Venganza

Capítulo 11

Hoy es la fiesta de fin de semestre en la fraternidad de William y tengo que verme bien. El anfitrión es el chico con el que me he estado acostando por 4 meses, debo estar reluciente. Además, toda la facultad va a estar en esa fiesta. Gracias a Dios, acabó el semestre y con mucha suerte, no será mi último semestre en esta facultad ni mucho menos en la universidad.

Escucho que tocan la puerta de mi habitación y abro la puerta esperando ver a Matthew, pero me sorprendo al ver a alguien completamente diferente—. ¡Oh por Dios, Emma! —La abrazo tan fuertemente que casi no la dejo respirar—. ¡Mierda! ¡Eres rubia!

—Bueno, así tengo menos probabilidad de que me reconozcan.

—¿Tu madre no sabe que estás aquí?

—Ni que estoy aquí, ni que ahora soy rubia.

—¡No puedo creer que estés aquí!

—No me iba a perder la fiesta del año —dice entrando a mi cuarto y sentándose en la cama para dejar sus cosas. 

—¿Osea que no me extrañabas?

—Por supuesto que sí, tonta. Quiero que me cuentes tus progresos mientras nos alistamos.

—¿Matt sabe que estás aquí?

—También es una sorpresa para él. ¡Soy una sorpresa para todos!

—¿Cuánto tiempo te quedas?

—Solo por hoy —me dice sonriendo triste—. Tengo que aprovechar que mi madre está de viaje para salir. Ella viene mañana.

—¿Y tu padre?

—Mrs. Marshall está demasiado ocupado con su nueva esposa como para poder prestar atención a la ausencia de su hija mayor.

—A veces las desgracias traen beneficios —le digo tratando de hacerla sentir mejor. Ella ha tenido problemas con su padre desde que él se divorció de su madre y nada ha sido como antes. Emma lo ha pasado mal toda la secundaria gracias a eso y su padre no ha hecho nada para arreglar su lazo completamente roto. De alguna forma, mi situación está como la de ella, pero de alguna manera, lo de ella es peor.

—Por lo menos tengo un día libre. Un día de felicidad.

—Y amor…. ¿Qué se supone que haces aquí? Deberías estar con Matthew.

—No tengo nada oficial con Matt, Soph. Solo estamos en idas y venidas.

—Sé que te gusta.

—Lo hace. Enserio me gusta, pero sabes lo opino sobre las relaciones a distancia. Soy alérgica.

—Eres alérgica a cualquier tipo de relación, Emma. Matt es un buen chico, el mejor que podrías encontrar. 

—¿Me lo estás vendiendo?

—No puedo porque no ganaría nada y en este momento necesito dinero.

—¿Cómo vas con eso?

—Bueno, sigo sin tener casa si es lo que quieres saber.

—¿Y el plan con William?

—No funcionó. O bueno, tengo que volverlo a intentar, pero es que todavía no le he preguntado nada sobre eso. 

—Tu semestre ya acabó. Ya deberías saber que hacer con tu vida.

—Todavía tengo fe en William, aún no dejo de verlo. Trataré de convencerlo en esta semana sino temo que me tendrás de adoptada en tu casa.

—Sabes que mi madre no lo permitiría.

—Lamentablemente, lo sé. Phoebe se puede comportar como una verdadera maldita cuando se lo propone. 

El sonido de un mensaje en mi celular nos interrumpe y ambas volteamos rápidamente a ver quien lo manda—. No me digas que es William otra vez.

Me sonrojo, me han llegado mensajes de William toda la tarde desde que llegó Emma a mi habitación y no pude responderle porque he estado con ella todo el día. Antes de poder abrir el chat, recibo una llamada de su parte—. Por lo menos se preocupa por mí.

—Ajá. Solo quiere saber a que hora vas a ir para follarte, ilusa.

Pongo los ojos en blanco y le devuelvo la llamada—. Cuéntame.

—¿Dónde te has metido toda la tarde? 

—No tienes de qué preocuparte.

—¿Bromeas? ¿Sabes cómo está la situación? Suceden cosas horribles todo el tiempo; no me malinterpretes, no te quiero controlar, yo… solo quiero saber si estás bien. 

—Deja de divagar, Will. Solo respira entre cada palabra.

—Sophia…

—Will, he estado con Emma toda la tarde. Ha venido de visita para la fiesta.

—¿Osea si estás bien?

—Creo que el hecho de que te haya respondido bien pues significa que sí.

—Bien —escucho como respira hondo—, ¿Cómo te fue en el examen?

—Bien o eso creo. Sé que voy a aprobar gracias a tus grandiosas enseñanzas.

—Eso se debe celebrar. Entonces, voy por ti a las 9. Estate lista, gracias.

—¿No querrás llevar también a mis amigos?

Puedo escuchar su risa y no puedo evitar sonreír. Cuando contesté, verdaderamente se escuchaba nerviosismo en su voz. Creo que verdaderamente le importo, eso es una buena señal, así tendré más probabilidades de poder quedarme con él—. Bien, también los llevo. Pero puntuales.




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