, tan rápido este lugar dejó de ser santo y todos fuimos desalojados.

—Padre, siento el atentado que sufrió la iglesia — Me disculpo, pero este me toma las manos.

—Mi señora, por favor. Devuélvanos la calma al imperio, el imperio necesita de la familia real legítima — Pobre, si le dijéramos que la familia legítima era el hombre al cual le daba la espalda. El se sube a un carruaje que lo llevaría a otro lugar. Sebastián se apresuró para entregarme a Asher, él había cambiado, traerlo conmigo había sido una muy mala idea. Alexander se acerca con una bolsa de ropa que traía, no me podía arriesgar más a perderlo.

Beso, la frente de mi hermano. Dándole la linterna, era de noche, por lo que lo ocuparan más que nosotros.

—Alexander, llévate a mi hermano con Ethan.

Mi hermano apenas reaccionó, pero todos allí sabíamos que era la decisión correcta, este solo me da un último abrazo, mientras lo ayudo a subirse al caballo de Alexander. Sebastián, piensa por un momento antes de entregarle a Javid.

—Es demasiado peligroso para nosotros ir con ellos — Alexander entendía lo que se avecinaba, era ir a la capital y encontrarnos con personas que nos van a matar, sin miedo a las represalias.

—Manténgase vivos —Nos indica—. Sofía, cuídate.

—Cuando nos volvamos a ver, ya podremos descansar. Mantente a salvo, lejos de todo. No hagas nada estúpido — Le dijo acomodando las cosas en su maleta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.