Venganza Millonaria

Capítulo 39: Ladrón que roba a ladrón

Monique

Mon coeur… S'il vous plait— - (por vafor) me decía Baptiste casi suplicándome —Confío en que ti y Caro son las personas más inteligentes, valientes y habilidosas que yo he conocido, ese no es el problema… es… por… por dios Moni… ¿Ese plan… en serio?—

Si ya se había enterado de lo que íbamos a hacer, que no les voy a mentir, era bastante descabellado. Caro estaba tan preocupada como yo con lo que sucedía. Baptiste sufría en silencio, yo lo intentaba contener, pero estaba agotado y realmente estresado. 

Yo siempre bromeaba con lo de que su seguridad en la galería era muy mala , pero jamás ¡Jamás! Pensé que algo así ocurriría. Quizás debí haber previsto… no que estos viles sujetos lo hicieran, pero… era un artista importante y famoso… algo así podría ocurrir tarde o temprano. 

Pero el mal ya estaba hecho, y la confianza de mi amor estaba destrozada. Se preparaba para una exposición en extremo nervioso. Zoe estaba hecha una gelatina temblando, tuvo que requerir de mucho esfuerzo de Lolo y Rita darle la seguridad que necesitaba, y en pocos días estaba corriendo de un lado para el otro, zumbando por todas partes.

Habló con su equipo y dijo que había una gran expectativa por la exposición, así que la habían adelantado. Nadie apreció chistar, así que eso iba andando.

La seguridad estaba en orden, no parecían haber robado nada más. Las computadoras, la red y los teléfonos andaban bien, gracias a Greta y Matt y había un sentido de mayor seguridad. Al menos así lo veía yo. Nada malo iba a pasar, nada malo iba a pasar. Me repetía a mi misma y a Baptiste. 

Por un par de días me mudé con él para acompañarlo y encargarme de que descansara. El pobre dormía pegado a mí como con pegamento y yo suspiraba en sus brazos. Debo reconocer que… me gusta esto. Esta vida así con él. Claro, sin todo el estrés.

Hasta había cocinado de nuevo ¡Había vuelto a cocinar! Cosas sencillas, sopas, ensaladas, algo de carne y crepes, solo para que él no tuviera que preocuparse de comer y estuviera bien alimentado. Él, cuando tomaba un bocado, se quedaba atónito y cerraba sus ojos en placer, hasta suspiraba y se deshacía en halagos.

Estaba agotado, mentalmente drenado, se dormía en todas partes… pero esos momentos cuando comía mi comida… parecía genuinamente feliz. Tristemente, recordé que por eso hacía lo que hacía. Hacer feliz a otros, no era por el dinero, ni el negocio, nada más que ver esas caras de alegría.

Por supuesto que al estar aquí yo cocinando, Caro venía como si fuera atraída por un imán. Esa chica comía y comía lo que yo preparase y declaró que nunca más iba a comer otra comedia que no fuera mía. Juro que a veces esta chica me desesperaba. Incluso vi que sé metía en el refrigerador cuando yo no veía y robaba sobras, si es que había. Lo peor es que encontré a Baptiste haciendo lo mismo. 

Además de que ahora era la cocinera oficial de este par, tenía la complicación de que Baptiste parecía metido en todos nuestros planes. No opinaba mucho, pero se preocupaba en extremo.

Y este plan… en particular, este que no quería que yo hiciera… lo necesitábamos a él. Literalmente… sin él no podíamos hacer nada, el plan, perdía su sentido.

La cuestión es así, nuestro objetivo era quitarle esa ventaja que ellos habían obtenido de Baptiste teniendo sus cuadros y de los otros pintores al robarles sus obras. Nosotros sabíamos lo que ellos iban a hacer… queríamos evitarlo a toda costa, pero a la vez queríamos desenmascarar a Robson, gusano podrido y rubia infeliz.

¿Pero como hacerlo? Esto lo discutimos con car mil veces y la única opción que encontramos, la única verdadera solución a esto, pues obviamente… la única forma era quitarle esos cuadros.  Sin cuadros no hay materia prima para sus malvados planes.

Ustedes dirán ¡Excelente! ¡Maravilloso! Tan cuál, necesitábamos esos cuadros… Pero ¿Cómo hacemos para tomarlos? ¿Que Charlotte no se dé cuenta de que la robaron, de que ya no los tiene? Si lo descubre… va a ser mucho peor.

La primera pregunta sería… ¿Cómo alguien sabía que ella tenía esos cuadros? ¿Dónde están ahora? ¿Cómo entraron a su casa? Entre otras preguntas, todas todas que no nos convienen en ningún momento. Era un plan muy elaborado, con muchas variables a considerar.

La única solución que encontramos, y en eso consistía este plan… era entrar a su casa, abrir la caja de seguridad, sacar las obras de Baptiste… y en su lugar colocar otras, unas copias.

Tenían que ser muy buenas, es decir, casi casi exactas a la original… excepto que eran falsas, no eran las primeras que hizo Baptiste en ese momento, eran unas segundonas, exactas a la primera, por lo que eso perdería su valor. 

Lo hablamos con Baptiste largo y tendido, y él obviamente se oponía a muerte. No porque él tuviera que falsificar sus propias obras, o que alguien lo hiciera… sino por el hecho de que teníamos que entrar a casa de Charlotte, de quien ya obviamente le habíamos comentado en detalle. Ni le habíamos dicho a Zoe lo que íbamos a hacer hasta que estuviera hecho.

Lamentablemente, no podíamos hacer nada, teníamos que ser nosotras, no había nadie más que pudiera entrar a casa de Charlotte, forzara la caja fuerte o viera como abrirla e hiciera el cambio de obras. Nadie más.

Además… ¿Quiénes serían más habilidosas que nosotras mismas? Caro ya había visto el modelo de la caja fuerte y estaba practicando abrir unas de ese mismo modelo y yo tenía el plan perfecto. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.