Venganza

Capítulo 14

—Vamos, Sophia. Ya es tarde —aprieto mis párpados al sentir la luz. Cuando los abro, los cierro de inmediato gracias a la luz muy intensa—. Abre los ojos, Sophie. Despierta.

Los abro y esta vez no hay ninguna luz—. ¿Qué? —digo somnolienta—. Es domingo, Carpenter. El dolor de cabeza me está matando y necesito dormir mis 8 horas.

Él pone los ojos en blanco y lanza una linterna a la cama. Lo miro confundida y él solo se encoge de hombros—. No te despertabas. Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

—¿Tan urgente es que esté despierta para que uses una linterna como despertador?

—Como no tienes idea, Sophie…

—¿Qué pasa? —le digo apoyándome en mis codos para poder estar más despierta. Aunque mi cabeza me sigue matando.

—Mi papá está viniendo a visitarme. Es domingo, día de desayuno familiar, ¿te acuerdas?

—¿Me estás diciendo que Mason Carpenter está viniendo a una fraternidad?

—Esa es la situación desesperada, Sophie. Mi padre no sabe que duermo en la fraternidad, pensé que te lo había dicho —dice colocándose la corbata negra mientras se mira el espejo. ¿No lo mencioné antes? William Carpenter está vestido como si se fuera una importante reunión de negocios. Pantalón de vestir negro, camisa blanca y corbata negra. Su cabello rubio resplandece y su simple figura hace que mi cuerpo sienta cosquilleos ahí abajo—. ¿Terminaste de darme tu repaso diario?

—Aún no, Will. Me faltan unos minutos. Sigue contándome sobre tu patética vida.

—¿Patética vida? ¿Estás hablando de mi fabulosa e increíble vida? Mira la tuya, Soph, tú eres la que eres huérfana.

—¿Huérfana? Mis padres están vivos.

—Sabía que no te ibas a acordar de nada.

—¿Qué? —le digo confundida. Aunque es la verdad, no me acuerdo completamente de lo que pasó anoche. No sé si llegué a cumplir mi objetivo y tampoco sé si es que no pasó nada, aunque conociendo a Will seguro que ni siquiera me ha tocado un solo pelo. Pequeños flashbacks llegan a mi cabeza, pero no son claros.

—¿Por qué estás vestido así?

—¿Cómo así? —dice mientras termina de hacerse el nudo de la corbata.

—Como empresario. Antes no ibas vestido así a ver a tu padre.

—Los domingos te levantabas tarde y no me veías alistarme para el desayuno de todos los domingos. Además, Sophie, soy un empresario —me da una sonrisa deslumbrante—. A mi padre le gusta vernos vestidos así.

—¿Y así me dices que tu vida es fabulosa?

—Para mí lo es porque gracias a este traje, termino con alguien en mi cama. Yo lo considero fabuloso.

Pongo los ojos en blanco—. Se supone que conservamos exclusividad desde hace 4 meses.

Will me sonríe—. Sabes que me refiero a antes de nuestra “relación”. Además, mi vida siempre ha sido fabulosa. 

—Ajá. Tu vida es fabulosa, pero te ocultas en una fraternidad. ¿Por qué?

—Tengo un departamento a las afueras del campus, pero está muy lejos y todo es mucho más discreto aquí.

—¿Discreto? ¿El poderoso Mason Carpenter no te tiene vigilado?

—Mi padre sabe lo que hago; de hecho, mi padre y todo el mundo sabe lo que hago. No me oculto tras el disfraz de un niño bueno porque todo el mundo ama a los villanos. Solo que como nadie sabe que vivo aquí, no hay nadie tomándome fotos mientras voy de fiesta en fiesta. Si alguien llegó a descubrirnos juntos aquí fue porque te estaban siguiendo a ti, pero no a mí. Así que doblemente es culpa tuya lo que te ha pasado. 

—Gracias, señor compasión, ahora me siento mucho mejor.

—De nada, huérfana.

Lo miro molesta y me levanto de la cama. Me pongo delante de William para ayudarlo a alistarse antes su mirada atenta. El cuello de su camisa lo tenía mal arreglado y cuando lo arreglo, él pone sus ojos azules sobre los míos. Y antes de que lo espere, antes de que pueda hacer un comentario sarcástico sobre su forma de vestirse, Will ya tiene su boca sobre la mía.

—He estado aguantándome las ganas de hacerte mía desde que viniste anoche a interrumpir mi velada, Sophia.

—Tú te aguantaste porque querías. Además, la semana pasada estaba lista para ti.

—No estabas lúcida —dice dándome besos en el cuello—. Ahora estás en tus 5 sentidos y eres capaz de decir si quieres o no.

Me agarra de la cintura fuertemente mientras yo lo agarro del cuello para acercarlo a mí y volver a besarlo. Ambos retrocedemos hasta que mi espalda choca con el espejo donde todo se vuelve mucho más intenso. El cosquilleo en la parte baja de mi estómago aumenta cuando él baja sus manos pasando por mi cadera y se detiene cuando llega a la altura de la terminación de mi vestido rojo.

—Me encanta que aún seas decente incluso cuando estás a punto de follarme frente a tu espejo.

—Solo dime si me das permiso o no antes de que te lo arranque otra vez —gruñe en la base de mi cuello.

—Tienes mi permiso para hacer lo que quieras —lo vuelvo a besar y él sonríe antes de comenzar su jugada.




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