Capítulo 30: Zorro Negro
Cuando la encontró, una pequeña sonrisa volvió a Zack, —Nos volvemos a encontrar. Viendo las capsulas del revólver, metió cuatro de cinco balas, y se la puso en la correa de cuero cubriéndola con el chaleco de siempre. Pero no solo busco esa arma, sino que también de un escondite de detrás de una librería, saco unas llaves y unos guantes de cuero, que tapaban la mitad de sus manos, él se puso los guantes, —Fue culpa mía. Tuve que detenerlo cuando pude— después de ponerse los guantes, miro a ambos lados del pasillo y cerrando la puerta salió de la casa. Con paso firme se de a uno de sus establos, el más alejado. Ese establo estaba tan alejado que ninguno de los hombres de la hacienda ni siquiera sabía que eso estaba allí, ni siquiera Charlie sabía que era el más allegado. Abrió la puerta de la caballeriza, y el polvo broto de la nada. Dejando ver una lona negra en los adentros de la oscuridad. Zack saco las llaves que tenía en el bolsillo y apretó el botón de un pequeño llavero. Y de la nada una luz se encendió. Destapo la lona, y una moto se dejó ver, era una moto de grandes proporciones, ruedas grandes y algunas que otras figuras de dragones en su caparazón, tales como el tanque de gasolina y en la parrilla.
—Hola Jessy, cuanto tiempo. Zack saco de un pequeño cajón de la moto un chaquetón negro con un sombrero de cuero del mismo color. Echo un vistazo a la distancia y decidió que era el día perfecto para salir a dar caza a sus antiguos enemigos que le venían atormentando desde hace rato. Cuando el denominado Zorro Negro había dejado de cuidar las calles. Pero antes iba a ver a su hermano que seguro estaba con Michelle, ahora su familia era la prioridad, y por eso había retomado esa identidad que había dejado hace tiempo atrás, queriendo alejarse de la acción. Con un fuerte estruendo de la moto Harley se fue a alta velocidad para la casita de campo de sebas.
*
—Dime que no se hacer una cita —Reafirmo sebas con total seguridad— no es así castaña.
—Pues si sabes hacer una cita, pero más que eso sabes complacerme, que es mucho mejor. Pero serás de complacerme en otras cosas —Deslice mi mano derecha hasta un poco más debajo de su muslo— Mientras que yo le decía esas palabras apreté su mandíbula un par de veces, para empezar a excitarlo. Mientras que ya me había quitado la mitad de la ropa, los quedándome en el traje de baño que había traído. No me daba frio, estaba al lado de sebas.
—Parece que eres una golosa —sonrió— porque no lo intentamos. Puso sus manos sobre mi pecho, y después me dio beso tan esplendido que en mi barriga se produjo en chisporroteo tan agresivo que nunca había sentido en mi vida.
—Continuamos… sé que ese pegunta conllevaba a lo que todos querían y en esa entonces yo afirme con la cabeza, Sebastián saco el acto más puro que se refleja en el amor y mordiendo mi cuello empezó a deslizarse de arriba abajo besando cada parte de mi cuerpo, desato mi traje de baño y se puso encima mío, besándome en los labios, y después metiendo su lengua y rozándola con la mía.
Pero después de dos minutos más tarde, un sonido de motor, despego a sebas de mi cuerpo, mientras me decía que me vistiera, le pregunte si había traído a alguien para acá, el con una nota sarcástica me respondió indignado. Así que me dijo que me quedara en el techo y que no bajara si él no me avisaba, que apagara las luces y se mantuviera callada y pegada al celular por si algo malo, le ocurría. Mi mente entro en gran angustia mientras me ponía algo de ropa, el frio ya me estaba entrando en el cuerpo.