Felipe
—¡Juro por lo más sagrado que yo no he hecho nada! ¡Lo juro! ¡He sido fiel a ti Robson por casi una década! ¡Nunca nos ha salido nada mal! ¡Jamás te entregaría así! ¡Haría cualquier cosa menos defraudarte!— Decía Charlotte con desesperación.
La situación era muy grave, no se los voy a mentir. Estábamos en uno de los contenedores dónde Robson y otros de su equipo trafican cosas. Estamos en el puerto fallido de South Kant qué hora sirve nada más para eso, escondernos, tener reuniones secretas, estar lejos y escondido de las miradas indiscretas.
Robson venía teniendo días fuera de sí, no era un hombre al que andar con juegos, y mucho menos molestarlo, pero desde el momento en que salió su nombre a la luz, su verdadero nombre que yo ni siquiera conocía... Todo se vino abajo.
La policía nos perseguía como abejas a la miel, sabíamos que había investigadores privados, con seguridad, espías, y demás de los cuerpos policiales y gubernamentales. En un momento me hubiese sentido hasta halagado de haber subido la escala de importancia que teníamos para esta ciudad.
No éramos más un pequeño grupo delictivo, sino algo más grande que estaba empezando llamar la atención. Teníamos esperanza que lo del puerto ya hubiese sido guardado en la comisaría y olvidado, no había las suficientes pruebas y las que existían habían sido borradas. Y, sin embargo... Aquí estábamos con dudas.
Nuestro golpe de obra de arte estaba detenido por el momento, ¿cómo puedes actuar si sabes que hay alguien que está persiguiéndote? ¿Si tienes a la policía mirando cada una de tus acciones? Es casi un milagro que no estén aquí ahora mismo, y quién sabe si no están escuchando. Pero en este momento a mí me daba más miedo Robson qué la policía. Estar tras las rejas no aparecían tan malo, en comparación a lo que veía en este momento.
Charlotte estaba sentada y amarrada a una silla, golpeada y llena de sangre. Y ni siquiera habían comenzado. El seguidor, casi fanático de Robson el cual lo seguía para todas partes y lo defendía a capa y espada, Douglas, era un hombre frío y aterrador que yo realmente dudaba que tuviera emociones. Su expresión facial era agria, calvo y siempre vestido de oscuro, cómo si existiera, pero a la vez, no existiera.
Desde el momento en que salieron de la cárcel con una orden de no salir de la ciudad, y estar con esta comentada vigilancia, Robson había descargado su Irá contra Charlotte. Para él ella era una soplona... Posiblemente, lo peor que puede haber en este oficio, es preferible robar, pero ser un topo qué dice las acciones, qué vamos a cometer... Eso sí que no.
También todo había empezó a empeorar cuando atraparon al periodista y al abogado, luego aparecieron cosas extrañas, por ejemplo robaron el informe de los geógrafos que habían participado en el fraude bajo amenaza, luego vimos tenido algunos quiebres de seguridad... Parecían cosas esporádicas y no le quisimos dar mucha importancia a eso.
Para ser honestos cuando apresaron al periodista, el abogado y al mismo Warleggan, yo pensé que ya estaba todo listo, que ya la policía tenía sus culpables y eran bastante conocidos, así que si van a quedar tranquilo con eso. Pero lamentablemente no fue así.
Yo honestamente no me quería meter, pues mientras menos me involucraran en sus sospechas mucho mejor. Por supuesto que yo no le daba nada a la policía ni a nadie, puesto que lo más importante para mí… era yo mismo. Robson no confías a muchas personas y yo sé que si yo estaba aquí era por Charlotte, nada más.
También sabía que Charlotte era fiel a él hasta la médula, honestamente no sé donde había arrancado todo esto, pero tenía que hacer el intento de salvarnos, puesto que yo veía que yo podía hacer el siguiente... Y eso sí que no lo quería.
Algo me decía que todavía había un buen negocio acá, pues porque si no ya me hubiese ido. Claro que tampoco me iba porque tenía a Monique metida entre Ceja y ceja, no la podía sacar de mi cabeza y eso me molesta terriblemente. Esa mujer me hacía mal ¿Que no se hubiese venido conmigo luego de dejar, de verse obligada a dejar a ese francés asqueroso? Era inaudito. Pero además me habían dicho que la veía muy contenta con Phil Heller.
Yo ya lo había dicho, es simplemente una perra interesada... ¿Quién lo hubiese imaginado? Con lo tonta y complaciente que siempre ha sido, totalmente atenta a los demás y devota a los otros que siempre la explotaron, como su familia... ¿Y ahora sale con qué es una interesada que se vende al mejor postor? ¿Vendiendo su cuerpo como una cualquiera? Y pensar que yo la tuve gratis, ¡qué ironía!
Lo que más me molestaba, además de que ya no me servía para nada, era verla con otro. No lo podía evitar, nunca he sido un hombre pasional ni sentimental, así que todo esto me está sobrepasando y me tomaba por sorpresa. Pero verla a ella con el francés… y luego con Phil... Me provoca una rabia interna que no sabía cómo expresar.
Quería romper todo, lanzar todo para el piso mientras gritaba como un animal. ¡Ella siempre había sido mía! ¡Siempre! Había sido mi corderito en el matadero, yo era su hombre, estaba marcado en su piel por tantos años... Y de la nada, ¿ella me dejaba por otro? ¿Cómo era posible? ¿Quién se creía?
—Robson... Te lo suplico, tienes que creerme, ¡ tienes que creerme! Yo jamás te defraudaría, ¡no sé dónde salió tu nombre, pero yo no tenía nada de eso!— decía Charlotte llorando. Debo decir que me daba un poco de pena... Siempre había sido una mujer bastante fuerte y ahora me daba impresión verla así... Como una niñita llorando.
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Editado: 19.02.2023