Venganza

Capítulo 13

Matthew se queda conmigo y ambos estamos mirando el techo de mi habitación viendo de reojo como el sol se esconde. Como se nota que es fin de semestre y que los estudiantes no están o están alistando sus cosas antes de irse, lo que he hecho yo toda la semana. Se respira una completa tranquilidad en la residencia y me gusta eso, aunque mi vida no sea paz y tranquilidad ahora mismo, me gusta tener un aura en paz.

La semana se me hizo muy larga porque conforme avanzan los días porque el papeleo me está volviendo loca. He estado alimentándome gracias a la caridad de Matt, porque mis cuentas están completamente vacías, gracias a que lo poco que tenía en ellas las vacié durante el semestre y solo tengo lo suficiente para alquilar una habitación en un motel por una pequeña cantidad de tiempo.

Hoy es sábado, hemos alistado mis cosas y estamos exhaustos. Nos tumbamos en mi cama y miramos el techo. Sin duda, Matt es mi gran compañía ahora. Desde que Emma regresó a su casa, Matt es el único que me ha acompañado en este horrible proceso. 

No he sabido de Will desde esa última mirada antes de salir de la fiesta. Lo extraño y no solo porque me alimentaba todos los días, sino porque verdaderamente extraño su compañía: sus comentarios sarcásticos y su buen gusto en la música. Verdaderamente extraño al hijo del enemigo de mi padre. Claramente, él no lo hace. Así como se filtraron fotografías nuestras, toda esta semana se han filtrado múltiples fotografías suyas con varias chicas alrededor de todo Los Ángeles: en la playa, en el centro de la ciudad, en su fraternidad y hasta me atrevería en su departamento que aún no había tenido la oportunidad de conocer. Maldito William Carpenter, ¿por qué él simplemente puede continuar con su vida saliendo con todo lo que se mueva y yo no?

—¿Emma volverá? —susurra Matt sacándome de mis pensamientos. Por lo que me ha contado en toda la semana, la fiesta fue un momento crucial en su relación y algo me dice que ambos se están enamorando. Lástima que Emma no puede viajar otra vez, pero Matt sí puede.

—Si te soy sincera, lo dudo mucho. Tía Phoebe es una auténtica arpía y aunque a nosotros nos trata bien y nos quiere mucho, es muy estricta con Emma. Tal vez demasiado. Peeeeero, tú podrías viajar. No tienes ningún impedimento.

—Lo he pensado. Mucho la verdad —Matt suspira; sé que es difícil, pero me alegra que tenga las ganas de intentar sobrellevar lo que podría convertirse en una relación a distancia—. ¿Y si nos tomamos algo?

—Solo si tú vas a pagar, Matt. Estoy en la quiebra —nos miramos y reímos a carcajadas. Sí, suena algo cómico decir que estoy en la quiebra cuando antes era yo quien invitaba las cervezas. Supongo que así será mi vida desde entonces. 

Matt se levanta de la cama y en menos de 20 minutos lo tengo a mi lado con varias botellas de cerveza. Es mi último día en la residencia, de hecho, es mi último día en Los Ángeles y pasarla con Matt es lo mejor que me puede pasar.

—¡Por Shane Lawrence! —decimos mientras chocamos nuestros vasos de plástico llenos de cerveza.

He tomado con Matt desde que terminamos de poner mis cosas en la última caja y juro que soy consciente de lo que hago; y es por eso por lo que sé que estoy demasiado ebria. Sé que lo estoy, sé cómo llegué hasta este punto y me siento muy liviana, necesitaba sentirme así. Definitivamente, necesitaba hacerlo. Matthew creo que está un poco más sobrio que yo, pero no le debe de faltar poco para llegar a mi nivel. 

—Yo te aprecio mucho, Matty —le digo de la nada y Matthew me mira con la ceja arqueada sonriendo confundido—. Tú eres mi único amigo en el campus y nunca te voy a olvidar —siento como las lágrimas quieren llegar a mí, sorbo mi nariz y le sonrío—. Gracias por estar junto a mí y aunque, me vaya lejos, tú te has convertido en mi mejor amigo. Y… no deberías dejar escapar a Emma, es un poco testaruda, pero es mi mejor amiga y merece amor. Huye de las relaciones, pero sé que en el fondo le gustas y aunque no quiera admitirlo, se está enamorando de ti. Solo no la abandones, no necesita que alguien más en su vida se vaya sin darle una explicación.

—Okey, Soph —pausa un momento para darle un último trago a su bebida. Lo que le dije sobre Emma lo ha dejado por un momento en el limbo y lo entiendo completamente—. Es momento de ir a dormir.

—¡No! ¡A dormir, no! ¡Es muy temprano aún!

—Vamos, Soph, mañana tienes que hacer mudanza

—¡Pero eso es mañana, falta mucho para mañana!

—Pero tienes que mudarte —dice levantándose del piso y luego, me levanta como si no pesara nada para poder tumbarme a la cama. Pero, yo me levanto un poco y me apoyo en mis codos.

—¡Hoy es sábado! ¡En Nueva York, los sábados son sagrados! Y ahora que soy libre, he vuelto a mis andanzas —me levanto y voy a mi armario en busca de un vestido de fiesta. Mi cuerpo ebrio me pide bailar en una fiesta universitaria, pero hay algo más que mi pide mi cabeza desde hace días. Y, aunque no le quise hacer caso, ahora no puedo quitarme de la cabeza que necesito follar con William. Sí, el mismo por el que ahora no tengo nada, quiero hacerlo con él porque folla como los dioses. Sí, ese mismo en que una semana, se ha acostado con media ciudad. 

Me desnudo delante de Matthew para ponerme un vestido rojo pegado con un solo tirante. Me maquillo lo mejor que puedo y me pongo mis tacones. Miro a Matthew que me mira anonadado y le sonrío. Pero, él espabila rápidamente y empieza a caminar hacia mí—. No vas a ir a ningún lado.




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