Venganza en directo

CAPÍTULO 5.5. ENCUENTRO TENSO

La tensión entre ellos era palpable. Mía y Félix intercambiaron miradas; Clara observaba en silencio, con una expresión indescifrable en el rostro.

Luego, Jan hizo algo inesperado. Soltó una risa corta, sin humor.

—Está bien. Tienes razón. —Soltó el pomo de la puerta—. No te conozco. Y sí, tal vez saqué conclusiones apresuradas.

—¿Pero? —Lara sintió que definitivamente había un "pero" por venir.

—Pero eso no cambia el hecho de que este plan es un circo. Una farsa sobre otra farsa. —Miró a Félix, luego a Mía—. Y si hacemos esto y la verdad sale a la luz... y siempre sale... ambos quedaremos aún peor.

—Tal vez —intervino Mía—. Pero si no lo hacen, desaparecerán con seguridad. Es una elección entre "tal vez un desastre" y "definitivamente un desastre".

Félix añadió:

—Y si quieren que sea honesto, prefiero intentar y fallar que rendirme sin pelear.

Jan miró a Lara. Ella le devolvió la mirada, sin apartar los ojos.

—¿De verdad estás dispuesta a esto? —preguntó él.

Lara pensó en su cuenta bancaria. En los seguidores perdidos. En los comentarios de una chica de dieciséis años que lloraba por su culpa.

Pero también en la posibilidad, tal vez, de demostrar que era más que un meme.

—Si tú estás dispuesto —dijo ella—, yo también.

Él asintió lentamente.

—Reglas —dijo—. Necesitamos reglas claras.

—De acuerdo —Lara se enderezó—. Sin sorpresas. Sin juegos a espaldas del otro.

—Y después de un mes —continuó Jan—, terminamos esto. Amistosamente. Sin drama.

—Amistosamente —repitió ella.

Se miraron el uno al otro, y algo tácito pasó entre ellos: no exactamente un acuerdo, no amistad, pero... ¿entendimiento? ¿Reconocimiento de que ambos estaban en una situación difícil de la que no podían salir sin trabajo en equipo?

—Entonces —comenzó Mía con cautela, como si temiera romper el momento—. ¿Esto es un sí?

Jan no apartó la mirada de Lara.

—Un mes. Treinta días.

—Treinta días —confirmó Lara.

—Y nada de sentimientos reales.

Por alguna razón, esa última parte dolió más de lo que debería.

—Nada de sentimientos reales —susurró ella.

Félix estalló en aplausos.

—¡Dios, por fin! ¡Pensé que estaríamos aquí hasta la noche!

Mía abrió su portátil, ya tecleando algo.

—Bien, necesito redactar un contrato. Detallar todo. Cronograma de publicaciones. Eventos...

Pero Lara y Jan seguían mirándose, sin prestar atención a los demás a su alrededor.

Y ambos pensaban lo mismo, aunque no lo expresaron:

"¿En qué acabo de aceptar participar?"

Dos horas después, cuando los detalles fueron discutidos, el contrato (no oficial, pero detallado) fue redactado y las fechas de la primera "encuentro escenificado" fueron establecidas, todos finalmente se dispersaron.

Jan y Félix se fueron primero: Jan con un último asentimiento tenso hacia Lara, Félix con un enérgico "¡Esto será legendario!"

Lara quería irse justo después de ellos, pero Mía la detuvo.

—Un momento. Quiero agradecer a la señora Morelli.

Lara esperó junto a la salida mientras Mía se acercaba a Clara, que estaba limpiando las mesas.

—Señora Morelli, gracias por su hospitalidad. Y por su paciencia. —Mía sonreía—. Probablemente no fuimos los invitados más fáciles.

—Tonterías, cara. —Clara hizo un gesto con la mano—. He visto cosas peores. Parejas casadas tirándose platos. Ustedes fueron... educati. Educados.

Mía se rio y, al dirigirse a la salida, sacó su teléfono.

—Oh... —se detuvo, mirando la pantalla—. Qué raro. —murmuró para sí misma.

Otro correo. Del mismo remitente. "Amigo". —Mía abrió el mensaje y comenzó a leer. Su rostro cambió—. Dios mío.




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