Venganza Millonaria

Capítulo 67: Ofertas

Caro

Ya esperaba que Douglas me dijera la verdad, había sido un hombre detestable, y estaba segura de que tenía mil crímenes en su haber, en otro momento hubiese sido considerado mi enemigo.

Pero yo debía reconocer la capacidad que tenía él de sobrevivir, de recapacitar y entender lo que había hecho mal, o mínimamente de saber que ya no estaba en el lado ganador, para eso se necesita coraje, al menos es lo que yo creo. Tenía que creer que lo que nos había dicho era verdad. 

Cuándo salimos empezamos a seguir Phil que tomaba a Moni, a pocos pasos se volteó y nos hizo una seña de que nos fuéramos. En lo absoluto me gustaba dejar a mi amiga, pero yo entendía qué Greta y yo aquí éramos una desventaja, solo éramos personas que Felipe usaría para presionar a Moni.

Y no quería agregarle más estrés. Moni y Baptiste luchaban por sus vidas, ya ella había cedido cuando él amenazó con herirnos. No más. 

Tomé a Greta del brazo y volvimos a donde estábamos antes, y fuimos por la puerta que nos indicó Douglas, mientras yo le gritaba a Matt a través del micrófono nuestra ubicación. La puerta se abrió con un chirrido y caminamos por ese pasillo oscuro, tanteando casi ciegas hasta que encontramos una manija y abrimos la puerta de salida.

Greta y yo ni hablábamos en el transcurso de ese camino, concentramos toda nuestra energía en salir de aquí. 

Afuera había todo un disturbio, policías corriendo por todos lados, y si nos hubiesen venido encima si no fuera porque Matt estaba ahí con ellos. Era obvio que el esposo de Greta les había dado información, y ellos nos recibieron con mantas y atenciones, este hombre realmente valía su peso en oro, pocas veces vi un hombre tan considerado y rápido de actuar.

En lo que vi qué mi amiga rubia estaba en los brazos de su esposo... Yo me escurrí como yo solamente sé hacerlo. 

Escuché lo lejos los gritos de Greta llamándome, pero ya era muy tarde, se había callado en unos instantes entendiendo lo que yo iba a hacer, y que no necesitaba atraer atención de la policía. Sentía un pinchazo de culpabilidad, sabía que ella se iba a preocupar, pero hay cosas que una mujer tiene que hacer. 

Busco una escalera de emergencia a un costado, escondiéndome los policías y las decenas de patrullas policiales que rodeaban todo lugar. Creo que nunca había visto tantos oficiales juntos, me pareció escuchar a lo lejos la voz del oficial Carlson y me sentí aliviada, estábamos en buenas manos. 

Con todo y el ruido a lo lejos percibí que evidentemente un helicóptero empezaba a mover sus hélices, el ruido de la calle y de las patrullas, además de los gritos y conversaciones, era tal que casi se opacaba. Yo escuchaba mi respiración agitada mientras subía las escaleras casi de dos en dos, metiéndome por unos pasillos dentro, nerviosa de encontrarme con alguien en el camino, amigo o enemigo.

Hasta que encontré la puerta de acceso a la terraza, la cual está abierta... Había sido usada recientemente. Y en cuanto abrí me di cuenta de que Douglas tenía razón. 

Ahí estaba Robson, pero no estaba solo, varios de sus secuaces estaban peleando con policías, mientras él intentaba huir. Yo no iba a dejar que eso sucediera, podré ser una chica pequeña, flacuchenta y obstinada... pero ya estaba cansada de qué mis miedos y mis errores me gobernaran. Tenía que enfrentar a mis demonios.

Y cuando hablaba de mis demonios... para mí era él, la única persona de mi familia que me quedaba, la persona que supuestamente se encargaría de ayudarme, de cuidarme y protegerme de la maldad del mundo. Y era justamente la persona que más daño me había hecho. Era mi momento, era ahora o nunca y nadie me lo iba a quitar. 

—Boris Karlson— le dije mientras lo veía huir como una rata, buscando alguna otra salida de la terraza. Se detuvo por un instante al escuchar mi voz, yo gritaba por encima del sonido del helicóptero, de los gritos de la policía y de la lucha que acontecía en la terraza. No había mucha luz, pero yo fácilmente podía reconocerlo. 

Él tenía una chaqueta negra de cuero... Y cuando él se giró a verme, lamentablemente identifiqué, algunos rasgos míos en él: el cabello oscuro, el ceño fruncido, la forma de los ojos.

El resto, yo rezaba que fuera de mi madre, así como la forma de ser. Pero yo no tenía idea, no sabía absolutamente nada de ella, excepto que se llamaba Corina. Él me había arrebatado todo eso, mi origen, mi historia.

—Tú... pequeña insufrible ¿Qué demonios quieres?— me dice con odio. Y debo reconocer que me duele, creo que parte de mí pensaba que él... podría redimirse conmigo.

No decía tener una relación, no soy tonta, y tampoco lo querría… pero al menos reconocerme como su hija, quizás entender todo el mal que me has hecho. 

Él se acerca a mí... parece no quererme, pero detiene su huida para aproximarse a mí. Supongo que debe estar muy confiado de que va a escaparse. O quiere aprovecharse de mí de alguna manera, en todo caso me mantengo alerta.

Yo tendré tontas esperanzas de cerrar este ciclo de mi vida, pero he sufrido tanto y pasado tanto trabajo que, hay cosas que no se olvidan de un momento a otro.

Caro siempre atenta, siempre alerta, desconfiando hasta que se demuestre lo contrario. No todo el mundo eran Gretas, Monis, Dafnes, Ritas y Lolos y sus esposos. Desafortunadamente. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.