Ventus: Buscando mi Historia

Carta de ¿despedida?

Querido diario… Esta es la parte más compleja. Nunca pensé que llegaría a este momento. Entiendo que tendré que recurrir a la carta que escribí hace ya un tiempo. Para mí, esto es una despedida y un cierre de ciclo. Entenderé si no quieres que te conozca. Yo no podría decir si quiero conocerte; tengo curiosidad, es algo un poco obvio, pero yo tengo mi vida y a mis padres, las personas que me criaron, me educaron, me dan mucho amor y de quienes sigo aprendiendo, grandes personas.

La primera carta que escribí, y que me gustaría que tuvieras, aunque quizás no te importe:

“Para la persona que nunca conocí pero que me dio la vida: Gracias. Creo que no tengo palabras suficientes para expresarme, solo puedo decir gracias... Puede que no me quisieras, que no tuvieras una buena situación o algún problema, la verdad no lo sé. Pero lo que sí puedo decir es que dar en adopción a un hijo es darle una segunda oportunidad. Aunque no sé si llegaré a conocerte, te agradezco mucho por dejarme con personas maravillosas, por quienes daría todo. No te preocupes, ellos me enseñaron, me criaron y me dan mucho amor. Sé que pensarás que no te quiero o algo parecido. Si soy sincera, no te conozco, pero toda mi vida creeré que eres una buena persona por ese acto. Lo único que mantengo como recuerdo es mi segundo nombre... Espero algún día conocerte o poder entregarte esta carta, donde solo agradeceré por la segunda oportunidad. Con cariño...”

Cuando escribía la carta, no sabía cómo sentirme. Al fin podré conocer y cerrar un vacío, independientemente de lo que sienta. Como escribí en aquella carta, solo puedo decir gracias… Gracias por dejarme en una familia tan maravillosa, por darme esa segunda oportunidad. No conozco bien las razones por las que tomaste esta decisión, por eso quiero dejar claro que este será mi cierre, el encuentro con esa pieza faltante.

A este paso, no sabría si cambiar, eliminar o agregar algo. Por el momento, lo único que quiero es poder terminar esta historia. Ahora solo me queda esperar los documentos, y no sé cómo reaccionar. Tengo miedo. Por un lado, siento que tocará mi corazón y que lloraré mares, aunque por otro lado, siento curiosidad y emoción. La verdad, todo es un poco raro.




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