Venganza Millonaria

Capítulo 24: Usa tus ilusiones

Monique

Una vez leí algo que decía como que el mundo es como creamos que sea. No lo entendía, no creía que fuera realmente verdad. Para mí el mundo es como era, o al menos eso pensaba yo: el cielo azul lleno o no de nubes, la gente iba caminando por la calle rápido o lento, los sonidos eran reales tal como los escuchábamos, las frutas al mezclarlas con azúcar iban soltando su sabor, acciones buenas o acciones malas se llevaban a cabo en el mundo. Luego me di cuenta de que eso no era del todo cierto. 

Yo viví muchos años en una ilusión. Pensaba que mi vida iba bien, que estaba en una relación, que tenía un novio… con defectos, pero que éramos un equipo. Lo involucraba en mis trabajos, en mis proyectos, en mi sueño. Nunca hablé de él con el futuro, y quizás eso fue un error. Yo supuse, una y otra vez. Supuse que íbamos a estar juntos por años, quizás toda nuestra vida.

Si queremos podemos vivir en un mundo de ilusiones. Yo decidí vivir en uno así, puedo argumentar que era inconsciente o que lo hice sin saber, pero la realidad es que creo que sabía… algo en mi cabeza me decía que no estaba bien.

Demonios… ¡Mis amigas me decían una y otra vez que no estaba nada nada nada bien! Pero yo en vez de afrontar los problemas, en vez de encarar y buscar los inconvenientes, la piedra en el zapato, la molestia ahí persistente… yo decidí esconder todo bajo la alfombra, como si nada. Caminaba por mi vida sabiendo que había basura bajo la alfombra, sin ninguna intención de limpiar esa mugre y suciedad. 

Esa molesta suciedad empezó a treparse, multiplicarse y atraer de todo tipo de alimañas. Y yo seguía ciega, ahí, esperando que mi vida continuara, haciendo caso omiso de las señales. Yo creo que mis amigas no pudieron hacer más para ayudarme, no si yo no quería ayudarme yo misma, no si yo no quería salir de una situación que ya empezaba a oler mal, muy mal. Ellas lo intentaron, y las amo por eso.

Si… si uno quiere, puede vivir en un mundo de ilusiones. Podemos dejarnos llevar por realidades falsas. O podemos usarlas para ocultar nuestras verdaderas intenciones. En la venganza, como en la vida cada acción provoca una reacción igual o en sentido contrario. Realmente no se puede saber a ciencia cierta como será. Pero quiero pensar que los malos, los culpables, lo perverso… caerán. O al menos eso espero que no sea una cruel ilusión. 

Yo era una propia ilusión andante. Caminaba al depósito como si yo una simple cliente usual. Tenía una peluca de cabello corto y canoso.  Aquí debe de haber cientos de depósitos con igualmente cientos de propietarios. Uno más uno menos. Phil me reservó un depósito solo para que me reconocieran y me dejaran pasar, con una identificación falsa, por supuesto.

Caro no podía alterar las cámaras de vigilancia de los pasillos entre depósitos porque, uno no debería meterse en problemas, y dos, Phil llevaba esta empresa de seguridad… no podía quedar constancia de un mal trabajo, aunque él sabia que había un muy mal trabajo. 

Pero llevaba ropas anchas y luego de un poco de maquillaje, lentes para ver con un gran vidrio y un caminar lento, parecía una mujer mayor. Estoy casi segura que nadie le prestaría atención a una mujer mayor ¡Menos tener sospechas! Cuando entro, como imaginé el hombre que me atiende está muy pendiente de ver su celular. Así que entré como si nada, con mi disfraz y mi ilusión.

Casi con el corazón revoloteando en mi pecho y mi respiración entrecortada llegué al número del depósito de ella. Había una especie de depósitos uno al lado del otro con un número y una puerta, anda más. Con manos temblorosas busqué la llave, mientras uno de los vigilantes pasaba detrás de mí y yo seguía haciendo como que buscaba la llave y tosía.  Tranquila Moni, tranquila… si se puede. 

El depósito estaba totalmente silencioso mientras yo giraba la llave en la cerradura, se escuchaban unos pasos aquí otros allá, un poco del viento pero nada más. Un espacio casi herméticamente cerrado, sin acceso, o al menos así parecía ser.

Al abrir la puerta está oscuro, doy un paso dudoso y cierro rápidamente. Dios mío que no haya aquí un cuerpo, o algo escabroso… no veo a Charlotte como una asesina en serie… pero ¿quién sabe?

A tientas, busco el interruptor de la luz y cuando enciendo… parece una mini oficina. El espacio es pobre, hay un par de estantes, una escritorio, un estante con cajas muy organizado. Todo pulcro y cuidado. No sé si alegrarme o asustarme. Saco mi celular y le escribo a Caro.

Ya adentro del depósito - escribo y mando fotos.

Genial… parece un psiquiátrico antiguo pero limpio. La rubia estúpida está en un spa tomando margaritas. Ve rápido y ve mandando fotos - me escribe ella y yo suelto un suspiro.

No sé si hay cámaras, pero creo que mi disfraz es bueno; sin embargo, si hay alguna alarma que ella tiene… simplemente tengo que salir lo más rápido posible de aquí.¡Sin presiones! ¡Pura adrenalina!

Me coloco unos guantes y empiezo a revisar, lo más rápido que puedo. Bajo cada caja y empiezo a sacar los papeles que tiene adentro, uno por uno y a tomar fotos. Hay montones de documentos y pruebas, y no dejo ni uno sin que le tome fotos. Veo que el nombre Warleggan se repite mucho, también hay cosas de los Maledetti, el esposo de mi amiga Dafne y empiezo a sudar.

Voy caja por caja en lo que aparecen minutos. Por encima reviso y pareciera que con esto Warleggan está acabado, inclusive hay más pruebas del periodista y del abogado. Hay fotos del abogado y su amante, también con la esposa y fotos del periodista con unas chicas muy jóvenes… que asco de hombre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.