Venganza Millonaria

Capítulo 27: Perro guardián

Monique

Debí haberme quedado con Baptiste. Debí haberme quedado con Baptiste 

Es lo que pienso una y otra vez mientras me quedo escondida detrás de unos estantes que ha quedado en pie. Debí quedarme con él, en estos momentos estaríamos besándonos sin duda, yo escuchando su risa, acariciando ese comienzo de barba que se dejó que me encanta. Pero no, tenía que seguir con mi venganza, darle prioridad a a seguir una pista que quizás no debí continuar. ¡Demonios! ¿Por qué no puedo tener una vida normal?

En otra vida… Baptiste y yo nos enamoraríamos desde el primer momento que nos vimos. Yo les contaría a las chicas un día cualquiera que vi a un hombre increíble, por la Diosa

¡Si me encantó desde el primer momento que lo vi! Quizás yo fuera chef de un restaurante o del mío propio como antes y él entraría y nos enamoraríamos. De repentes estuviera con Felipe o no, o lo dejaría, rápidamente.

¿A él le gustaría a él la chica simple, la Moni de antes? Sin misterios, sin enredos, sin engaños. Algo dentro de mí me dice que sí. Que me sonreiría igual y se me acercaría. Me diría algo en francés y yo le respondería y empezaríamos a hablar de muchas cosas, de todos los temas inagotables de los que siempre hablamos.

Me invitaría a su galería y quedaría enamorada de lo que hace, seguiría siendo su musa y su novia también, sin problemas. Sabría mi nombre de inmediato, lo visitaría en vestidos y sandalias. No tendría que elegir entre él y otra cosa. Sin duda sería él.

Pero las cosas no son siempre como queremos, tomamos decisiones malas que en un principio no vemos y aquí estamos. Yo escondida temblando de miedo. Hace un par de horas me bajé del Uber y me encontré con un paisaje desconocido.

Había un edificio común y corriente que era la dirección que encontré. Con la llave en mi mano, temblando, me acerqué a la puerta, revisando por encima de mi hombro si había alguien siguiéndome, cada vez más paranoica.

Para mi sorpresa, luego de pasar un pequeño patio, hay una puerta de entrada, la cual  cedió con solo tocarla… estaba completamente abierta. Ni siquiera necesité la estúpida llave que robé.  Entré con sumo cuidado y algo me apreció raro desde el inicio. El aspecto del local adentro era lúgubre.

Había sido quizás un depósito, una tienda, pero casi vacía, y ahora había hollín, sucio y pedazos de madera y cosas quemadas. No me extraña la conclusión, pero aquí sin duda, sucedió un incendio, pienso y parecería que no hace mucho tiempo. También me daba la impresión que a nadie le importaba, si había algo de valor aquí o era una propiedad importante, no lo parecía.

¿Entonces por qué Charlotte tenía esta llave, escondida? Todo apunta a que esto estuvo vacío por mucho tiempo. ¿Qué tenía que ver Felipe con esto? Preguntas y más preguntas sin respuestas.

Camino por el local con pasos sigilosos. El techo está quemado, pero no hay indicios de derrumbes, si esto se quemó seguramente vinieron los bomberos y simplemente el dueño dejó esto así. Caro me dijo que la propiedad estaba a nombre de una empresa, pero cuando buscamos el registro la empresa no existía, pura fachada.

Era un círculo vicioso en donde cuando buscábamos una respuesta, encontrábamos una nueva pregunta, algo desconocido que no lográbamos entender y así, una y otra vez.

Al fondo aparecen más cuartos que si tuviera que adivinar deben haber sido oficinas, una al lado de la otra. Más allá llego a una puerta que da a un gran patio y veo más allá un depósito, que también se ve quemado.

¿Un incendio que cubrió dos edificios separados por un gran patio? Un local y más atrás… un depósito ¿Qué pudo haberlo causado? No soy especialista en esto, pero no suena algo lógico. Tomo algunas fotos en silencio y se las mando a Caro, seguro ella sabe más de esto que yo. 

El depósito tiene un techo alto y sin duda se llevó la peor parte, los pedazos de maderas están caídos y hay estantes altísimos por todos, lados, en el suelo, otros de pie pero en muy mal estado. Las ventanas altas están rotas y hay pedazos de vidrios rotos y otras cosas en el piso.

Tampoco pareciera que se haya quemado más nada que muebles, papeles, pero si aquí se guardaba algo… todo da a entender que se salvó. Esta área de la ciudad parece más bien industrial, quizás los incendios son comunes, y los otros edificios no fueron afectados. Camino con cuidado tratando de obtener alguna información, pero esto parece haber sido una búsqueda sin sentido. 

Me hace sentir peor. Desaproveche una linda salida y viaje con Baptiste para esto ¿De verdad? Para colmo de males en vez de estar pensando en concentrarme aquí, estoy arrepintiéndome y pensando en él. Mi francesito, tan adorable, sexy, ingenioso, creativo.

Sin duda… en otra vida me hubiese enamorado de él perdidamente. No lo hubiese podido evitar por nada del mundo. Mejor dicho no he podido evitarlo, sería una tonta no reconocerlo. Estaba enamorada de él, el francés había venido a trastocar mi mundo y mi misión.

De pronto camino al final del depósito, a unos cuatro metros, saliendo de entre los grandes estantes, pues allí se ve un espacio más abierto. Quizás sea el centro del depósito… cuando veo un perro, es grande y oscuro, con el pecho marrón y con esas cadenas de metal en su cuello. Se ve aterrador. De un salto me escondo detrás de uno de los estantes y me asomo. Si tenía dudas de si el perro me vio… empieza a ladrar, de una forma escandalosa.




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