Ventus: Buscando mi Historia

Aniversario de 3 años

Había olvidado lo que significaba seguir adelante. Sabía que la espera sería un laberinto, pero nunca imaginé cuán intrincado podría ser. Hace unas semanas, tomé mi celular como un náufrago aferrándose a una balsa, y abrí el chat que comparto con la asistente social, la abogada y la psicóloga. Les pregunté, con un nudo en la garganta, si era normal sentir este torbellino de... ¿nervios? Es una amalgama de sentimientos, como mariposas atrapadas en un frasco; aún no sé cómo liberarlas. Estos días han sido como caminar contra el viento. No voy a negarlo, hay semanas, días, y meses que son como nubes grises, pero siempre busco el arco iris después de la tormenta, aunque por dentro esté más rota y triste...

Sé que no he escrito mucho, me había olvidado. Estaba sumergida en pruebas y en un país donde los molinos de la burocracia muelen lentamente. La verdad, no hay mucho más que decir. Comencé a escribir esto días antes de cumplir los 18, y han pasado casi tres años en los que he navegado un mar de emociones. Aún hay muchas cosas que son como islas desconocidas para mí. Ha sido un viaje duro, con muchas mareas de pensamientos, pero sé que la espera vale la pena, y ahora me toca contar dos hitos importantes en este proceso de búsqueda.

Después de mi visita con la asistente social, los días en los que presenté un escrito y los papeleos electrónicos, llegó el mensaje que iluminó mi semana como un faro: “YA LLEGARON LOS ANTECEDENTES”. Pero, como todo en la vida, hay un ‘pero’: tendré que seguir esperando para que se los pasen a la fundación y me puedan entregar los papeles... y aquí es donde me enfrento a un dilema. ¿Habrá posibilidad de conocerlos? ¿Querré conocerles yo? Aclaro que nunca busqué por algún motivo especial; siempre fue por dos razones: salud y curiosidad.

La primera es porque muchas veces, cuando vas al médico, te preguntan sobre enfermedades hereditarias, y es frustrante siempre tener que responder que no sé, porque vengo de una familia adoptiva, lo que significa que no comparto ningún lazo de sangre o genética con algún pariente. La segunda razón siempre fue la curiosidad, el deseo de conocer qué pasó. Pero nunca, repito, NUNCA cambiaría mi vida actual. Conozco gente maravillosa que me ha dado todo lo que he querido. Tengo una hermosa familia llena de amor, buenas amistades, y una carrera que, aunque dura, seguiré luchando por sacar adelante.




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