Nos quedamos mirando mientras nuestras manos siguen juntas. William sonríe y me hace sonreír a mí. No sé por qué lo hace, pero se ve muy lindo haciéndolo. Él suelta mi mano y regresa a su lugar inicial. Estamos separados por el marco de una puerta y, a pesar de la distancia, me sigue mirando a los ojos intensamente.
—Mírate, William. Pensé que no te volvería a ver.
—Dime Will. Es menos formal —dice sonriendo—. Yo también pensé que no te vería y míranos ahora, hablando después de muchos años como personas normales a pesar de las trifulcas de nuestros padres.
—Ojalá ellos hagan eso algún día.
—Dudo que eso pase, pero no estaría mal. Ahora, ¿Se puede saber qué demonios haces aquí? Por lo que me enteré, estás castigada.
—Yo no te tengo que dar explicaciones, Will —le digo pronunciando su nombre con desprecio.
—Te quiero recordar, Sophia, que entre nosotros no hay problemas. Nuestros padres se odian, pero nosotros no. O eso creo —dice poniendo sus ojos azules en los míos de una forma completamente cautivadora. William tiene muchos encantos y claro que sabe usarlos.
—Tienes razón —sonrío—. Vine a apoyar a un amigo.
—¿Y te abandonó?
—Algo así. Está disfrutando su noche y yo, ya cumplí con lo que vine a hacer aquí. La verdad no sé lo que hago aquí —digo resignada. Es cierto, Emma me suplantó en el plan de Matthew y ya no tengo ningún motivo para estar aquí—. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
—Sophia, soy el alma de la fiesta. Siempre estoy rondando por estas fiestas.
Sonrío acercándome—. Lo sé, te veo siempre en Instagram. Si fuera por ti, tratarías de salir en cada red social habida y por haber. No entiendo como disfrutas estar en el centro de todo, yo apenas puedo soportarlo.
—Hay algunas personas que nacen para disfrutar la fama y algunas, no. Y tú eres de esas que no se regodea en la fama de sus padres. No te gusta la fama y sin duda no sabes disfrutarla —dice dando un paso al frente para acercarse más a mí. William tiene los brazos cruzados y se ve un poco intimidante. No sé lo que quiso decir con eso, pero me molestó. ¿Cree que no sé disfrutarla?
—Tú no me conoces, William.
—No te conozco, pero he leído de ti. Siempre oculta tras la imagen de la hija perfecta de la familia perfecta. Sin esas fotos de ti bailando en las mesas del bar completamente ebria, cualquier diría que solo eras un fantasma de lo que fue Camille. O en mi caso, pensé que la niña divertida que conocí fue tragada por la tierra y fue reemplazada por la imitación barata de una niña buena.
—¿Insinúas que no me sé divertir? —digo ocultando lo que me dolieron sus palabras. William no me conoce y él no sabe lo mucho que disfruté el año pasado con mis amigos—. Te equivocas, William. Sé divertirme muy bien —le digo dando un paso adelante. Antes solo estábamos separados por un paso que Will no se atrevió a dar y ahora nada nos separa.
—¿Por qué no me muestras?
Abro los ojos y William sonríe. Es tan lindo cuando sonríe y él sabe que lo es por eso lo hace. Manipula a las personas con sus encantadoras posiciones. Él relaja el cuerpo y baja los brazos. Nuestras cabezas se están acercando y sé lo que va a pasar; y aunque quiera impedirlo, no puedo. William me tiene hipnotizada por completo. Así que sin importar lo que la parte racional dice, dejo que mi cabeza siga el camino que quiere. Pero, antes de llegar a su destino, escuchamos un sonido estrepitoso atrás de nosotros.
Volteo rápidamente y veo a Violet en el piso. Ella se cayó y al momento de agarrarse botó algunos platos de snacks. Me separo rápidamente de William mirándolo con el ceño fruncido. Me acerco a donde estaba Violet y la ayudo a levantarse. Está completamente ebria, supongo que no le asentó muy bien que Matthew haya estado con Emma toda la noche. Ella me mira furibunda y se suelta rápidamente para irse, no sin antes darle una mirada a William y darse cuenta de que yo no estaba sola. Cuando ella se fue, William se acerca a mí sonriendo.
—¿Qué haces, Will? —digo mientras veo cómo camina hacia mí. Voy retrocediendo hasta toparme con la pared, él al darse cuenta sonríe aún más. No sé qué cara poner, de alguna forma me gusta este ambiente que se ha creado entre nosotros. Me gustaría sonreír también, pero no quiero mostrarle lo mucho que me gusta. Siempre me ha gustado coquetear con los hombres, siempre y cuando sea algo que pase desapercibido o que solo pase una noche.
William al estar enfrente de mí apoya sus manos en la pared a cada lado de mi cabeza aprisionándome. Se acerca a mí tanto que puedo oler su aliento. Sé que es lo que quiere, lo supe desde que me empezó a seguir el juego. Lo que no sé es porque quiere hacer eso.
—Demuéstrame que aún sigues siendo la misma Sophia que bailaba sobre mesas de los bares.
—Yo no te tengo que demostrar nada, Will.
—Es cierto, Sophia. Pero, sé que quieres hacerlo.
Lamo mis labios y los dejo entreabiertos—. ¿Ah sí?
—¿Acaso no te sabes divertir?
—No tienes ni idea de lo mucho que me sé divertir —le digo besándolo. Okey, no sé qué está pasando, pero Will me retó. Y, joder, él besa extremadamente bien. Es como si lo hubiera hecho por mucho tiempo como si lo hubiera hecho desde siempre. Sabe llevar el beso con total confianza y por más que yo haya empezado el beso, Will sabe continuarlo y lo hace de maravilla. Así que solo me dejo llevar en este beso que lo único que hace es aumentar de intensidad y quitarme completamente el aliento.