Veranoticc

Capítulo 27: Lo Que es Igual No es Trampa

Capítulo 27: Lo Que Es Igual No Es Trampa

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            —Ahí Raúl no sabía que eras tan divertido —dijo María con una risa muy picara— ¿en que trabajas? Decía la mujer con ganas de saber del hombre que la invito una copa —Insisto ¿en que trabajas?—  repitió con tanta sutileza que el hombre no pudo negarse ante los encantos de la mujer, desde que iniciaron la conversación no le quitaba el ojo de encima, aun así solo había intercambiado unas cuantas palabras, no tanto para ser una velada cómoda, era más como un interrogatorio policiaco. Pero ambos siguieron sacándose información del otro. —Como todos en este pueblo, soy hacendado— el hombre con una sonrisa confiable, sostuvo una copa de vino entre sus manos alzándola y brindando por la salud de María —Gracias —dijo ella conmovida por lo que había hecho el caballero, y hacia mucho que no sentía esa sensación de cariño, que en Antonio quien sabe cuándo había muerto. Cambiándola por una pelirroja delgada. En cambio María era una castaña con unos cuantos kilos extras, pues no le daba tiempo para ejercitarse ni salir a caminar, ya que andaba siempre o lavando o atendiendo el hogar, cosas susodichas de una madre de familia, ese mismo día había sido el único que se había tomado para ella, pero por mala jugada del destino descubrió que su esposo le estaba siendo infiel, cosa que no  le dolió mucho por que Raúl había quitado todas las lágrimas de la mejilla de María. —Raúl ya es tarde me tengo que ir, pero quedemos otro día aquí está mi numero— el hombre vio como María se levantaba de la silla un poco apurada, este decidió acompañarla hasta su auto. —Será un placer llamarte, pero déjame acompañarte hasta tu carro—  María afirmo con la cabeza, no se veía disgustada por el hecho de tener a Raúl detrás de ella, dejo la copa boca abajo en la mesa. Mientras se acomodó el bolso. — será un placer que me acompañes— el hombre también se levantó de su silla y acomodando la chaqueta de cuero fueron con paso decidido al auto que estaba en el estacionamiento del bar.                

Caminaron mirando al cielo, mientras Raúl contaba el cómo había matado a un oso con un rifle de caza cuando era joven, María parecía divertirse mucho, en su cara siempre estaba pintada una sonrisa, en cambio cuando estaba con Antonio, la única sonrisa que le producía era la de un espasmo, cuando estaban teniendo sexo, ella ya se había dado cuenta de ello, pero no sabía qué hacer. —Gracias por escoltarme— dijo maría con picardía  al hombre. —De nada damisela en apuros— dijo el hombre con total confianza mientras le daba un beso en el cachete. —Nos veremos mañana— con la cabeza maría afirmo, ella se metió en el coche, y el espero a que encendiera el carro. Ya con el motor en marcha Raúl se alejó un poco del bólido. Mientras que maría bajo la ventanilla —Llámame, nos veremos mañana— sacando un brazo por la ventanilla, se despidió de Raúl también la saludaba con el brazo, y se quedó un rato más en el bar.




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