Baptiste
¿Quién imaginaría que un cumpleaños de un nene sería tan interesante?
—¡Baptiste! ¡Viniste!— me dice Greta contenta cuando me recibe —Y trajiste un regalo…— dice contenta viendo el paquete en mis manos. Rápidamente, procede a quitar el papel de regalo.
—Bien sûr que oui— (Claro que si) le digo sonriente. Cuando lo abre ella me mira sorprendida —Digamos que es para que el pequeño Gustavo comience su colección— le comento mientras ella observa el pequeño cuadro en sus manos. Es un pequeño paisaje de la ciudad. Hace años que no pinto algo así, tan poco abstracto.
—Es hermoso… ¿De dónde vino la inspiración? Pensé que te estabas tomando un descanso— me pregunta. Yo me encojo de hombros.
—Cuando la musa de la inspiración llega hay que aprovecharla— le digo y es verdad.
Solo unos pocos días con ma muse y ya empecé a pintar. Ese paisaje de la ciudad es justo como lucia la ciudad vista desde ese punto en el balcón donde la vi en el evento. Aún la recuerdo ahí mismo… ma muse. Me provocaba robarla como Cupido a Psique.
—Pues me alegro mucho. Pasa por favor, hay muchos conocidos..— - dice contenta y ahí mismo veo que es verdad, hay muchas personas de mi círculo social, en general amigos, no clientes fastidiosos. Realmente me hace sentir mejor.
Si pensaba que iba a encontrar algunos otros conocidos, en segundos de recorrer la fiesta y saludar a otras personas, divisé a alguien que no pensé en ver aquí. Pero claro ¡Ella es amiga de Greta! Mi musa estaba revisando su celular en una esquina de la fiesta. Seguro que anda tramando algo, ella siempre parece estar en algún plan.
Para variar, no tiene su usual ropa negra, sino que una falda de jean y una blusa de tono rojizo que deja al descubierto sus hombros bronceados. Es como una visión esta mujer, su cabello oscuro cae en su espalda como una capa. Parece una flor soñada.
Les prometo que no pude evitarlo ni que quisiera, ni que hubiese colocado todas mis fuerzas. En cuanto la vi, fue como si una cinta estuviera unida entre mi cuerpo y él de ella, y se tensaba como si me jalara, como si estuviera enredada a sus huesos y yo no pudiera hacer otra cosa que ir a ella. Mon coeur no me había ni visto cuando estaba a pasos de ella y la llamaba.
En segundos la envolvía en mis brazos, y antes de que ella pueda decir algo, me acerca más y coloco mis labios en los suyos. Atrapo su labio inferior entre los míos y siento que no respiro. Siento levemente como su pecho se apoya en el mío y como mi corazón late salvajemente.
Mi mano va a su cuello para sostenerla, y su cabello acaricia mis nudillos, no quiero que se aleje de mí, no todavía. Ella me responde, como si por un segundo dudara, pero no puede evitarlo. El movimiento de sus labios es suave, acompasado y de tierno va pasando a ser más urgente. Su nariz roza la mía levemente y la delicadeza de su piel su olor a vainilla, su aliento cálido, todo me enciende. Siento sus manos en mi pecho para separarme, pero sus manos no me empujan sino que se quedan ahí sintiendo mi pecho y me vuelve loco.
Coloco mis manos en su cintura y nuestro beso se desespera. Tomo todo de ella sin miramientos, siento que estuviera probando el postre más perfecto, su lengua suave, sus labios carnosos, su perfume que me desquicia y empiezo a acariciar su espalda, por dios… no quiero salir de aquí. Es como si hubiese encontrado una pequeña oportunidad y la tomé, con las manos abiertas, con desespero, como si el mundo se acaba ahora mismo y no pueda pensar en soltarla, en dejar de besarla.
En el momento en que ella se separa, bastante en contra de mi voluntad, ella aún está con los ojos cerrados, como sumida en un pequeño hechizo. Estuve tentado a besarla de nuevo, pero ella se despierta, y la magia se rompe.
—¡Baptiste! ¿Qué haces aquí?— - me pregunta con apariencia molesta, pero se ve agitada ¿Mi beso tendrá algún efecto en ella?
—Pues Greta me invitó al cumpleaños del pequeño Gustav y te vi y me dije… mira donde está mon couer, la voy a saludar… y aquí estamos. Por cierto… qué niño más tranquilo, todo lo contrario a la madre…— digo yo tratando de cambiar el tema.
—¡Baptiste aquí no estamos aparentando ser novios!— me susurra nerviosa y yo saco rápidamente una excusa.
—Ahhh, perdón… fue mi error, no me debió haber llegado la notificación… pardonne-moi— le digo aun pensando en ese beso. ¿Qué quieren que le diga? ¿Qué la vi ahí y no pude evitarlo? ¿Qué nada más deseaba en este mundo que besarla? Y dios sabe qué hubiese pasado si no me detenía ¡Estamos en una fiesta de pequeños! Repito, nunca pensé que la fiesta de un hijo de una amiga sería tan agradable.
No me dio tiempo de sacar otro tema o siquiera pensar en besarla de nuevo cuando una chica pelirroja se le viene encima a mon coeur, gritando algo que ya a estas alturas no pensaba escuchar. El nombre de ma muse… las palabras y letras más soñadas que escuché.
Monique.
Mon coeur se llama Monique, y es un nombre francés ¿Podría ser más perfecto? Cuando la pelirroja se separa, que además está feliz como si hubiese visto un ángel, cosa que no se lo discuto, veo que ella…. Monique está nerviosa. Es obvio que no quería que yo supiese su nombre.
—Ummmm…Monique… quel beau nom porte mon coeur— susurro y su expresión es evidentemente molesta. No puedo evitar verla, se ve extremadamente seductora cuando está molesta.
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Editado: 19.02.2023