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Capítulo 4:El chico

Capítulo 4: El Chico

            Después del accidente que había tenido con el auto de mis padres, y la pierna dislocada, ellos me pusieron un castigo casi que irreparable, y mis días iban a terminar pasando entre las sabanas de mi cuarto, y las críticas de mi amiga Alejandra, que aún estaba traumada por lo que había hecho.  Pero la única hora buena era, cuando aquel chico que se Llamaba Sebastián llegaba para visitarme en mi recamara. Al principio tenía algo de pena con lo desordenada que era mi habitación pero una semana seguida después. Ya éramos casi  confidentes, que se conocían desde hacía años.              

Ese chico me tenía pensativa, la verdad creo que lo conocía de otra parte, pero no lo recuerdo bien. Solo tenía pensamientos distantes que había perdido, recuerdos que de verdad no podía recrear al pie de la letra. Aunque pese a todo ese misterio, solo provocaba un chisporroteo en mi corazón. Una pequeña sonrisa que vacilaba en mis sentimientos, algo que no sentía desde hacía mucho tiempo.                                                                             

     Hasta me había olvidado, de Felipe, pero le doy gracias a él, porque si no jamás hubiera conocido a Sebas… —Junte los hombros—  cada vez que el venia me sacaba una sonrisa, y hoy iba a ser igual porque ya eran las cuatro y treinta y escuche el escape de la motocicleta que conducía.              

Unos pasos retumbaban en el piso, mientras yo me sacudía la ropa y me medio arreglaba.                                                                                 

— ¿Estoy bien Alejandra?... pregunte a mi amiga que estaba perdida en el celular escribiéndole un mensaje, a su novio.                                                                                           — Si. Miro de reojo unos segundos, pero no despego del celular ni un mísero momento.                                                                                                                       

—Ya sabes debes Salir mientras que yo estoy hablando con él. Apunte el dedo índice a la gran cara de desánimo que tenía mi amiga, que ya me estaba arrepintiendo el hecho de haberla invitado.                                           

— ¿Puedo pasar Michelle?... soy Sebastián.                                                           

— Llego… llego… Salte de aquí Alejandra, dije mientras estaba nerviosa y emocionada.                                                                                                                     




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