Veranoticc

Capítulo 40: Las cosas Como Son

Capítulo 40: Las cosas Como Son

 

<<Que le pasara>> dijo Zack en la mente, mientras olia el perfume de la chica. Y cerro los ojos para que ella lo hiciera sufrir un poco, esterilizando la herida.

Zack sintió como los dedos de mariana le sacaba la camisa.

—¡Oye! Dijo y de un brinco se puso en pie.

—Cálmate, solo te voy a quitar la camisa, para que no se moje con el agua.

Lógico era una precaución. Pero Zack se lo tomo más personal, aunque no le molestaba que una chica tan linda le estuviera metiendo mano.

Mariana siguió con lo suyo, y Zack se quitó la camisa, dejando ver sus cicatrices, y el cuerpo, y algo del abdomen marcado que poseía. Ella se vio algo sorprendida, muy sorprendida en realidad y miraba de reojo, sin creer lo que la camisa de cuadritos azules escondía. A Zack le invadió un pequeño rubor que creía ser el más brutal que le había dado en su vida.

<<No la mires mucho joder es muy linda>>

<<Estaba bueno el tipo, pero no lo creo>>

  Decían ambos en su mente, y aunque sus corazones se estaban abriendo, sus rostros parecían más una batalla entre dos fieras salvajes que no daban lugar a la tregua.

Zack se sentó en el sofá. A un lado estaba Mariana con todos los utensilios de medicina.

—Oye lo estaba pensando, si quieres responde y si no, pues quedamos igual que antes pero ¿qué hiciste para hacerte estas cicatrices?

Zack sonrió con malicia.

—¡JA! Tal vez eres la única que me ha preguntado eso —La chica empezó a desinfectar la herida— pues la verdad muchas no recuerdo nada. Esta que es la más profunda—Señalo la espalda— fue con un toro bravo, pero la que más valoro es esta —Mostro su hombro derecho— Esa me la hice salvando a un niño de un rio.

—Enserio Dijo Mariana sorprendida

—Si solo que no me gusta contar esa historia es muy larga. Zack intentaba escaparse de los recuerdos.

—Cuéntamela, así damos tiempo a que termine. La chica era algo mas insistente y tomo ventajas de sus dotes de mujer. Paso lentamente su dedo índice por la quijada de Zack, haciéndolo sentir el mismísimo Edén.

—Bueno está bien… —A Zack le parecía extraño que la chica no hubiera salido con una de sus idioteces— Yo estaba en la hacienda de Don Héctor. Y me puse a vigilar las afluentes del rio. Nunca pensé que encontraría a un niño, pero después de dos horas de montar a caballo, escuche un llorido, pensaba que era la cría de algún animal. Pero en realidad era un niño dejado a orillas del rio en una bañera de madera. La bañera estaba casi por irse a la inmensidad de las aguas torrenciales, los rápidos y los lagartos, se lo hubieran devorado si no me lanzo como un tiburón  al estanque. Me lance desde el lomo de mi caballo. Después caí al agua y agarre la bañera, estaba casi listo, pero… una rama que venía de rio a arriba nos empujó a los rápidos. Yo sostenía con todas mis fuerzas al pequeño para que no se hundiera. Con mis brazos lo levante mientras intentaba mantenerme a flote. —Mariana toco una parte de la herida donde creyó que iba hacer llorar a Zack, pero el hombre no dejo escapar ni un leve quejido— al final la rama estaba algo filosa, y se encallo en mi hombro. Sentía demasiado dolor, pero como pude me libere de la  rama rompiendo a pulso la larga vara en donde se había ensartado mi hombro, después de eso me quedo una astilla de madera gigantesca clavada, me dolía, mucho para ser franco, además la sangre salía, y también el agua me hacía arder la herida.  El niño lo agarre entre mi mano izquierda y mi brazo derecho. Y como pude unos veinte metros más abajo, pude conseguir pisar tierra.

—Eso es asombroso eres un héroe. ¿Y qué paso con el niño?

—Pues como no presentó ninguna enfermedad, ni nada de eso, creo que se lo llevaron a la ciudad, donde lo está criando una familia de abogados. Pero no me preguntes por padres, porque no lo sé.

—Termine. Dijo Mariana casi aplaudiendo.

Zack miro la zona y pudo comprobar que las manos de la chica eran curativas.

—Gracias. Exclamo Zack con mucha franqueza

Mariana con la sonrisa que puso Zack, se sintió más que conforme, ella se dio cuenta de que esa sonrisa estaba más que expresando todo lo que el sentía. Un carisma que escondía una bestia, o así lo definía dos horas atrás, porque ahora para mariana el capataz de la hacienda de Don Héctor. Zack se convirtió en un príncipe. Después de haber sido un sapo.




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