Venganza Millonaria

Capítulo 23: Señorita oficial

Monique

¡Estúpida, estúpida, estúpida!

Es lo único que puedo pensar. ¡Y estúpido francés! Después de esa fiesta y ese electrizante beso ¡Ahora no podía pensar en otra cosa! ¡Literalmente! ¡Demonios! Baptiste se había metido bajo mi piel incluso cuando me había prometido mantener las distancias, cuando pensaba que podía balancear mi venganza con su deliciosa presencia… pero estaba demostrado que era una misión casi imposible. 

¿Cómo puedo concentrarme en Charlotte, en hacer seguimiento a mis objetivos, en mis otros trabajos, en mi plan...si solo pensaba en él? Pensaba en sus manos en mi vestido, en como jugaba con el borde para colar sus cálidas manos en mis piernas, en mis manos en su suave piel, sintiendo sus músculos en su espalda y pecho.

Por la diosa esa noche si fue desinhibida ¡Como nunca lo había hecho! Sip, debió ser el alcohol sin duda. Ahí tenía razón el francesito, ambos habíamos tomado y yo estaba perdiendo todas mis restricciones y también mi cerebro.

Él me miraba de una forma y sus ojos se oscurecían como si no pudiera dejar de verme, como sin solo posar sus ojos en mí le nublara la mente. Y por la Diosa, esa mirada envía una señal directa a mis piernas y me hace temblar.

Se inclinaba y toma mi boca, de una forma tan enloquecedora que me deja sin aire en segundos. Es tan placentero que no quiero que termine, y a la vez, va creciendo el deseo, las ganas y sé que esto es solo el comienzo. Quería mucho más, demonios ¡Mucho más!

Me susurraba deliciosas palabras en francés de forma seductora cuando se separaba y solo daba suaves roces a mis labios con los suyos, de tanto en tanto. Él sabía lo que me provocaba su acento francés ¡El muy descarado lo sabía!  La punta de su nariz tocando la mía y es una danza de tentación, un juego, dulce, delicioso, con ganas de mostrar más y más.

Yo le acariciaba el cabello, y él iba a besar mi cuello, besar mi escote y yo trataba de colar mis manos por el cuello de su camisa ¡Qué hombre por la diosa! Él seguía ese camino tortuoso, yo lamentaba no tener mis tacones altos para al menos intentar besarlo de nuevo, tener algo de poder, dominarlo por una vez. Quería tanto besarlo que siento que mis labios me duelen, jamás sentí esto por ningún hombre, menos por el infeliz gusano.

Para complementar no importa cuánto tiempo pasemos juntos, no parece ser suficiente, como si no me hubiese besado lo suficiente. Me gustaban sus reacciones cuando le hablaba, cuando lo seducía, cuando le decía lo que siento, lo que necesito, y quería decírselo todo el tiempo.

¿Cómo una pobre mujer puede trabajar así?  Una mujer que nunca había conocido ese nivel de pasión, una mujer que no había sido besada así en toda su vida. Baptiste me tenía en la palma de su mano, esas grandes y maravillosas manos ¡Demonios!

Realmente no podía concentrarme, porque ahora lo único que pienso en las puntas de sus dedos, en sus manos grandes recorriendo mi piel, en su cuerpo detrás de mí bailando, acercándose, tentándome. Soñaba con los suspiros que salían de su boca, con su cabello deslizándose de mis manos, con su sonrisa, con su gesto de relamerse sus labios cuando me besaba. 

Cada detalle de él es un sueño, el nacimiento de su barba, una pequeña arruga al rededor de los ojos, esa mirada vibrante, sus manos a veces manchadas de pintura, Sus brazos cargándome, la forma en que mueve sus labios cuando pronuncia mi nombre con ese acento francés que me derrite.

Pensé que él iba a ser una alegría en mi vida, pero se ha convertido en una tormenta, un tornado que arrasa con todo lo que tengo sobre la mesa: mis objetivos, mis esperanzas, mi cuidado, mi miedo… se lleva todo y no deja vacío… sino todo lo contrario. Me siento increíblemente satisfecha solo con saber que él está pensando en mí. Por si fuera poco, él me dejaba los mensajes más dulces del mundo, para que supiera que estoy en su mente.

Como quisiera volver a estar en ese jardín ma muse… no sé si pudiera controlarme de nuevo.

Necesito verte de nuevo y darte todos los besos que no te di… siempre creo que fueron insuficientes.

¡Si vieras como están mis obras ahora! En todo estas tu mon coeur, y es lo único que necesito. 

Mon bonheur porte un prénom et désormais il portera le tien… Monique. (Mi felicidad tiene un nombre y ese nombre es el tuyo… Monique)

Y cosas así que me hacían dar suspiros en voz alta como si tuviera trece años y viera a mi grupo de música favorito. Él estaba de viaje, Zoe había organizado una gira por la costa para ir hablando con galerías, museos y exposiciones. Era "El retorno del gran Baptiste Katz" como a ella le gustaba decir de forma pomposa.

Él iba renuente, quería estar pegado a mí como un chicle. La parte fría de mi cabeza lo veía como una gran oportunidad para alejarme y tomar un tiempo para pensar en mi plan, tenía varias cosas sobre la mesa en qué pensar. 

¡Ahhhh pero no! La señorita se encontraba de cuando en cuando suspirando como demente, pensando en sus besos, en su toque, en su sonrisa, en sus caricias ¡Nada de trabajo, sino fantasear! Quizás es porque nunca me había pasado ¿Fantasear con Felipe? Ughhhhh nooo. Ahora no solo me arrepentida de haber estado con él tanto tiempo, y de todos los terribles desenlaces que eso conllevó. Si no que me preguntaba…




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