Vendetta pactada

CAPITULO 40

Era la madrugada de la noche antes de que él Conde fuera a la corona, todos estábamos nerviosos. Los marqueses se habían ido por la mañana para poder recibir la flota. Sebastián me da de su licor, mientras los plebeyos uno a uno se iba a la cama, desde nuestro balcón mirábamos, desde el balcón se miraba mi casa.

—Dentro de unas horas ya no tendremos que escondernos más — Me dice poniéndose a mi lado —. Dentro de unas horas todo abra valido la pena.

—No puedo esperar — Le digo en una forma en la que no esperaba que el tiempo se adelantará, esperaba que nuestros planes salieran tal y como lo planeamos.

—Vamos a la cama — Me dice jalándome del brazo, pero no me quería alejar de la ventana de sentir el aire fresco —. Te amo Sofía.

Volteo para verlo, su cara era de miedo. El tenía miedo de que mañana pudiéramos morir. Me acerco a él, teniendo miedo de tocarlo por que sabía que si lo tocaba el pudiera romper. Tomo su cara entre mis manos para darle un pequeño beso en sus labios, al principio parecía que se quería resistir, pero no podíamos contra lo que el corazón decía, pues la mente se oponía.

—¿Qué significa ese beso?

—He tratado de luchar con la idea de lo que siento sobreponiendo la razón a lo que dice mi corazón, sé que casarnos fue una obligación, pero ¿Desde cuando se hizo una obligación? — Le pregunto —. Por que te juro que lo que paso esa noche no fue una obligación fue el deseo… Fue el…

—El amor… ¿Tan difícil es decirme que me amas? — Me pregunta él riéndose, la presión se libera —. No se que va a pasar mañana, pero puedes estar segura de que si ganamos si vivimos, luchare cada día por recompensar los errores que cometí…

—¿Por qué piensas que vas a morir? — Le pregunto. Este solo encoje los hombros mirando al piso —. Sebastián Alessandro, como el poder que se me confirió al ser la santa de la iglesia te doy mi bendición al ir a recuperar nuestro reino.

—Que ególatra es mi mujer, me bendice en un plan que ella ideo — El me levanta para ponerme en la cama, no iba a ver nada subido de tono. Solo éramos 2 amantes que se acaban de decir que se querían, aunque de mi boca salió un rodeo.

Despierto en la mañana, solo habíamos dormido unas horas pues afuera se escuchaban el sonido de las trompetas que anunciaban que la hora de coronar a su nuevo rey iba a llegar. La iglesia no había caído del todo, seguía en pie, pues la iglesia me respondía a mí no a su nuevo papa lo que mantenía las cosas en cuerda floja, pero si el ya se coronaba, ya iba a caer como pieza de domino.

Ethan se queda allí, junto con el Barón para liderar a los que faltan mientras tanto Sebastián y yo nos mezclábamos entre las personas, caminábamos separados, pero donde nuestra vista nos permitiese vernos, usaba un cabello prestado por Lady Daisy, me mezclo identificando a los que estaban de nuestro lado y a los que no tenían ni idea de lo que estaba pasando.

Después de una hora sale el Conde Sutton, los plebeyos eran obligados a aplaudir. Entre la multitud este logra ubicarme pues su cara se relaja, el sabía que me había aferrado a la idea de salvarlo, no tenía por qué hacerlo, pero quería hacerlo.

Este obliga a que todos callen.

—Hoy es un día histórico en nuestra vida, un día en el que el destino se ha puesto de mi lado, un día en que se me ha orillado a asumir una nueva responsabilidad y un honor sin precedentes. Prometo escuchar a mi pueblo, atender sus necesidades y proteger sus derechos. Trabajaré increíblemente para asegurar que cada ciudadano tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial y vivir en una sociedad justa y equitativa. Nuestro imperio no solo se centrará en el desarrollo interno, sino que también buscaremos establecer relaciones diplomáticas sólidas con otras naciones. El diálogo y la cooperación serán la base de nuestra política exterior, promoviendo la paz y el entendimiento en todo el mundo — Volteo a ver a Sebastián, quien se encontraba del otro lado saco el espejo para poder darle la señal en el momento adecuado. Estaba a la espera del momento indicado, en el que el Conde justo como quedo el conde —. Aquellos que busquen desestabilizar nuestra paz o amenazar nuestra seguridad se enfrentarán a la determinación inquebrantable de nuestras fuerzas armadas y nuestras instituciones. La protección de nuestras fronteras y de nuestra gente será una prioridad primordial. Permítanme reiterar que este nuevo capítulo no es solo sobre mí; es sobre todos nosotros, como un pueblo unido en un propósito común. Juntos, construiremos un imperio próspero y digno de ser recordado en la historia.

El se queda en silencio como si algo por fin se revelara, como si el dejara el miedo.

—Que Dios nos guíe en este viaje, que dios los guie. Dios salve a la emperatriz Sofía la justa — Este se agacha al momento que la señal vale madres. Me subo rápidamente a la tarima por mi cuenta mientras que de la esquina una flecha vuela hacia los vigilantes que había por arriba buscando cualquier oportunidad para atacar a los rebeldes. Tomo al Conde para poner la daga en su cuello.

—¡ATENCIÓN! ¡CAPTUREN A LOS REBELDES! — Grita Lady Lancaster obligando a varios a acercarse.

—SOY LA SANTA DE LA IGLESIA, SI ME TOCAN UN SOLO PELO NO SOLAMENTE ACABARE CON SU MONARCA SI NO TAMBIEN SUFRIRAN LAS CONSECUENCIAS DE DIOS Y LA IGLESIA — Eso fue suficiente para que no solamente ellos se detuvieran si no que se tiraran al piso mostrando redención, algunos nobles que aún no se decidían mandaban a sus criados temían por su vida, pero la guerra era con los plebeyos que les lanzaba rocas.




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