Capítulo 35: A Solas…
Ella aun no captaba porque el chico la traía a este prado solitario y frio.
—Cuando nos conocimos, me dijiste que la levadura hace que le pan crezca. ¿Verdad mariana?
Ella asintió con la cabeza.
—Entonces yo hare que crezca tu emoción.
Mariana creía que Zack estaba quedando loco, por las cosas que decía, no era el, hoy. Los otros días parecía más centrado en las cosas de la vida y en su pequeño negocio, hoy era más el chico sentimental.
—¿Que vas a hacer? Zack sin escuchar las opiniones de la chica, se metió dentro de una encrucijada de ramas, perdiéndose en la maleza. La chica estaba intrigada por la actitud de Zack, ella estaba emocionada pero también con el corazón a mil por segundo.
Zack no salía de entre la naturaleza se estaba tardando miles de minutos, ella estaba cada vez más angustiada, en el silencio del bosque, le hacía ver cosas, escuchar voces y ver alucinaciones. Los crujidos de las ramas hicieron que ella se asustara, casi que brincando de donde estaba, poniéndose alerta y viendo a todas las partes y todas las cosas.
<<No tienes miedo Mariana estas muy grandecita, además que va a pensar Zack si te viera así>>
Mariana repetía eso en su mente mientras miraba a la oscuridad de las ramas, y ellas en su cabeza se convertían en ojos que la observaba, Ojos como los del mismo demonio posándose sobre ella. A cada momento ella se persignaba.
Por el efecto del viento, una rama cayó al piso, causando un enorme ruido, que para Mariana fue como la explosión de una bomba nuclear, y dio un salto, como de tres metros de largo. Ella cuando toco el piso, se encogió de hombros, y se agacho al pie de un roble, pasando sus frágiles brazos por encima de sus rodillas, y con la cabeza al tronco del árbol, apretó los ojos, tan fuertemente que al cabo del tiempo le dio dolor de cabeza. Y teniendo un miedo sobre humano, llevándola al límite de temblorosos sollozos. Meditaba la existencias de criaturas de otro mundo.
Ella escucho algunos pasos, y se asustó aún más. Ella estaba temblando tanto que no podía contener su cuerpo. La cosa, se acercaba cada vez más. Mariana estaba casi que al colapso mental.
—Mariana. Escucho la voz de Zack.
Ella enseguida abrió los ojos y en pestañeo se levantó del piso, sacudiendo el vestido.
—Qué bueno que llegaste.
—Sí, ¿pero porque estabas tirada aquí?— Zack señalo el árbol.
—No pues…—Zack al oír la voz quebradiza de la chica, pensó que estaba llorando, pero en poco tiempo se dio cuenta que estaba asustada. No, la chica estaba en pánico. Replanteo rápidamente.
Sin previo a viso, el chico se acercó, la tomo del cuello y la recostó contra su pecho.
—Todo está bien. La chica metió los brazos entre la espalda del hacendado, y lo apretó fuertemente. Zack no pudo evitar acariciar suavemente la melena dorada y rizada de la chica, como madre que consuela a su hija después de haber hecho una maldad.
—Ya estas mejor—La chica mostro mejoría y se reincorporo a la escena. Donde se vio abrazada por un hombre alto, guapo y fornido. Eso hizo que se despegara al instante.
—¿Te hice algo? Pregunto Zack algo desconcertado.
—No para nada, es que me paso de tonta.
—Eso no es así. Zack era muy rápido entre sus diálogos.
—¿Cómo lo sabes?
Zack acentuó su tono de voz, y con delicadeza acaricio el rostro de la chica, que bajo la luna se veía espectacular, dando contraste a su piel clara.
—Eres la persona más especial que he conocido, en toda mi vida.
Zack acaricio los labios de Mariana.
—No quiero que te pase nada me escuchas.
Ella asintió con la cabeza.
—Ahora —Él se inclinó— Solo se, que…
Zack estaba más que emocionado, sus palpitaciones estaban por los aires. Su tensión subia y bajaba, sin embargo no vacilo. Su estandarte fue tentado, por una maga, que por efecto de su bella apariencia dejo al chico hipnotizado.
—Te Amo… Susurro cerca del oído de mariana, a la chica eso le causo varios respingos que tuvo que contener, Zack sin aviso se acercó a la boca de la chica, le dio un beso francés. Mariana con sus suaves manos intento separase, pero al final fallo. El beso fue tan intenso, que Mariana sentía cada soplido de aire que Zack respiraba, y que por movimiento de la boca exhalaba, a veces dejando salir algún que otro, pícaro gemido.