Verano Se Escribe Con B

★| Prólogo

NEW YORK, ESTADOS UNIDOS

JUNIO 10 DE 2019

INSTITUTO CENTRAL DE NEW JERSEY

HORA: 4:55 PM

AULA: TERCER AÑO

 

 

 

—Pronto, todos ustedes se verán en la inevitable situación de elegir quienes podrán ser en un futuro, qué harán con sus vidas, qué será de sus vidas —El Señor Kingman se pasea de un lado a otro entre las filas de sillas y mesas ocupadas por nosotros los estudiantes—. Se enfrentarán al mundo por su propia cuenta, y de ustedes dependerá el futuro de este país.

Sincronizo el movimiento del segundero con los golpes de la punta de mi lápiz sobre la mesa. Mis ojos puestos sobre un pajarito que está sobre una ramita en el árbol que se alcanza a ver de mi posición, se ve interrumpida por la figura en movimiento del Señor Kingman. El ave emprende su vuelo y yo regreso mi cuerpo hacia el frente. El reloj indica las 4:57 PM.

¿No han notado que el último día de clases suele ser el más extenso? Es como si el año bisiesto se quisiese vengar y agregará horas a la fecha.

—...No hay lamentaciones en el camino —La voz de Kingman a mi lado suena más alto—. Cualquier acción, tendrá su reacción; así que sean precavidos con lo que hagan, digan y piensen, sobre todo...

Mis sentidos se desplazan a la nada. El hombre es muy alentador, me hace pensar lo maravilloso que será arruinar mi vida, en serio, me hace pensarlo.

—... Nunca olviden que lo que aprendieron aquí, lo demostrarán—

Las palabras de Kingman se ven cortadas por la campanada esperada por todos, gritos y alborotos estridentes se adueñan de todo el campus. Verano, aquí vamos...

—¡La clase aún no ha terminado! —Asevera el hombre. Uno de mis compañeros de clase salta sobre la mesa de maestros y en un arrebato quita el peluquín de Kingman—. ¡Jensen, estúpido delincuente, ven aquí!

Corro a la mesa de mis amigas: Annalisa y Clary.

—¿Vendrán a la fiesta a casa de Travis esta noche? —Cuestiona Anna, Clary aún sigue merida entre las líneas de su libro; logro ver por un segundo la portada: «Cumbres Borrascosas». Anna arrebata su libro y Clary protesta en respuesta—. Cerebrito, también estoy hablando contigo.

—Lo que sea —Apremia la rubia—. No me interesan esas fiestas que organizan los populares del Instituto. Son tan...

—¿Socieles? —Pregunto—. ¿Sudorosos?¿inquietos? ¿habladores? ¿alocados? ¿hiperactivos...?

—Todo eso y los demás calificativos que le quieras implementar —Interrumpe. Salimos alapar las tres con los brazos enlazados, los pasillos del ICNJ están atestados de estudiantes. Se mueven de un lado a otro en un vaivén.

—¿Qué harán en el verano? —Pregunta Clary. Llegamos a su casillero —el más cercano, de allí le sigue el mío y por último el de Anna—, ella introduce la clave de su candado y este abre—. Yo iré a la casa de campo de mis tíos a Carolina del Norte.

—Yo aún no sé qué haré —Confiesa Anna—. Probablemente mis padres estén viajando y yo tenga mi casa para mí sola. Lo que implica fiestas, muchas fiestas de verano.

Continuamos nuestro recorrido siendo empujadas por varias personas.

» ¿Y tú, Ariel?  —Pregunta Clary—. ¿Qué harás?

—Lo más seguro es que lo pase en casa con mis padres, tampoco es que haya algo porductivo o interesante por hacer —Comento, me acerco a mi casillero que está a unos cuantos pasos—. Aunque creo que eso me dará más tie por para pensar que quiero hacer en la universidad.

—¿Aún no te decides? —Indaga Anna. Les doy la espalda para guardar mis libros—. Son solo tres meses para tomar una importante desición.

—¿Crees que no escuché el discurso de Kingman? —Reitero, cuero mi casillero de golpe y me giro para enfrentarlas—. Todavía no descubro en qué soy buena. No soy como tú, que eres buena en las matemáticas y quieres estudiar ingeniería. O... ¡Como tú, Clary! Qué estudiarás literatura en todas sus asignaturas.

—¿Qué tal diseño gráfico? —Propone Clary—. Eres muy buena en lo que al dibujo respecta.

—Me gusta dibujar, si. Pero en mis tiempos libres, como un hobby. No para dedicarme a eso lo que resta de mi corta y efímera vida.

Ambas comparten una mirada de auténtica preocupación. Por mi lado, ya ví mi vida vuelta un carajo.

—Que sea lo que Dios quiera.

—Amén, hermana —Contestan ambas al unísono. Caminamos entre la ola —ahora más disminuida que antes— de estudiantes, llegamos al casillero de Anna y ella guarda sus respectivos libros. Mi celular vibra en mi pantalón y lo saco.

«Abuelo♥». 

 

 



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En el texto hay: novelajuvenil, amor adolescente, secret

Editado: 01.10.2019

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