Venganza Millonaria

Capítulo 40: Tiene cien años de perdón

Monique

¡Felipe! ¡No puede ser! Pienso desesperada.

Se supone que él estaría fuera, ¡Nunca viene al departamento a esta hora! ¡En todo el tiempo que lo hemos vigilado jamás lo ha hecho! 

Y ahora, estamos lidiando con una complicación que no veíamos venir, que no controlamos y que ahora nos está explotando en la cara. Felipe no es Charlotte, a ella la distrajimos con disfraces, pelucas y maquillajes, en cambio, esta rata… me conoce, y en lo que entre y vea la puerta abierta va a notar que hay algo raro.

Escucho a Caro tensarse y lanzar maldiciones mientras sigue peleando con la caja fuerte. Yo me quedo en el medio de la sala en una especie de ataque de pánico momentáneo, como una estatua, temblando con mis guantes y mi uniforme de traje completo. Respira Moni, vamos, respira, puedes salir de esto, podemos salir de esto. No tengo idea de si él sabe que hay una caja fuerte y lo mejor es que ni se entere.

—¡Aún no he abierto la estúpida caja! ¡Necesito unos minutos más!—  grita Caro y sé que también Matt y Greta la han escuchado. Matt comenta que Charlotte sigue en la sala de espera de la oficina, así que por ahí tenemos mucho tiempo, pero con Felipe, muy poco.

—Caro, quítate el micrófono un momento y concéntrate en abrir que yo lo resuelvo—  le digo acercándome a la habitación y ella hace lo que digo, luego me dirijo a la sala de nuevo y contacto a mi amiga rubia.

—Greta… ¿Cuánto tiempo crees que tenemos?— pregunto por el micrófono en mi oído. Greta también parece estresada, escucho su respiración agitada, pero toma una respiración y se calma.

—Lo vi en una cámara fuera del casino donde pasó buena aparte del día, no sé por qué salió, se la pasa todo el día, ahí y… luego… luego lo identifiqué en una cámara de la avenida gracias al reconocimiento oficial, tomo un taxi, está sin el auto y por el camino que toma… si va al departamento… al menos que me equivoque y…— dice, pero yo la interrumpo.

—Trabajemos con el peor escenario posible, supongamos que si vienen acá… cuanto tiempo te dice el tráfico que llegaría al departamento, considerando que viene aquí directamente—  pregunto y escucho el teclear de los dedos de Greta rápidos en la computadora. 

—Unos veinte minutos… veinte y cinco como máximo—  dice y yo mentalmente pienso. Necesito arreglar todo como si anda hubiese pasado, salir de aquí sin que nos vea, y cerrar la puerta. Eso sin contar que Caro cierre la caja fuerte y busque las pinturas, las cambie y aproveche de ojear algo más que nos pueda servir, esta última parte quizás no va a poder ser ¡Demonios! ¡Maldición! Digo en voz alta.

—Dime Moni…¿qué hacemos?— pregunta Greta nerviosa. No debí meterlos a todos, debí dejar que yo estuviera en esto sola y ver como resolver, ahora me siento culpable. Veo a la mariposa den mi mano y de forma silenciosa le pido ayuda, una ayuda divina que me dé una mano, que me guie. O mejor, que me dé fuerzas a lo que tengo que hacer… no hay de otra. Suspiro y le digo a Greta.

—Toma las cámaras de seguridad de la entrada del edificio y monitorea que no se vea que Caro sale con todo el equipo… ¿Ok?—  le digo.

—¿Pero… y tú qué vas a hacer?—  pregunta ella, su vos una octava más alta, debido al nerviosismo. De nuevo, mis amigos no se merecen pasar por esto… esta es mi lucha. 

—Yo… voy a bajar y voy a confrontarlo… se va a quedar hablando conmigo… le diré… no sé… me inventaré algo… y así ganaré todo el tiempo que Caro necesita. Esos veinte minutos que aún tenemos, podré esconder todo y dejar nada más que ella salga. Caro va a poder salir limpiamente como si nada hubiese sucedido…—  explico convencida.

—¡Nooo Moni! ¡Nooo! ¡No puedes! Felipe… puede sospechar… se una rata ¡Pero una rata hábil y perspicaz! ¡Tiene que haber otra forma! ¡No te puedes exponer así menos sin un plan!—  me grita ella con una voz desesperada.

—No la hay Greta… no tenemos tiempo y …— 

—¡Tiene que haber otra cosa que hacer!— - dice y la escucho cerrando sus cosas.

—¡No lo hay Greta! Solo necesito que revises las cámaras y…— digo, pero ella no me deja terminar de hablar. La escucho tecleando ferozmente

—¡No estás en esto sola, y yo estoy cerca! ¡Espérate que vea a ese mal nacido! ¡Me lo voy a comer vivo!—  dice y escucho un vacío. 

No no no no ¿Qué demonios va a hacer esta rubia loca? 

—¡Greta! ¡Greta! ¡Greta!— - le grito por el micrófono, pero no obtengo absolutamente nada de respuesta. Me quedo ahora temblando más sin saber qué hacer hasta que recibo un mensaje de Matt.

Yo llevaré las cámaras, no te preocupes Moni, tendrán por lo menos el doble de tiempo. No te dejaremos sola. 

¿Qué demonios? ¡Yo no quiero exponerla! ¡Jamás quise hacerlo! ¡Por los cielos! ¿Qué he hecho? Me pregunto estresada. Y miro mi mano y casi automáticamente mi mente se responde sola… ¿Necesitabas ayuda? ¿No? Pues la estás obteniendo. Por más que llamo a Greta y a Matt no obtengo respuestas. No me queda otra que activarme e ir adelantando.

Paso por la casa y recojo y reviso viendo si no se ha caído nada o por si algo luce mal puesto. Pareciera que no. En minutos me llega el link de las cámaras de la entrada del edificio directo a mi tablet, donde ya está Greta hablando amenamente con el portero. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.