Capítulo 13: El paseo
No le encontraba sentido a la canción, pero sin embargo me hacía sentir libre y feliz, me termino encantando, como todo en ese pueblo que al principio me parecía repugnante, ahora me parecía inefable. Mientras que Alexis seguía con su: Baila morena… Baila morena…
La verdad me estaba gustando más estar aquí, por su contra parte problemas no faltaban pero más momentos felices que tristes. Además Sebastián me daba esperanzas. Y ahora tenía un nuevo aliado aunque un poco más intrépido. La camioneta freno de golpe mientras yo me iba para adelante, y llegue a golpearme con el asiento delantero.
—Llegamos chica. Cuídate. Alexis me ayudo a bajar del vehículo, y se montó en la camioneta y sin motivos se fue a toda velocidad, yo guarde su número en mi teléfono de emergencia y la tarjetita en mi bolso. Nervios invadían mi cuerpo como si me estuviera acercando a algo macabro. La hacienda era grande, en su frente un portón muy alto que ponía el apellido de la familia.
Sabía que era una mala idea ir sola a esas instancias, pero ya estaba ahí, y para poder ver a Sebastián tenía que encontrarme con Zack. Trague saliva y avance hasta la pequeña puertecilla, como estaba cerrada toque dos veces, y un hombre de altura vio por una pequeña hendidura.
—¿Quién es? Con la seriedad a la punta de la lengua.
—Soy una conocida de Zack, él me dijo que viniera.
—Ah la invitada pase, pase. El hombre con amabilidad me ayudo a pasar el portón, y después me dejo en la entrada de la casa, pero su jardín era hermoso, más cuando veníamos por el camino, había pájaros de todos los colores, y razas arboles de cerezos. Un estanque donde había patos. Caballos en las lejanías de las cercas, corrales de ganado, perros y e incluso algunos flamencos. Era como una comarca encerrada en una casa, la vista era preciosa. Las flores eran miles, do todos los colores y olores, que perfumaban el caminillo de piedras, hasta la casa de la familia.
Mis ojos estaban dilatados por tanta belleza, no me podía contener por tantos seres vivos que había allí. Pero para que esto fuera mantenido debían hacer un trabajo arduo y exhausto. El empleado de la hacienda. Me dejo en la entrada de la casa, y después se fue, el me indico que esperara a que Zack llegara porque había salido por ahí a negociar unos vacunos.
Adentro de la casa no había nadie, y sin más me senté en la escalerilla de la puerta, pero nada que daban señales de vida, así que decidí mirar a lo lejos a ver en que me podía pasar. Esperaba matar el aburrimiento por el que estaba pasando, esperando que llegara Zack para que fuera rápido lo que me quería decir. Y después me iba a ir con Sebastián a esa caita donde me había mandado la dirección. No esperaba que la gente de la hacienda estuviera tan alejada de la casa, más se escuchaban ruidos de picos y martillos a la distancia. El trabajo duro de la vida del campo es agotador.
Latente el silencio que había en la finca, pero nadie se me acercaba siquiera para preguntar, quien era. La hacienda estaba en total silencio, excepto por la parte del estanque que siempre hacia ruidos, diferentes sonidos que se perdían entre las amplias planicies de patio y jardín de la casa central, divague por los alrededores caminando un par de veces por las amplias flores, que olían a orquídeas, rosas, jazmines, girasoles, y muchas otros olores que desconocían.