Felipe
El mundo era de los fuertes, los musculosos, los de la fuerza bruta. O por lo menos eso era antes, ahora... había otras armas para pelear, para demostrar quién era el más fuerte realmente, quién era el que podía dominar a otros. Ya no se peleaba con espadas, ni cuchillos, ni siquiera era relevante saber como usarlos. Ahora la estrategia que importaba era… manejar las apariencias, manipular como los otros ven la realidad.
El verdadero poder residía en la capacidad para hacerle creer a los demás lo que uno quería que ellos vieran. Que lo creyeran tanto que lo vieran como uno exactamente deseada. Que pudieran sentir esa mentira como una completa verdad.
Yo podría no tener un solo dólar en mi bolsillo, ni haber trabajado por un mísero sueldo. Pero tenía que creérmela, tenía que mostrar como si yo fuera el super magnate de esta ciudad. Básicamente actuar.
Dicen que el mundo es un teatro, una tonta obra en dónde cada personaje tiene su propio papel. Si esto era cierto, pues yo tenía la mejor de las dotes artísticas y de interpretación. Sabía qué era lo que se necesitaba y exactamente lo que tenía que tener un hombre para triunfar.
Cómo dicen por ahí: fíngelo hasta lograrlo, y ese era mi cometido. A ver, sí, hasta logré convencer a un hombre como Robson... Es porque tenía talento de sobra.
Así que cuando el evento se empezó a desmoronar, yo sentía que aún podía controlarlo. Como decía antes, no era tan difícil crear un evento, por más que el resto siguiera diciéndome que era algo realmente complicado y que tenía muchas cosas que tomar en cuenta. Para mí solo había un punto y ese era atraer a la gente con dinero. Finalmente, lo que necesitamos era dinero, nada más.
Pero debo reconocer que cuando empecé otra vez a escuchar esos estúpidos mensajes donde se me mencionaba ¡A mí! ¡Con nombre y apellido! Me empecé a preocupar, y mi muy famosa paciencia se resquebrajaba. No entendía lo que sucedía.
Yo había logrado todo lo que había querido, lo que había deseado por tantos años: Tenía el mejor cargo en esta organización, realmente estaba por fin haciendo algo y no tenía la menor duda de que iba a ser reconocido, tenía a mi novia conmigo, viéndose sexy como nunca parada aquí a mi lado, mientras yo la sujetaba de la cintura cómo la muñequita obediente que siempre debió ser.
Los hombres son los que podemos ser poderosos, y los que somos dominantes, ella tenía que empezar entender cuál era su lugar de nuevo, solo era una decoración y una diversión para mí... yo la amaba, en serio, si no no hubiese hecho todo esto para que ella estuviera conmigo, compartiendo mi éxito.
Mi labor era hacerle entender que yo era la mejor opción para ella. Estaba seguro de que lo del francés era un capricho, el cual yo obviamente se lo perdonaría. Claro, después de hacérselo pagar. Ella no estaría con ningún otro hombre que no fuera yo.
Para mejorar mi situación tenía a un pintor reconocido en mi poder, iba a ser millonario. Yo no sabía pintar si hacer otras cosas, artísticas o bien apreciadas, se podría decir. Y si, y podría no tener muchos talentos, pero consideraba que era un don magnífico saber cómo aprovecharme de los otros. No creo que me hayan dado semejantes habilidades para no usarlas.
Yo me sentía como el hombre todopoderoso de verdad, le juro que estaba en mi mejor momento. Era el fuerte, el reconocido, el hombre que todos querían ser, me admiraban, estos hombres millonarios y ricos. Ellos están atentos a lo que yo decía mientras mencionaba las obras y los precios exorbitantes con muchos ceros.
Ahí estaban ellos escuchando a un tipo con todo el futuro del mundo como yo. Sin embargo… poco a poco… de repente todo empezó a caer estrepitosamente... Yo volteaba para todos lados buscando algún culpable, temía que fuera Charlotte que realmente hubiese hablado con la policía ¡Era una traidora! ¡Maldita mujer!
Pero a la vez... Ella no sabía exactamente de nuestros planes. Pero era lo única que podía dañar mis planes. No entendía lo que sucedía por más que me estrujara el cerebro pensando.
En un abrir y cerrar de ojos, por no actuar debidamente temprano, todas las personas empezaron a ir corriendo de un lugar para el otro. Yo comenzaba exasperarme... Esto no estaba en mis planes, esto no tenía por qué suceder... Una parte de mí inclusive negaba que todo esté estuviese sucediendo, y quizás por esa idea no actúa cuando debía.
El ruido de los mensajes se seguía repitiendo una y otra vez, ya lo sentía mi cabeza, y francamente no podía discernir si realmente estaba sonando en el lugar, o era mi cerebro que lo repetía. Robson, había desaparecido, nuestro equipo de seguridad iba de un lado para otro, mientras yo gritaba qué protegieran y recogieron los cuadros
¡Eso era dinero demonios! Parecía unas simples pinceladas estúpidas, pero eso era igual a un billete impreso, a millones de billetes impresos. ¿Son tan tontos como para entenderlo?
Algunos de los invitados ricachones empezaban a gritarme, otros sin duda empezaban a huir, mientras yo veía un hombre alto, bronceado y de ojos claros, bien vestido, que se aproximaba, con un grupo vestido de oscuro, haciendo preguntas y apresando a los invitados ¡Mis invitados!
¿Qué demonios estaba sucediendo? Nadie me prestaba atención, ya nadie me escuchaba.
Había perdido mi papel principal y lo odiaba ¡Juro cuando pueda me vengaré de todos estos idiotas! Por supuesto me habían dejado a la deriva, Douglas no estaba a la vista, el equipo de seguridad no se preocupaba por mí... ¡Me las pagarán! ¿Creen qué Robson es el único importante? ¡No saben con quién se están metiendo!
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Editado: 19.02.2023