Capítulo 44: Seré Tu héroe
Zack corría con brutalidad entre las flores, se acercó lo más que pudo a los caballos y cuando estaba en el rango, lanzo la navaja.
El primer jinete cayó al piso, la navaja había sido ensartada en el pecho del jinete. El caballo se desboco y salió por la llanura descontrolado. El otro jinete se acercó con su caballo, pero Zack en un acto maquiavélico, tomo las riendas del caballo y se subió a el potro sin dificultad, tumbando al otro jinete.
Uno estaba agonizando y el otro aturdido, era más que suficiente para escapar. Antes de irse fue buscar su navaja, el hombre estaba agonizando, Zack saco su lado malvado, y enterró un poco la navaja en el pecho del jinete.
—Bastardo— Dijo Zack carcajeándose
Después con todas sus fuerzas y sin ningún cuidado saco la navaja del pecho del hombre.
—Esto es mío.
Zack mientras desarmaba al hombre, no se dio cuenta, de que el otro jinete le apuntaba con la escopeta por la espalda, hasta que un eco de disparo lo saco de la ignorancia…
Zack abrió los ojos después de haber escuchado el disparo, y sintió el cuerpo de Rosa en su espalda. De inmediato dio vuelta a su cuerpo.
—Rosa… dijo el con los ojos casi afuera de sus cuencas.
—Zack… yo… —Tosió fuertemente y boto algo de sangre por la boca— Te quiero… Rosa subió la mano lentamente,
Zack la agarro y entrelazo los dedos con los suyos.
—No espera, no cierres los ojos. —Rosa sutilmente acaricio la barbilla con los dedos —Rosa mira lo que te tengo —Dijo Zack con la voz algo quebradiza, y busco el collar entre sus bolsillos— Mira…—Mostro el collar con una sonrisa.
—Gracias Zack… con una sonrisa sincera Rosa le dio un ósculo en el cachete a Zack y con sus fuerzas tan frágiles como las alas de una mariposa, abrazo al chico.
—No pero espera te lo tienes que poner…
—Zack hay algo que quiero decir antes de morir…
—No digas eso no vas a…
—Yo —Rosa volvió a toser— soy… diez años mayor que tu…
—Y eso que importa rosa, debes conservar la calma te voy llevar a la casa para curarte. Solo…
Ella empezó a sentir un frio que invadía su cuerpo y los ojos algo pesados.
—¿Me quieres Zack?
—Te amo.
—¿Me perdonas por haberte mentido?
—Claro que sí, pero quédate conmigo, ponme conversa.
—Fueron los cinco meses… más bonitos de mi vida…. Gracias Zack.
—No… No… Espera. Tienes que ver la cadenita, tienes que ponértela, para…
Ella acaricio, el rostro de Zack y reposo su mano en su pómulo.
—Zack acuéstame en el suelo.
—Rosa escúchame.
—Por favor Zack.
Zack cumpliendo con las órdenes de Rosa, fue bajando el cuerpo de ella, con mucho cuidado, hasta ponerla en el suelo.
—Zack, te voy… a pedir un favor. Dijo con la más tierna voz.
—Si dime rosa.
—Entiérrame… en la misma fosa que mi familia.
—No rosa no digas eso, esto fue culpa mía, perdóname tu…
—No fue tu culpa Zack… Gracias por hacerme feliz.
Rosa puso su mano en el pecho del chico.
—No vayas a cerrar los ojos amada mía…
Rosa no pudo contener más el dolor de su espalda y cerró los ojos lentamente, mientras ponía una sonrisa. Dejando escapar de sus labios un dulce y delicado, y leve: Adiós.
Zack abrió la boca exhalando aire, pero no lo pudo contener, un grito de dolor se escuchó en aquella inhóspita llanura. El hombre desconsolado, por el ausente pulso de la muchacha, se intentaba arrancar el pelo y dejo caer goterones de lágrimas por sus cuencas. Sus gritos eran tan fuertes que aterraron a los jinetes, que venían a darle caza, y se echaban para atrás temiendo que los fuera a matar en un acto de venganza. Con cuidado Zack como último acto de amor, cogió la mano que había puesto la chica en su hombro y la tomo entre sus manos.
—Yo también te amo. Te juro que de aquí para adelante solo hare el bien y te amare a ti nada más.