Venganza Millonaria

Bonus 2: Más por venir

Me levanto de repente con el sonido de una notificación de mi celular, y siento mi corazón agitado. Cuando abros los ojos, me doy cuenta de que ya debe estar a punto de amanecer. Entra un aire delicioso por el balcón de la habitación y por un breve segundo de tiempo tengo que recordar en donde estoy, que hago, casi que quién soy. 

La venganza ha terminado, los culpables están presos o incapacitados, hicimos lo que pudimos para recuperar el dinero y ayudar a las personas que más sufrieron con las estafas, tengo mis negocios, mejores que nunca, expandiéndome cada vez más y haciendo exactamente lo que siempre quise hacer, lo que amo. Cocinar para los demás, endulzarles la vida.

Mis amigas están bien, Greta y Matt siguen contentos siendo padres primerizos, Lolo y Adán anda en algún lugar del mundo viajando en una gira de música de él. Richard y Rita deben estar por milésima vez en Italia y Dafne debe estar a pocas semanas de dar a luz, tiene planes de hacerlo en Italia misma, así que seguramente tengamos que desviar el curso para estar con ella. Todo era casi perfecto.

Y yo... pues yo desde hace ya varios meses soy felizmente casada. La esposa del magnífico, famoso y muy exitoso artista contemporáneo, Baptist Katz ¿Quién lo diría? Hace ya casi dos años, jamás hubiese pensado esto. Mi vida era aburrida, trabajaba como demente y creía que era feliz… a mi manera, que era… no ser feliz del todo. Ahora lo entiendo, pienso mientras siento sus manos abrazándome. 

Él me sostiene con fuerza, como si temiera que me fuera escapar de un momento a otro. La cama en dónde estamos es amplia y su piel bronceada contrasta deliciosamente con el blanco de las sábanas. Evitando despertarlo, me doy vuelta con mucho cuidado, simplemente para verlo. 

Para todo el mundo él es un hombre importante, alguien que crea obras millonarias, hermosas e impactantes. Pero para mí, aquí, en la intimidad de cualquier lugar en el que estemos, de cualquier cuatro paredes en las que habitamos juntos... Él es mi francesito, mi salvador, siempre. El amor de mi vida. 

Casi sin poder evitarlo levanto mi mano y acarició con cuidado su cabello, está cada vez más largo y los mechones son sedosos, con la entrada del sol suelta pequeños destellos dorados. Sus pestañas se apoyan en sus mejillas, y su deliciosa boca está entreabierta. Es un sueño, y es mío. 

Sonriendo me levanto a tomar mi celular y ver que es lo que he recibido. Siento sus manos, tocarme en medio de su sueño, como si no quisiera dejarme ir. Tomo las sábanas y me arropo, dejándolo completamente desnudo. Por un momento me quedó viéndolo... Si realmente es una gran visión este hombre. Jamás me cansaré de verlo.

Él pareciera escuchar mis pensamientos porque suelta un ligero suspiro. Sí, podría acostumbrarme a esto de por vida, él y yo en eternas noches de pasión, trabajando juntos, riéndonos, yo cocinándole, feliz mientras sirve el vino. Es perfecto. 

Casi me obligo a dejar de verlo y tomo mi celular en mis manos. Sí, tengo una notificación, un mensaje, de Caro. Suspiro. Cómo dije todo era casi perfecto, pues nos faltaba ella, nuestra querida amiga no estaba en paz, no tenía una vida de tranquilidad, sin estar mirando continuamente por encima de su hombro para ver si alguien la persigue. 

Por supuesto que ella diría que su vida ha sido siempre así, quizás no conoce otra forma, pero yo tengo fe de que tenga una vida tranquila, junto a nosotras claro está, y dentro de la ley en la medida de lo posible.

Colocándome la sabana alrededor, me acerco al balcón para ver el mensaje. El aire de madrugada es delicioso y por un breve segundo me detengo a ver el paisaje.

Estamos en la ribera francesa, por una extremadamente larga luna de miel. Mi esposo me lleva para todos lados convencido de que yo debo conocer su país de punta a punta. 

Yo por supuesto no me quejo. Trabajamos a distancia, él prepara algunos bocetos, comemos deliciosamente y a la noche nos vamos sin ropa y dormimos recién bien entrada la noche... Esa es básicamente nuestra rutina. 

El mar es azul oscuro y se escucha el oleaje a lo lejos. La ciudad es hermosa, está despertándose y veo pequeñas casas que parece que dicen salida de una pintura. Recibo otro mensaje que vuelve a llamar mi atención. 

Caro: Solo quiero avisar que estoy bien y que creo haber encontrado alguna pista. Si todo sale bien estaré de vuelta a Italia a la casa número 52 de mi groseramente rico nuevo padre adoptivo (es decir, Richard Maledetti) me escribe Caro y me hace reír. 

Caro: No se preocupen por mí, estoy bien. Seguramente cuando llegue a Europa cambie de teléfono. Porfa avísale a las chicas, Lolo se va a molestar de que no le escribí más. 

Aprovecho que está en línea para llamarla así no dejamos pruebas de las comunicaciones ni del contenido de nuestras conversaciones, pequeñas medidas de seguridad que aprendí con ella. 

—Mi querida Carito—  la saludo en voz baja. 

—Vaya vaya... No pensé que me ibas a responder tan rápido— dice ella. 

—Ahh ¿Por el cambio de horario?— creo recordar que la última vez estaba en Dubai. 

—No no... por otras razones más que obvias. Especialmente en tu ridículamente larga luna de miel. Es más grande que todas las propiedades de los Maledetti y las mentiras de rata inmunda, loca, juntas— contesta ella con tono sarcástico. Por la diosa... Hasta extrañaba su humor particular. 

Lo que sí no extraño es su apetito insaciable. Honestamente, no sé a dónde se le va la comida a esta mujer. Y, sin embargo... de vez en cuando, al probar algo nuevo, Baptiste me dice que a Caro le hubiese gustado esto, aquello, un postre, chocolate. Pobrecito, también la extraña. Esta tonta mocosa se metió en nuestros corazones de una forma increíble.

—¿Como que no? Yo siempre tengo tiempo para ti— le digo riéndome. 

—Pues igualmente, me considero la afortunada de que me dediques unos segundos de tu precioso tiempo, el que debes estar usando casi el cien por ciento, en la cama con francesito— dice ella con tono burlón. 




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