Clavé el cuchillo una y otra y otra vez contra su cuerpo,quizás 20 o 30 veces,no lo sé, los cortes se fundían unos con otros. Sabía que ya no estaba viva,pero aun asi rajé su garganta para confirmarlo. Con mis propias manos saqué los ojos de sus cuencas para que ni después de muerta volviera a fijarse en algo MÍO, y de oreja a oreja dibujé con el cuchillo una sonrisa de payaso en su rostro.Tomé su cuerpo y envuelto en una vieja sábana lo llevé hasta la casa del traidor y la dejé en su auto .Moría por ver su cara cuando viera mi hermosa obra de arte en honor a nuestro amor, el sabría quien es su autor.