Veranoticc

Capítulo 15: La mas Bella Flor

Capítulo 15: La Más Bella y Peligrosa Flor

            Alexis conducía como loco por la carretera. Mientras nos alejábamos de aquel lugar plagado de balas y muertes, las palabras de Charlie tenían razón si estaba en esa hacienda, así no fuera una integrante de su equipo de trabajo me hubieran matado, eran demasiadas emociones en un solo día. Balas, Sentimientos muertos, nostalgia, amor, miedo. De verdad es que no me quedaban ganas de repetir otra cosa de esas.                                                        Después de un rato de silencio, soltó una risa característica de él, que inundo la camioneta de fuertes carcajadas.                                                                

—Pero que buena cosa, hasta parecía escena de película de acción.           

—No bromees con eso, casi me da un infarto. Cruce los brazos mientras fruncía el ceño.

—Tranquila Zack estará bien.                                                                                             

—Eso espero muchachote. Recordé que tenía que verme con Sebastián, así que saque el telefonillo, la hora marcaban las 3:20 de la tarde. Y nos íbamos a encontrar a las cuatro             

—Alexis puedes llevarme a esta dirección. —le pase el teléfono a Jhony— Es importante.

—Claro baby, como tú digas yeah. Así el inmaduro de Alexis volvió a pisar con todo lo que tenía el acelerador y nos fuimos a la dirección de la casita.                                                                                                                                       

Ya el sol era menos sofocante pero de verdad estaba en su punto mientras que por los vidrios de la ventana miraba al horizonte pensado en él. Y quien más iba  a ser, sino el príncipe de Sebastián.

Alexis me dijo que habíamos llegado al lugar que indicaba el mensaje, pero lo único que veía desde la camioneta eran árboles, y un riachuelo. Abrí la puerta y me quede viendo esperando a que Sebastián llegara. Pero nada pasaba en aquella carretera vacía. Mire el telefonillo a ver si es que era otra dirección la que me había dado.                                               Pero hasta el GPS del carro me dijo que era ahí.                                                     Me parecía increíble que Sebastián me hubiera dejado plantada, no era propio de el. De seguro le estaba pasando algo extraño de verdad. Volví a subir a la camioneta.                        

—Vámonos, el no llego.                                                                                                      




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