Venganza Millonaria

Capítulo 59: Sé lo que hiciste

Felipe 

Tenía bastante estrés, no lo voy a negar. El mundo se me había medio venido abajo luego de lo de Charlotte. Yo obviamente estaba convencido de que ella no había sido una soplona ni una traidora, mucho menos ante Robson.

Si algo ella sabía era que él era un hombre peligroso. Pero después de que intenté defenderla, sin éxito… pues digamos que la dejé ir. Tampoco es que me iba a sacrificar por ella.

Es decir, yo la admiraba y sentía algo por ella… pero ahora era un descarte. Y más aún… yo tenía oportunidad de tener su cargo, así sea porque no quedaba nadie más que pudiera tomar esta bestia que se nos venía encima.

Un plan a las corridas, con riesgos, con alguien o algo, respirándonos en la nuca, algo desconocido, pero que sabíamos nos tenía en la mira. Lo que nos obligaba a hacer todo en la oscuridad, más cuidadosos que nunca.

Estábamos en el peor escenario, con estrés y preocupaciones y… yo debía reconocer que me empezaba a afectar. Y créanme que no es algo fácil, estaba acostumbrado a que nada me tocara, todo me resbalara. 

Parece hacer algo sencillo, a simple vista, digo al menos para personas como nosotros. Una simple exposición, buscar al mejor postor, llevarnos una buena cantidad de dinero, con poco esfuerzo y ya estaría. Pero debía reconocer que requería mucho más de lo que alguna vez imaginé.

La organización y preparación, siempre de forma incógnita en las sombras, no era tan simple. Yo veía cómo ese francés imbécil montaba una exposición con ayuda de las amigas estúpidas de Moni y pensé que era algo de un día para otro. 

Además de eso teníamos que ir contra reloj y asegurarnos una buena ganancia. Por supuesto que yo quería tener dinero, y mucho, pero teníamos una presión mucha mayor: Robson tenía que dar un dinero al grupo que lo perseguía. Bueno, digo perseguida, pero en realidad trabaja para ellos, Los Escorpiones.

Yo pensaba que todos los mafiosos y embaucadores como Robson simplemente se dedicaban hacer lo que querían, pero resultado que no. Los Escorpiones no dan apoyo, ni ofrecen absolutamente nada, todo lo contrario, quitaban. 

Así que por un tiempo nos desaparecimos, incluso hasta del casino, que andaba casi solo. Y estuve llamando un montón de personas y coordinando quiénes podrían ser nuestros compradores.

Tenía que reconocerlo, y ustedes no saben cuánto me dolía y me molestaba, pero solo mencionar que teníamos una obra catalogada de Baptiste Katz... Montón de inversionistas, interesados y coleccionistas aparecían de la nada. Sabían que iban a pagar un precio exorbitante, pero no tenían que declarar nada y podía venir de cualquier tipo de dinero, especialmente sucio. 

A cada momento yo temía que aparecer la policía, ese estúpido oficial Carlson y nos allanara el lugar como aquella vez en el casino. Estábamos en una de las propiedades de Robson y Douglas qué me veía de manera sospechosa y estaba seguro de que me odiaba.

Más extraño no podía ser ese hombre, su actitud era difícil de leer, inclusive anteponerse a qué es lo que lleva a hacer. Supongo que ese era parte de su éxito, y no se ha despegado de ninguna forma de los intereses de su jefe. 

Pero cuando pensaba qué las cosas no podían ser aún más tensas y estresantes. Empezaron a llegar... pequeños y estúpidos mensajes, simples como un pequeño insecto revoloteando en tu cabeza, hasta que se suma uno, y otro, y otro siendo un enjambre que te enloquece.

Mencionaba cosas privadas, cosas que... Nadie debería saber, y van dirigidos específicamente a mí. No a Douglas, no a Robson... Ni siquiera a nuestro plan, me atacaban directamente. Yo no sabía dónde provenían, a cada momento temía que aparecieran. 

Y ustedes dirán, bueno, son una simple mensajes. Pero no, apareció en mi vida como esas molestas publicidades que saltan cuando estás revisando algo en internet, y no hayas cómo cerrar la ventana. Pero esto era peor.

Encontraba pequeños papeles en los bolsillos de mi chaqueta, en la cuenta en algún restaurante, y principalmente en el buzón de mi departamento, en la acera, mensajes con mi nombre, incluso una apareció escrito en la pared de al frente y tuve que pagarle algunas personas para que lo pintaran. Humillante. 

Por supuesto, no podía fallar que también en mi computadora aparecieran notificaciones. Casi no sé ni dónde venían, por más que le pregunté algunos expertos en seguridad... No tuve respuestas. Me sentí acosado, con miedo... Tenía que hacer un trabajo importante para mi nuevo jefe y tenía que hacerme esta cara... Pero nada de esto ayudaba.

Sé lo que hiciste, te conozco. 

Todo vuelve en este mundo, especialmente lo malo que hicimos. Y todo te volverá a ti alguna vez, Felipe. 

No es de caballeros lo que hiciste. Todo en esta vida se paga 

Te estoy vigilando 

En la vida no hay nada seguro. Pero puedes tener la certeza de que.. A donde vayas, yo te estaré observando. 

No estás solo Felipe Alonso, puedes contar conmigo. 

Si piensas que todo te va a salir bien como siempre, y qué será impune todo el daño que has hecho, estás completamente equivocado. 




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