Todo comenzó cuando hablaba con mis padres y les decía que me gustaría conocer a mis progenitores. Por un lado, ellos siempre me apoyaron y me prepararon. Recuerdo a la perfección que me decían: sea cual sea tu origen, si era o no de buena familia, si tenía problemas serios, si venías de una situación precaria, incluso de alguna violación... eso no te define, y que siempre estarían allí para mí, incluso si yo quisiera conocerlos.
Por ese lado, yo no me hacía expectativas. Y algo bueno fue que nunca las tuve… Pero ahora empecemos con los dos primeros días, que fueron importantes y me dieron indicios de por dónde poder empezar este camino.
Día 1: Inicio
Muy creativo… pero desde esa conversación y las que le siguieron, sumando el deseo que yo ya tenía muy dentro, me llevó a pensar y hacer una lista de los pros y los contras de tomar esta decisión. Y sí, era algo que me daba miedo. Aunque no tuviera expectativas, tenía grandes dudas, y eso pesaba.
Como todo al comienzo, no tenía nada: ni nombres de ningún tipo, ni siquiera el de mi cuidadora… y eso me decepcionó profundamente, porque no sabía por dónde empezar. Fue entonces cuando mis padres me mencionaron un cuaderno, que luego de buscarlo un rato (para no decir unos días después) me entregaron en la noche del segundo día. Pero ese día, por la misma tarde, yo ya estaba buscando más información, viendo videos y experiencias de otras personas que realizaban este proceso. Quería saber que no estaba sola.
Día 2: Recuerdos
Cuando me entregaron el cuaderno, recuerdo que esa noche lloré como nunca. Tenía algunas cosas como mi nombre y RUT, unos exámenes... antes de que se me conociera como Ventus. Y se me hizo raro… pero no tenía tanta importancia. Lo que sí fue importante es que al tener ese cuaderno entre mis manos, me llegaron demasiadas emociones de golpe, y no sabía bien qué sentir. Porque ese cuaderno fue —o ha sido— una de las primeras piezas reales para empezar mi búsqueda.
Durante la tarde, mi mamá también me hablaba o contaba algunas anécdotas sobre mi adopción, cosas que me conmovieron de una manera muy especial:
Anécdota 1
Cuando fueron a ver a las guaguas/bebés, solo éramos dos niñas para diez familias. Fueron junto a quien sería mi hermano para conocerme. Me sorprendí tanto… ¡Eran muchas familias buscando una niña! Y al principio no lo creía. Fue un relato que me hizo sentir especial, querida incluso antes de llegar a sus brazos.
Anécdota 2
Fue durante las entrevistas que mis padres tuvieron junto a mi posible hermano en aquel entonces. A él le preguntaron cómo era, y simplemente respondió que era "ordinario". Según sus palabras, no era una persona extraordinaria. Esa historia me enterneció profundamente, y ahora que tengo el expediente y leo aquella entrevista… Me emociona como si estuviera allí, escuchándolo con mis propios oídos.
Fue bonito recordar esas historias, aunque algunas ya las conocía. Además de contarme esas anécdotas, mi mamá me mostró varios recuerdos: de mi hermano, de mi familia, y también míos. Cada foto, cada palabra, tenía un peso distinto esa tarde.
Pero volviendo a la entrega de ese cuaderno… mi papá fue quien me lo entregó, como si se tratara de una ceremonia. Siempre diciéndome que no me hiciera expectativas, que quizás no encontraría nada más, o que podía haber cosas que me dolieran. Pero mi yo de ese momento no pudo contener la emoción: salí corriendo a leer su contenido. Pasaba página por página sin encontrar mucha información, pero lo único que logré hallar fueron notas de avances míos escritas por la señora que me cuidó en aquel tiempo. Me duele no acordarme de ella… Se veía todo el amor y cariño que me tenía. Se notaba en cada palabra, en cada detalle que anotaba. Siempre escribía "mi Larissa"…
Eso me pareció tan bonito, y me sacó bastantes lágrimas. Por otra parte, mi papá subía cada tanto a mi pieza y me preguntaba cómo estaba. Yo solo podía decir que estaba feliz, con unas cuantas lágrimas de emoción por todo lo que estaba descubriendo.
Durante los otros días, no pasó mucho. Nada muy interesante en mi investigación, en realidad. Solo estaba averiguando cosas, hasta que un día envié un correo, donde me pedían información y coordinar la llamada para empezar formalmente todo esto.
No me sentí capaz de hacerlo sola, así que esa llamada la realicé con mi papá. Fue importante, fue emocionante, y fue de mucha ayuda. La persona con quien hablamos nos orientó, nos explicó todos los pasos, y yo hice muchas preguntas. Pero debo decir que fue un proceso con muchos tiempos de espera, ya que lo hice casi al final de las vacaciones, justo cuando estaba volviendo a clases, con una semana intensa de pruebas.
No crean que coordinar esa reunión fue fácil. Por un lado, tenía que ver mi horario; por otro, ver la disponibilidad de mi papá. Porque esto lo quería hacer con su apoyo… y eso era esencial para mí.
Y uno de mis grandes consejos es este: si vas a hacer algo así, es muy importante que tengas una red de apoyo. Familia cercana que conozca tu situación o amigos que puedan darte consuelo cuando lo necesites. Porque puede que muchas veces no resulte como uno espera… y uno se frustra. Y lo digo por experiencia.